Destino de Sangre (libro 14. Familia)

Cap. Cumpleaños y... ¿sorpresas?

 

Punta Dorada, agosto 2017

A las cuatro de la tarde todos estaba a punto para la celebración y lo único que faltaba era que sus altezas reales hiciesen acto de presencia, así que aunque los niños alborotaban por toda el área, en cuanto Giulio y Damila aparecieron con los gemelos, todos corrieron hacia ellos.

Originalmente la celebración tendría lugar en el jardín, pero a raíz del reciente atentado en contra de los gemelos Genovesse, habían decidido efectuarla en el área de la piscina que estaba a cubierto. Aquello le parecía a Ángelo una terrible idea, porque teniendo en cuenta la inquietud de la mayoría de los niños, estaba seguro que alguno o varios de ellos terminarían cayendo sin remedio al agua. No obstante, Fredo resolvió el asunto haciendo traer e instalar una barda que impediría el anunciado desastre, y además, como conocían de primera mano la habilidad de muchos de ellos, un grupo de BA estaba apoyando a los encargados de la seguridad de los angelitos y estaban diseminados alrededor de la barda para evitar accidentes.

Todo se estaba desarrollando con la tranquilidad que cabía esperar con tantos chicos correteando por allí, y el único que no parecía especialmente contento era Giulio, pues él había planeado otras cosas que incluían la instalación de muchos juegos que de ninguna manera pudieron ser instalados en el interior por muy amplio que fuese el espacio.

El primer problema se presentó de la mano de Johan y de Giuliano. Los primos tenían la misma edad, pues ambos habían nacido en abril con una semana de diferencia, y normalmente se llevaban bien, pero ese día Johan decidió quitarle un dulce a Bárbara y Giuliano montó en cólera. Evidentemente y siendo tan pequeños, no era que pudiesen hacerse mucho daño, pero Giuliano y aunque la mayor parte del tiempo estaba riendo por una cosa o por otra como había acostumbrado hacerlo su madre, cuando se molestaba por cualquier cosa, era cuando todos recordaban que era hijo de Fredo, pues la emprendía a golpes contra cualquier cosa o persona que desatase su ira. De manera que en cuanto Fredo notó lo que estaba sucediendo, corrió hacia Giuliano con la intención de resolver el asunto, pero su retoño estaba en total desacuerdo y comenzó a patearlo a él.

  • ¡Giuliano Alfredo! – exclamó Giulio y las respiraciones se detuvieron – Tranquilízate y deja de gritar y golpear a tu padre

Algunos de los presentes, léase la generación de Fabiano que incluía a los gemelos Genovesse y a Luigi que habían sido los más problemáticos, se sintieron lanzados hacia sus propias infancias, pues les pareció estar escuchando a Ángelo y diciendo más o menos lo mismo con el mismo resultado, porque si bien Giuliano no se había mostrado inclinado a obedecer a Fredo, en cuanto escuchó a Giulio, pareció convertirse en una estatua de mármol. Giulio se acercó a ellos y se inclinó hasta quedar a la altura del niño.

  • ¿Qué sucedió, bambino? – le preguntó y el chico miró con ira a Johan
  • Él pega a Nina

Siendo que los gemelos y Giuliano se pasaban la vida juntos y que Pierangeli parecía que tendría un carácter copiado hasta en el último de los detalles de su progenitor, solía enfurecerse por cualquier cosa imaginable, y siendo pequeños los tres, desde los primeros altercados, Giulio se había esforzado en hacerles entender a los varones, que no debían golpear a la niña, y aunque no había tenido suerte en hacerle entender a su hija que tampoco debía golpear a sus hermanos, los chicos sí parecían haber entendido el asunto y de allí la reacción de Giuliano.

  • ¿Johan? – dijo Giulio elevando una ceja
  • No, Nina pega mi – dijo el chiquito

Giulio se giró y vio a la señorita Genovesse tranquilamente sentada comiéndose el problemático dulce. Como habría sido poco menos que imposible aclarar el asunto, pues los tres estaban muy pequeños como para dar largas explicaciones, Giulio lo intentó con Johan.

  • Johan, aunque Nina te haya golpeado, tú eres un chico y no debes pegarle a ella ¿bueno?
  • Duele – dijo el niño señalando algún lugar de su cabeza y cuando Giulio miró con atención, en verdad tenía una pequeña herida en la misma y Vittoria ahogó una exclamación

Giulio se frotó la frente y Ángelo que había estado observando todo el asunto pero sin intervenir, pensó que si bien Giulio estaba perfectamente capacitado para estar al frente de los negocios familiares, definitivamente le faltaba mucho para poder hacer frente a las crisis con los niños, así que se puso de pie, pero Kelly lo detuvo.

  • Déjalo, abogado
  • Lo van crucificar, bambina
  • Claro, y quieres ser tú el crucificado ¿no?
  • Bambina…
  • Siguen siendo tu familia y no dejarás de preocuparte por ellos, pero deja que la generación de relevo se ocupe, pues ya es hora de que tú descanses
  • Me estás llamando viejo – dijo él
  • Solo si viejo fuera sinónimo de necio arrogante que piensa que solo él puede hacerse cargo de todo

Finalmente y estando ocupado discutiendo con su mujer, Ángelo no se enteraría cómo finalizaría el asunto, pero un momento después los niños estaban de nuevo jugando y corriendo por todas partes.




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