Cap. 17 ¿Posibilidad o certeza?
Punta Dorada, septiembre 2017
El tenso momento que se había suscitado se relajó un poco en cuanto entró Fabiano con Don Guido.
- Te dije que estaba bien, bambino – dijo el hombre y Ángelo asintió girándose de nuevo hacia Luciano
- ¿Y bien?
- Quiero dejar constancia que esto me parece un ejercicio inútil
- Pero como no estoy pidiendo tu opinión, te limitarás contestar y a darme la información correspondiente
- Bien, como quieras. Todo lo que escuchaste hace un momento ya fue constatado – dijo y al menos los GA estaban bastante seguros de que Luciano había tenido a los informáticos trabajando sin descanso en los últimos días – Sin embargo, en el relato de Natalio hay algunos vacíos…
- ¡¿Algunos vacíos?! – vociferó Nicola haciendo que Ángelo se girase
- Albano – dijo y los dos portadores del nombre prestaron atención – Si alguien en esta sala vuelve a hablar sin mi autorización, sácalo de aquí – ordenó y esto aclaró a quien se dirigía
- Sí, tío – dijo el gemelo y Ángelo volvió a fijar su atención en Luciano
- Explícate
- Por ejemplo, que el niño que tuvo Binca Di Castello era hijo de Domenico y no de Paulo – dijo y fue audible que todos ahogaban una exclamación
- ¿Hay algún registro que lo pruebe?
- No, y de hecho el único registro que existe, señala a Paulo como el padre
- ¿Pero?
- Los Del Piero eran la familia más importante de aquel lugar y dueños de la plantación más grande de la zona, razón por la cual la vida de todos sus miembros está bastante bien datada. Nicola Del Piero tuvo tres hijos varones, a saber, Domenico, Agostino y Paulo, y una sola hembra de nombre Chiara. Según las crónicas, Domenico era un probadísimo mujeriego mientras que Paulo quería ser sacerdote. En los archivos de la parroquia se conservan algunas cartas en las que el chico manifestaba su intención de ingresar a alguna orden religiosa, y aunque todo indica que siendo quien era había muchas posibilidades de que lo admitiesen, después de lo sucedido abandonó Mesina y aparte de que nadie volvió a saber de él, tampoco encontré evidencia de que hubiese ingresado a ninguna orden religiosa, algo lógico, porque sí la hay de que se fue con Pietro a Trieste dejando su apellido y sus intenciones atrás, pasando a ser Paulo Di Castello, de manera que Natalio se equivoca al pensar que el Paulo del que encontró registro en Trieste, fuese del nieto de Pietro.
Aunque las opiniones de los que escuchaban estaban divididas entre los que pensaban que si aquello era cierto, constituía una prueba irrefutable de que los Di Castello eran entonces unos Del Piero, y los que seguían pensando que no había pruebas reales de eso, nadie dijo nada.
- ¿Y por qué iba a hacer algo así? – preguntó Ángelo
- Eso ya está más difícil de establecer, AG
- ¿Me permites, tío? – preguntó Nino y él asintió – Independientemente de las razones que puedas tener para sustentar tu opinión acerca de que él no era el padre de la criatura ¿no podría ser que en realidad sí lo fuese y que por eso cambiase de parecer con respecto a ser sacerdote?
- Podría, pero lo dudo – le contestó Luciano – porque me inclino a pensar que su decisión y si bien pudo obedecer a lo sucedido, no fue porque tuviese responsabilidad en esa paternidad, sino por decepción, ya que también hay registro de algunas cartas, aunque son pocas las que se conservan en buen estado, en las que pedía audiencia con el Obispo y solo encontré una en la que lo que exponía era su indignación por las condiciones inhumanas en las que se hallaban las detenidas, así como su decepción de una iglesia que pregonaba amor, comprensión y conmiseración por el prójimo mientras que trataba a sus criaturas de aquella brutal manera. Pero adicional a lo anterior, y aunque normalmente es difícil de establecer, porque para la época que nos ocupa no se llevaban los registros de nacimiento con tanta fidelidad como en el presente, como dije antes los Del Piero eran importantes, y según el libro de registros de bautismos y sabiendo que los mismos se efectuaban generalmente muy poco tiempo después del nacimiento, la edad aproximada de Paulo para el momento de los hechos, podría oscilar y dando un margen amplio, entre los catorce y los dieciséis años
- Pero ya a esa edad podría haber engendrado – dijo Albano recordando su propia experiencia
- Claro, y se sabe que en muchos casos los herederos de familias importantes así como los pertenecientes a distintas dinastías reales, eran casados a muy temprana edad y efectivamente muchos engendraban pronto, pero sigo permitiéndome dudarlo en el caso de un chico que según los registros que se conservan, era descrito como muy piadoso, algo que traducido, quería decir que se pasaba la vida arrodillado rezando o leyendo salmos o cualquier otra cosa que lean los sacerdotes, y con poco tiempo y mucho desprecio por las diversiones o actividades licenciosas como era calificada casi toda actividad humana y común.
