Punta Dorada, agosto 2014
Un momento antes de que todo el drama que estaba teniendo lugar en la sala de partos se iniciase, los que esperaban habían visto encenderse una luz sobre la puerta de la mencionada sala y lanzaron un grito ahogado. Aunque ya aquello no se estilaba en la mayoría de los centros asistenciales modernos, Camilo encontraba un detalle hermoso el hacerle saber a los parientes por medio de aquella luz, que el nacimiento ya había tenido lugar y el sexo del bebé, de modo que había decidido colocarlo sobre la puerta de la sala de partos.
Una vez que le habían dado la interpretación correcta a la luz, el alboroto no se hizo esperar, especialmente de parte de los Rossi y todos, en lugar de felicitar a Nicola a quien intentaban hacerlo era a un aturdido Ángelo como si en verdad aquellos niños fuesen sus nietos y no los de Nicola.
Kelly por su parte se había refugiado en brazos de Francisco Javier mientras que Sara lloraba en los de su muy emocionado marido; y Cristian solo repetía que no podía creerlo.
Sin embargo, como no salía nadie de la sala, comenzaron a preocuparse y Luciano pasó a informar, pues ya había cesado el escándalo inicial.
No obstante, mientras todos comentaban el asunto, los GA escucharon lo que estaba sucediendo y todos a una voltearon a ver a Luciano, pero si esperaban recibir alguna orden en el sentido de guardar silencio, o siquiera un gesto o una mirada, se equivocaron por completo, y de hecho, pensaron que el individuo iba a descomponerse. Piero fue el que actuó con mayor celeridad y con tanto sigilo como le fue posible, lo apartó del grupo familiar.
Paulo la tuvo más difícil con Fredo, pero afortunadamente tanto él como Gianpaolo no estaban cerca y la familia no notó el violento enfrentamiento entre Paulo y Fredo ni el que estaba teniendo lugar entre Daiki y Gianpaolo. Pero si bien Paulo logró reducir a Fredo y consiguió que lo escuchase, Daiki no tuvo la misma suerte y lo que sí tuvo que hacer fue noquear a su compañero.
Todos sabían que Daiki era una máquina destructora muy al estilo Luciano, de modo que tomaron nota mental de mantenerlo alejado de Gianpaolo por un tiempo prudencial.
En cuanto Luciano volvió de su momentánea abstracción, Piero se alejó tan de prisa como pudo.
Sin embargo, era obvio que Luciano podía estar de muchos modos menos tranquilo, y lo demostró cuando comenzó a correr, así que Piero fue tras él. En opinión de Camilo, aquellos niños tenían la pésima costumbre de ingresar a lugares donde se suponía no debían estar, y aunque por mucho tiempo se preguntó cómo era posible, hacía mucho que había dejado de hacerlo y lo había aceptado como otra realidad de la vida. En aquella oportunidad y estando tan ocupado como estaba, Camilo no los había visto, pero no se extrañó al escuchar la voz de Luciano.
El médico no tuvo ocasión de responder, porque en ese momento venía entrando Emilio en compañía de otro médico y casi los atropelló en su prisa.
Los azules ojos de Emilio se clavaron por un par de segundos en Camilo y fue evidente al menos para Luciano y Piero, que parecía querer asesinarlo.
Los GA pensaron casi del mismo modo, que aquello era algo que ellos habrían evitado mencionar al menos delante de Giulio por muy verdadera que fuese la afirmación, pero fue Luciano quien actuó de forma más racional acercándose a Giulio.
Luciano aprovechó diligentemente el hecho de que Giulio estaba tan desesperado que no había lugar en él para la ira ni para intentar acomodarle un puñetazo a Emilio, mientras que Piero la tuvo muchísimo más difícil con Silvano.
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Editado: 26.06.2022