Destino de Sangre (libro 14. Familia)

Cap. 10 Familia

 

Punta Dorada, agosto 2017

Aunque Luciano había entendido que tenían un problema, en ese momento Damila estaba llamándolos a todos pues los gemelos iban a apagar las velitas de su pastel, de manera que le dijo a Dante que en cuanto esto sucediese, saldría para allá. Después del habitual cumpleaños, los niños apagaron las velas y fueron de nuevo felicitados por sus parientes.

  • Tanti auguri la mia principessa – le dijo Ángelo apretándola contra su pecho

Mientras estaba en ello, también estaba pidiendo a quien correspondiese que retrasase lo más posible el momento en que la bebé dejase de serlo, pues después de la reciente conversación con Luciano, en verdad no quería que su niña dejase de serlo alguna vez. El último en acercarse a los gemelos había sido Luciano, y después de felicitar al varón, alzó a Pierangeli.

  • Ya es usted toda una señorita – le dijo haciendo que Ángelo quisiese golpearlo

Un momento después, Luciano se escabulló sin despedirse de nadie, aunque con la intención de volver más tarde y cuando ya los niños estuviesen en sus habitaciones, algo que no podría hacer.

Una vez que habían obtenido el nombre del sujeto para quien trabajaba el grupo que había atacado a los gemelos Genovesse, los informáticos habían iniciado la búsqueda y el informe inicial no aclaraba mucho.

Natalio González, nacido en El Valle el día 15 de marzo de 1980. Hijo de Natalia González y padre desconocido. Asistió a una escuela pública, y aunque llegó a la universidad, abandonó antes de concluir una carrera. Había un espacio en blanco en los informes oficiales, pero Yuri que como ya se ha dicho era tremendamente obsesivo, se había pasado los dos últimos días sin dormir y hurgando en todos los lugares imaginables hasta dar con lo que había estado haciendo el señor González y dónde, en ese espacio de tiempo. Entre tanto el grupo de BA asignado para investigar en los negocios que el sujeto aquel tenía en El Valle, reportaron que si bien y en efecto, era propietario de varios locales dedicados al entretenimiento nocturno como había dicho el prisionero, también tenía una actividad mucho más productiva, pues era uno de los muchos que había estado, fastidiando a los Tornattore intentando inmiscuirse en el tráfico y distribución de droga, y en cuanto los Tornattore habían sido borrados del mapa, Natalio que parecía muy astuto, se estaba alzando con rapidez como el nuevo capo de la droga en El Valle. Hasta allí, no les había sorprendido mucho, pues sabían que Tornattore había venido librando una dura batalla con quienes querían participación en aquel lucrativo rubro, pero siendo que no era el de los Del Piero, habían prestado escasa atención a los nombres de los involucrados en aquella batalla. Llegar hasta Natalio parecía algo de más difícil consecución, porque al parecer nadie lo veía nunca salvo un sujeto de nombre Fausto Cattaneo.

Cuando aquel nombre había saltado en los buscadores, Luciano había experimentado una desagradable sensación, pues recordó con claridad meridiana aquel apellido, porque era el de uno de los hombres de confianza de su padre. Pietro Cattaneo había sido una figura muy presente en la infancia de Luciano y no de la mejor manera, porque era quien solía llevar a Giacomo los informes del bambino, de modo que para Luciano aquel había sido el responsable de más de una de las palizas que le propinó Giacomo. No obstante, hizo eso a un lado y esperó por el resultado de las investigaciones, pues en cualquier caso aquel individuo no podía ser de ninguna manera el que vivía en sus recuerdos, aunque bien podía tratarse de un pariente como en efecto sería. Esa misma mañana, y cuando esto último se había confirmado, él había autorizado la captura del hombre, pero sabiendo que aquello podía demorar porque este era casi tan inaccesible como el otro, se había contentado con dar la orden y se dispuso a esperar.

Quien se había hecho cargo de la operación había sido Dante, algo que aunque garantizaba rapidez, Luciano seguiría pensando que no sería tanta, razón por la cual y mientras iba en camino a la base, pensó que debió imaginar que tratándose de un atentado en contra de dos compañeros, Dante duplicaría su velocidad para hacer las cosas. Otra garantía de la mencionada rapidez, era que el equipo que había llevado de apoyo era especialmente veloz, pero cuando estaba a punto de iniciar el repaso mental de las habilidades de los chicos, se detuvo, pues estaba llegando a la base.

Lo primero que notó al ingresar al edificio, fue las miradas de aprensión de individuos como Fabrizzio y Alberto, así como el silencio muy poco habitual de los chicos que habían participado en la misión y que estaban alineados en el pasillo. Sin embargo, no dijo ni preguntó nada hasta encontrar a Dante y Astor.

  • Heme aquí – le dijo – ¿Cuál es la novedad?
  • Lo encontramos
  • Lo supongo – dijo al ver que él no agregaba nada más, algo de por sí insólito tratándose de Dante
  • El sujeto en cuestión es pariente del que mencionaste, su sobrino para ser más exactos, pero...
  • ¿Pero?
  • No solo lo hallamos a él, sino al otro también
  • ¿Y eso es malo por?
  • No dije que lo fuera, aunque…
  • ¡Con un demonio Speedy! – le dijo sujetándolo por un brazo y los demás se tensaron – Termina el maldito informe
  • Lucky…




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