- En cualquier caso creo que es irrelevante quién haya sido el padre si el mismo era un Del Piero ¿no? –dijo Giulio
- ¿Genovesse? – dijo Nicola y Ángelo lo miró asintiendo con cansancio pues no podía negarle su derecho a hablar aunque lo que dijese nunca era agradable – Nada de lo que están diciendo puede ser probado
- Nicola tiene razón – dijo Luciano para sorpresa de la mayoría incluido el mismo Nicola – y…
- Y los dos se equivocan – dijo Silvano, pero antes de continuar miró a Ángelo – ¿Puedo hablar?
- Avanti, bambino
- Gracias – le dijo y luego miró a Luciano que estaba segurísimo de que dejar a hablar a aquel chico era una mala idea en casi cualquier circunstancia – Dudo mucho que precisamente tú que pareces estar al tanto de todos los avances tecnológicos y científicos incluso antes de que se den a conocer públicamente, no sepas que si se puede probar casi cualquier cosa en esta materia
- ¡Están muertos! – exclamó Nicola entendiendo por donde venía Silvano – ¡Todos! ¡Desde hace siglos!
- Seguro, pero según nuestro huésped, las sepulturas de todos ellos se conservan en Trieste, y si sabes todo lo que sabemos que sabes – puntualizó mirando a Luciano – seguro que ya comprobaste eso también ¿no es así?
- ¿Luciano, existen esos sepulcros? – preguntó Ángelo
- Existen – reconoció él después de unos segundos
- ¿Silvano? – dijo Ángelo y él entendió que pedía explicación acerca de las posibles comprobaciones pues hasta la fecha y cuando había sido necesario, disponían de individuos vivos a través de los cuales comprobar los parentescos dudosos, pero aun agregó – ¿No bastaría con hacer la comprobación entre Luciano y cualquier miembro de esta familia?
- AG – intervino Luciano dedicándole una mirada de clara advertencia a Silvano – ¿Para qué quieres hacer esto? Yo…
- ¿Para qué? – preguntó a su vez con incredulidad – ¡Podrías ser un Del Piero, niño!
- Algo que para mí, no necesita comprobación – dijo Giulio
- Seguro, siempre he sostenido que exhibe muchas de tus discutidas y agradables características, tío – agregó Silvano en tono burlón pues había mortificado a Luciano con eso cada vez que podía, pero los dos individuos lo ignoraron
- Me parece una pérdida de tiempo por muchos y muy variados motivos, comenzando porque saberlo no cambiará nada – dijo Luciano
- ¡Ah sí, sí cambia muchas cosas! – dijo Ángelo – Te recuerdo que ya yo pasé por eso
- ¿Y crees que yo quiero hacerlo?
- ¡No te lo estoy preguntando!
- Pero deberías, porque repito que eso no va a cambiar nada. Nicola seguirá odiándome y planeando la mejor forma de quitarme la cabeza; Domenico y aunque sabe que puede confiar en mí, no por eso me querrá más, pues también sabe que puedo fastidiarle las cosas si no las encuentro seguras. La relación entre el bambino y yo no la va a modificar el resultado de un test de ADN. Los Genovesse y los Rossi, y al menos en su mayoría, seguirán viéndome como el individuo antipático que ciertamente soy. Y tú seguirás pensando que soy un cretino infeliz que solo existe para hacerte la vida miserable, pero en el que puedes confiar para mantenerte el camino limpio y seguro. Así que no fastidies y déjame ir a ocuparme de lo verdaderamente importante.
- Ser un Del Piero trae consigo responsabilidades y derechos
- Las responsabilidades ya las tengo y los derechos no los necesito – porfió él
- La cuestión es que no puedes renunciar a ellos
- AG – dijo llevándose una mano a la frente como lo hacía él – Te recuerdo que ya poseo un paquete accionario que me da derecho a asistir a las reuniones del directorio. Don C me confirió el derecho de asistir también a las reuniones familiares ¿Qué otra cosa quieres endilgarme? Porque según y cómo yo veo las cosas…
- Tienes derecho a llevar nuestro apellido
- Algo que ni siquiera sabemos si…
- Señores – dijo Silvano y ambos lo miraron aunque solo uno quería acomodarle un puñetazo – Si me permites tío, como intentaba decirte antes, tal vez no podamos establecer con certeza la paternidad de Paulo, aunque pienso que sí, pero lo que sí se puede determinar es la pertenencia a una determinada línea paterna a través del uso de marcadores autosómicos del cromosoma Y. Éstos cromosomas permiten establecer relaciones patrilineales porque este cromosoma se hereda casi sin recombinación – Silvano se detuvo al notar que casi todos lo miraban como si tuviese dos cabezas – Bien, creo que no entendieron – dijo y como así era, agregó – La cuestión es que existen formas de establecer si los restos que reposan en esas sepulturas son de un Del Piero.
- Bien, ocúpate tú de eso – le dijo Ángelo
- Escucha AG – intentó de nuevo Luciano – si lo piensas bien, este es un parentesco muy discutible, porque asumiendo que pudiesen comprobar que Paulo Di Castello era efectivamente Paulo Del Piero como todo parece indicar, imagina con cuanta sangre se habría mezclado la suya desde entonces
- A menos que seas sordo y sabemos que no lo eres – intervino Silvano de nuevo – te repito lo importante, casi sin recombinación – dijo con una sonrisa burlona – Nada qué hacer, hermano – concluyó