Destino de Sangre (libro 14. Familia)

Cap. 20 Desenterrando recuerdos

 

Punta Dorada, septiembre 2017

Las organizaciones de corte militar como el Grupo Alfa, se rigen por un sistema jerárquico y es de vital importancia que todos sus miembros se ciñan a la línea de mando, algo que comienzan a aprender los niños desde que inician su entrenamiento. Hasta la fecha el GA había funcionado sin problemas en ese sentido incluso cuando Luciano abandonó temporalmente la jefatura del mismo. Sin embargo, después del interrogatorio de Natalio y la orden emitida por Ángelo, los chicos supieron que estaban en muchos problemas.

Organizacionalmente, Luciano era el comandante en jefe del grupo y obviamente le debían obediencia, pero también estaban al tanto que igualmente se la debían a Ángelo, lo que convertía a aquella en una situación muy complicada, porque si bien los alfa tenían una formación militar, aquella organización en realidad no era una, sino que se trataba de un ejército privado que pertenecía a los Del Piero y Ángelo era su dueño.

Por todo lo anterior y una vez que la familia se marchó, Dante citó a una reunión urgente.

  • Estamos en problemas, señores – comenzó
  • Querrás decir que tú lo estás – dijo Mauro
  • No seas necio, Bite – escucharon a Bianco -  sí él lo está, desde luego todos lo estamos
  • ¿Alguna sugerencia? – preguntó Dante
  • Según y cómo yo veo las cosas, vas a morir sí o sí – dijo Albano que había decidido quedarse – porque si desobedeces a tío Ángelo, él ordenará tu ejecución sumaria, y si lo obedeces, quien lo hará será Lucky
  • Analicemos, caballeros – dio Alberto que generalmente hablaba muy poco – si Speedy obedece a AG, Lucky no tendría por qué hacerle nada, porque técnicamente él no estaría incumpliendo ninguna norma
  • Claro, pero aunque legalmente fuese así, conocemos lo suficiente  Lucky como para saber que con razón o sin ella, va a despacharlo lo mismo si en su opinión, que por lo demás es la única que le importa como a todo Del Piero, Speedy lo está traicionando – opinó Astor
  • Aun no sabemos si lo es o no, Thor – escucharon a Paulo que desde que la gemela comenzó a hablar, no llamaba a Astor de otra manera
  • Si serás necio, Dark – le dijo – Que tú…
  • Dov’è Thor? – escucharon y a pesar de la situación todos rieron
  • Creo que su alteza espera que detengas la tormenta Thor – dijo Dante a quien parecía importarle poco el futuro de su cabeza ante la posibilidad de molestar a alguien
  • Como intentaba decir – siguió Astor con los dientes apretados – que tú no lo aceptes o no lo creas, no lo hace menos cierto, Dark
  • Vamos a calmarnos – dijo Albano – Por lo pronto, te sugiero hacer lo que se te ordenó, Speedy
  • No – escucharon a Fabiano – lo que vas a hacer es lo siguiente. Vas a montar al miserable ese en un avión, te lo llevas a El Valle y lo encierras en -0
  • ¿Qué sucede contigo, Biano? – preguntó Albano muy molesto – No puede desobedecer a tío Ángelo
  • Y no lo estará haciendo – escucharon otra voz conocida y tan desquiciada como la anterior – porque tío Ángelo solo dijo que se “encargara” del sujeto, y siendo que no fue más específico en el encargo, entonces Speedy no estará cometiendo ninguna falta
  • ¿Y más o menos qué ganaríamos con eso, Ícaro? – preguntó Fabrizzio
  • Tiempo – dijeron los dos incordios
  • Ice – dijo Dante – ¿Podemos contar con tu discreción?
  • ¿En qué sentido?- preguntó éste

Al escucharlo todos sonrieron, pues aquello significaba que así era y que por su parte haría como si no hubiese escuchado nada.

No obstante, las cosas podían complicarse, porque al día siguiente Ángelo pidió hablar con Dante, de modo que él se presentó en Aravera inmediatamente, pero tuvo que esperar que el furioso Gianni abandonara el despacho.

  • ¿Señor? – dijo en cuanto pudo entrar
  • Ayer le di una orden – comenzó él
  • Sí señor, pero aún estamos interrogando al detenido para asegurarnos de posibles conexiones o planes en marcha – dijo él antes de dejarlo concretar la idea y mintiendo con mucha convicción, pues ya Luciano se había encargado de eso
  • Bien, antes de hacer cualquier cosa, hágame saber los resultados de la investigación
  • Sí señor, pero ¿puedo preguntar algo? – y Ángelo se frotó la frente pero asintió – ¿Qué debo decirle a Lucky? Porque usted lo conoce mejor que yo y sabe que su intención es…
  • Cassavacchi – lo detuvo – yo me encargo de Luciano
  • De acuerdo, pero tenga presente que no podré cumplir con lo que me está ordenando si él…
  • ¡Speedy! – escuchó al coro de voces que le gritaba por los DTR, pero él era lo suficientemente inconsciente como para ignorarlos a todos
  • … decide despacharme, porque no tengo idea de cómo cumplir con las órdenes desde el más allá
  • ¡Fuera! – vociferó Ángelo y ya Piero había abierto la puerta con la intención de sacar al muy necio, porque si no sería Ángelo y no Luciano quien prescindiría de su discutida cabeza




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