Punta Dorada, mayo 2014
A mediados de junio, los Rossi recibieron con enorme alegría la noticia de que el pequeño Giuliano podría abandonar la clínica a finales de ese mes, algo que alegró a toda la familia, especialmente a Vittoria y a Cristian no solo porque eso significaba que el niño ya no corría peligro, sino porque habían retrasado el bautizo de Johan Enrico, a la espera de que su primito estuviese en casa.
Para Giulio también fue un gran alivio, porque según la obstetra, aquella situación de estrés que estaba viviendo Damila yendo a diario a la clínica, no era saludable, algo que Silvano había intentado por todos los medios a su alcance hacerle entender, pero la muchachita aquella era terca y no lo había logrado.
Si bien Silvano había seguido con sumo interés todo lo relacionado con el embarazo de Damila, cuando se enteró que eran gemelos, su preocupación se disparó, y en vista de que atormentaba a la obstetra después de cada control, Luciano decidió conversar con él.
Y así era como habían llegado al presente, con Luciano bajándose de un avión y trayendo consigo al que consideró el mejor especialista en el área, y con un Silvano muy satisfecho diciéndole a la obstetra que ese día sería otro médico quien examinaría a Damila.
Él aún no encontraba un buen motivo para que estuviesen haciendo aquello, y como ninguno de los dos se había molestado en explicarlo, era que estaba preguntando. Camilo y como era natural, una de las primeras cosas que había hecho era entrevistarse con el personal de la clínica después de leer sus expedientes, y no tenía motivos para dudar de la capacidad de la obstetra que atendía a Damila. Sin embargo, prestó atención aunque no le estaban respondiendo precisamente.
Después de eso, fueron por la pareja y cabría suponer que Luciano les dio a ellos una explicación convincente, pues no objetaron nada y se prepararon para el examen. En aquella ocasión, se le permitió a Silvano estar presente, algo muy fuera de lugar y de hecho el médico pensó que aquel posiblemente era un aventajado estudiante de medicina, aunque lo cierto era que Silvano había acumulado en los últimos meses, tal cantidad de información relacionada con los embarazos, que casi podría postularse para hacer una maestría en obstetricia y aprobarla con honores, algo que posiblemente terminaría por suceder.
Sin embargo, los temores de Silvano, al menos en aquel sentido, fueron disipados, pues aunque había visto todos los estudios hechos con anterioridad, en esta oportunidad pudo ver por sí mismo que los bebés estaban efectivamente bien, que presentaban un tamaño similar y pudo además escuchar los latidos de los corazones. Lo que no se pudo determinar fue el sexo, porque los muchachitos estaban en una posición que hacía imposible la tarea, así como tampoco si eran fraternos o idénticos, pues ya había pasado mucho tiempo y era difícil ver si eran una o dos placentas, pero siendo que tenían un tamaño acorde y similar, él dejaría de preocuparse. Después de eso se quedó más tranquilo, pero se aseguró de conseguir que Giulio lo autorizase a estar presente en los futuros chequeos para gran indignación de la obstetra a quien Silvano caía muy mal por su manía de perseguirla y de cuestionar todo cuanto ella decía.
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El último día de junio, unos emocionados Fredo y Damila salieron de casa con intención de ir por Giuliano. Angélica era quien se había quedado la última noche con el niño, de modo que no iba con ellos, pero cuando bajaron las escaleras para dirigirse al aparcamiento, vieron que casi todos estaban allí.
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Editado: 26.06.2022