Destino de Sangre (libro 13. Última Generación)

Cap. 40 Largo día

 

Punta Dorada, abril 2014

El incidente con Nicola  a quien más parecía haber afectado era a Luciano, pero Ángelo por quien estaba preocupado era por su mujer. Sin embargo, si bien Kelly dormiría toda la noche con el sedante que le había puesto Alessandro, quien no lo haría sería Ángelo, pues estaba seguro que ella iba a despertar en cualquier momento en medio de una crisis nerviosa, algo que no sucedió, y de hecho, en la mañana parecía haber olvidado por completo lo sucedido.

  • ¿Qué estás haciendo aquí, abogado? – le preguntó apenas abrió los ojos y lo vio
  • ¿Cómo te sientes? – preguntó él a su vez
  • Estaría mejor si no estuvieses allí mirándome como si estuviese a punto de morir

Ángelo juntó las cejas, pero decidió que era mejor no alterarla después de lo sucedido y se giró para marcharse. No obstante, Ángelo pensaría que o bien ella se había arrepentido del tono empleado o de lo que había dicho, porque lo detuvo, aunque pronto se enteraría que era por otra causa.

  • Espera – le dijo ella y él se giró con inmediatez – ¿Acaso intenté…?

Él entendió con rapidez el pensamiento de Kelly, así que se apresuró a tranquilizarla.

  • No bambina – pero luego no sabía qué decir, así que improvisó – Lo que sucede es que echo de menos verte dormir

Como ella no dijo nada desagradable, se arriesgó un poco más e inclinándose le dio un beso en la frente y luego sí abandonó la habitación. Un poco después, estaba terminando de rasurarse cuando Enzo llamó a la puerta.

  • Succede?
  • Algunos de tus parientes e incluso de los míos, parecen muy interesados en hablarte

Ángelo arrugó el entrecejo preguntándose la razón, porque aunque todos en aquella familia tenían por fuerza que consultarle diversas cosas, que varios quisiesen hacerlo al mismo tiempo no era lo usual. Se apresuró a alistarse y después de beberse el espresso se dirigió  al despacho.

  • Buongiorno Ángelo – saludaron varias voces
  • ¿Lo son? – preguntó él al ver las expresiones de la mayoría – ¿Y bien? – preguntó una vez que se sentó
  • Estamos preocupados, Ángelo – dijo Albano
  • Eso puedo verlo sin ayuda, así que adelantaríamos más si alguien me dice la razón

No obstante, fuera cual fuere el motivo, y aunque Enzo había dicho que todos parecían muy interesados en hablarle, el mencionado interés como que se había ido a paseo, porque lo que ninguno parecía era dispuesto a hablar, pero cuándo se disponía a preguntar de nuevo, Albano decidió contestar.

  • Por lo sucedido anoche

En este punto Ángelo se tensó, porque, aunque Albano y los Rossi podían haberse mostrado preocupados por la condición de Kelly, estaba bastante seguro que no era el caso de Nicola y Domenico por ejemplo, aparte de que para ese momento ya todos debían saber que ella estaba bien, de manera que su ordenado cerebro le dio la otra posible y casi segura razón. Luciano.

  • Creo que a todos nos quedó claro que Luciano tenía pésimas intenciones con Nicola, pero más allá de eso, nos quedó aún más claro que ese chico es peligroso
  • Por definición y dedicándose a lo que se dedica, debe serlo o esta familia estaría en muchos más problemas de los que ya está – dijo en tono frío
  • Y no solo lo entendemos, sino que estamos agradecidos del trabajo que hace, pero…
  • Su trabajo es protegernos, no agredirnos, tío – intervino Domenico
  • Si alguien tiene motivos de queja son sus propios compañeros y no ninguno de ustedes
  • Se los dije, no le importa si ese desgraciado nos mata – dijo Nicola, pero posiblemente tendría tiempo de arrepentirse al ver a Ángelo ponerse de pie y rodear el escritorio

Pietro había intentado moverse, pero tanto Marco Aurelio como Enrico lo habían detenido, mientras que Albano, aunque se había levantado también, no se movió.

  • Por mucho que te pese y sé que lo hace, eres mi hermano, Nicola y es una circunstancia que no podemos cambiar, pero te juro por la memoria de nuestro padre, que sí intentas acercarte a mi mujer y sin importar si tu intención es algo tan inocente como saludar, voy a sacarte el corazón
  • ¡Ángelo!

Él no se había enterado de quién lo había gritado y lo más probable era que ni lo hubiese notado, así como tampoco parecía ser consciente de que tenía su daga no solo apuntando al mencionado corazón, sino que un punto rojo ya podía apreciarse en la camisa de Nicola, razón por la cual Don Guido le hizo una seña a Enrico, pero quien se atrevería a intervenir sería Enzo.

  • Tú no quieres hacer esto, Ángelo – le dijo sujetando su brazo
  • ¡Fuera todos! – vociferó

Nadie tenía ganas de hacérselo repetir, de modo que abandonaron el despacho con mucha rapidez con excepción de Albano.

  • ¿No me escuchaste?
  • Lo hice, pero así como tú nos obligabas a Fedele y a mí a escucharte cuando habíamos hecho algún disparate, creo que me asiste el mismo derecho – dijo con calma, y como Ángelo no replicó sino que se limitó a mirarlo con hostilidad, decidió agregar – Podría entenderte si Nicola hubiese hecho algo mal, pero en realidad solo intentaba ayudar a Kelly, quizá y como dijo Damila, solo actuó de manera inconsciente, pero no era su intención hacerle ningún daño. De manera que me cuesta mucho entender qué les sucedió a ti y a Luciano, aunque tampoco espero una explicación y solo te pido que pienses lo que estás haciendo, porque independientemente de las razones que puedas tener para amenazar a Nicola como lo has hecho, sigo pensando que Luciano es peligroso y puede convertirse en un problema
  • No es así
  • Todos lo vimos acabar limpiamente con individuos que se supone son casi máquinas destructoras, Ángelo, y a pesar de que como dije le estamos agradecidos por lo que hace por la seguridad de nuestra familia, creo que cometes un error si olvidas de quién  es hijo ese chico. Y te equivocas al pensar que no tenemos de qué quejarnos, porque uno de los que resultó lastimado fue mi hijo.




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