Destino de Sangre (libro 13. Última Generación)

Cap. 47 Accidente

 

Punta Dorada, julio 2014

Kelly subió directamente a la habitación de Damila. La situación allí era caótica, pues apenas entró escuchó la voz angustiada de su hija.

  • Tenemos que llevarlo a la clínica, Fredo
  • ¿Mila? – dijo cuando llegó  a la puerta del baño
  • ¡Ma! – exclamó la chica lanzándose en brazos de su madre

Mientras intentaba tranquilizarla, Kelly vio que Giulio parecía estar vomitando hasta el alma, de modo que entendió la angustia de Damila y de hecho ella misma comenzó a preocuparse. Damila por su parte, intentaba hablar en medio del llanto, pero era poco inteligible lo que decía, así que Kelly dejó de prestarle atención y se dirigió a Fredo.

  • ¿Qué sucedió, Fredo?
  • No tengo idea, y a menos que sea más de lo mismo, ya sabes, por el embarazo
  • No creo – dijo ella pues hasta la fecha aquello no había sucedido – Tal vez haya comido algo en mal estado

Una vez que Giulio había dejado de vomitar, Fredo le acercó un paño húmedo y luego lo ayudó a llegar a la cama.

  • Ve por Alessandro, Cristian o quien sea – le dijo Kelly y Fredo salió a todo correr

Kelly hizo sentar a Damila y se acercó a la cama, colocó una mano en la frente de Giulio para comprobar que no tuviese calentura.

  • ¿Giulio?
  • Me alegra que hayas regresado – dijo él
  • Dime qué comiste anoche
  • Creo que… en realidad no recuerdo

Fredo llegó con Alessandro que venía sin chaqueta ni corbata, algo insólito en aquel sujeto y Kelly concluyó que debió estarse vistiendo, pero se hizo a un lado para que él pudiese examinar a Giulio mientras ella iba a  sentarse junto a Damila.

  • Ma, no vuelvas a hacer eso, Pa estaba desesperado y…
  • Cálmate Mila, ya estoy aquí – le dijo aunque ella pareció no enterarse porque siguió disparando palabras
  • … en realidad no hizo nada, esa estúpida mujer lo estaba fastidiando y…
  • ¡Mila!

Giulio levantó la cabeza al escucharla y tanto Alessandro como Fredo se giraron también, pues no era frecuente escucharla elevar la voz. Kelly atrajo la despeinada cabeza de su hija hacia su pecho dejándola llorar mientras pensaba que aquel enorme apego que sentía Damila por Ángelo era casi enfermizo. Damila amaba a su padre y a sus hermanos, pero lo que sentía por Ángelo, Kelly no sabía cómo calificarlo, y estaba segura que aunque el individuo fuese culpable del más horroroso crimen, su hija encontraría la manera de justificarlo.

  • Al menos a primera vista, no encuentro nada que justifique tu malestar, bambino – estaba diciendo Alessandro – Sin embargo, convendría hacerte algunas pruebas para descartar algún tipo de intoxicación alimentaria
  • Pero no tiene fiebre – dijo Fredo
  • Afortunadamente, pero igual creo que es mejor proceder como estoy diciendo – hizo una pausa y lo miró con atención – ¿Sientes algún otro malestar o dolor ahora mismo?
  • No
  • Bien, voy a terminar de vestirme, pero si me necesitas estaré abajo ¿bueno?

Giulio asintió y Alessandro abandonó la  habitación. Kelly se quedó con ellos hasta que Damila se quedó dormida.

  • Ve a descansar tú también – le dijo Giulio
  • Si no te importa, prefiero estar aquí cuando despierte
  • No creo que lo haga muy pronto, anoche no durmió nada
  • E imagino que tú tampoco
  • Kelly… no estaba allí y no sé con exactitud qué sucedió, pero estoy seguro que mi tío no sería capaz de engañarte
  • Podemos creer muchas cosas, Giulio – le dijo ella – pero eso no las hace necesariamente ciertas
  • Lo sé, pero en este caso es diferente
  • Yo pensaba que Giancarlo era diferente
  • ¿Recuerdas eso? – preguntó Giulio – Es decir, lo que sucedió con papá
  • He venido recordando muchas cosas, Giulio
  • Lo lamento, pero… tío Ángelo…
  • Créeme, sé lo que es y cómo es – lo interrumpió ella

Después de eso Giulio no sabía qué más decir, así que guardó silencio. Damila se removió inquieta e  intentó incorporarse.

  • No puedo respirar – dijo

Kelly se apresuró a acomodar las almohadas y la hizo recostarse de nuevo.

  • Últimamente se queja mucho de lo mismo – dijo Giulio en tono preocupado – Creo que…
  • No te preocupes – lo interrumpió ella – es normal, piensa que ya los bebés están más grandes y por tanto ocupan más espacio, lo que le dificulta estar acostada en forma completamente horizontal. En los próximos dos meses, la comida también será un problema y no me refiero a su habitual manera desordenada de comer, sino que por poco que coma siempre se sentirá llena, y en mi opinión, aunque sabemos que no va a escucharme, ya debería dejar de ir a la Universidad
  • ¿Por qué? – preguntó Giulio
  • Caminar ya va a resultar un trabajo pesado, así que subir y bajar escaleras le resultará difícil y cansado – le dijo y Giulio arrugó el entrecejo – Te sugiero no intentarlo por ese camino
  • No he dicho nada
  • Y no hace falta, esa arruga en la frente ya me lo dice todo




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