Destino de Sangre (libro 14. Familia)

Cap. 33 Futurista

 

Punta Dorada, agosto 2018

Franco estaba en una gradería del patio central, enfrascado en la resolución de unos ejercicios. El por qué aquel chico decidía hacer sus deberes en los lugares más insólitos, era algo que nadie había descubierto todavía, pero lo que sí sabían, o al menos lo sabían los instructores, era que así como era bueno para causar los más escandalosos líos, era obsesivamente disciplinado para el aprendizaje fuese físico o académico.

  • ¿Qué haces, Rossi? ¿Acaso quieres morir deshidratado? – escuchó
  • No es asunto de nadie si así es – contestó en forma distraída
  • Uyyyyy – dijeron varias voces
  • Parece que el nene no está de humor hoy – dijo otra voz que Franco identificó de manera inmediata y elevó la cabeza
  • Te sugiero buscar en qué ocuparte, pero lo más importantes es que lo hagas lejos de mí, Candy – dijo en tono monocorde pero mirando al sujeto en cuestión de forma peligrosa
  • No puedes darme órdenes, nene – le dijo el chico – porque técnicamente soy tu superior

El grupo de chicos que acompañaba al que Franco se había dirigido, los miró a los dos con expectación. Aquel era el grupo de miembros más jóvenes del programa y estaba compuesto por Andrik Boishevik quien acababa de cumplir dieciséis años y a quienes todos llamaban Snow debido al color de sus cabellos. Jaro Zaritsev a quien sus compañeros habían apodado Candy por dos motivos antagónicos, uno por su adicción a los dulces, y el otro por su nula simpatía; Jaro también estaba próximo a cumplir dieciséis años y había ingresado al programa de la mano de los gemelos Genovesse, quienes lo encontraron a punto de ser masacrado por unos niños ricos cuando Jaro intentaba colarse en su coche en una de las carreras callejeras en las que Albano y algunos otros miembros del GA participaban cuando podían. Teóricamente, Jaro era hijo de una bailarina rusa y de un marinero de carga, pero ni recordaba a su padre ni quería saber qué había sido de su progenitora de quien lo único que recordaba eran las palizas que le daba para que buscase el modo de procurarse comida y no la fastidiara cuando llegaba cansada a casa.

El otro presente era Aren Durs, un chico de quince años de origen presumiblemente noruego a quien todos llamaban Liberty por su defensa a ultranza de la libertad. Aren había sido el último chico en ingresar al programa procedente de las manos de Falcone. Aren no estaba muy seguro de dónde había nacido, aunque sí de no haber hecho más que nacer en cualquier lugar donde eso hubiese ocurrido, porque sus recuerdos más remotos lo ubicaban en una celda en algún incierto lugar de África. Aren no recordaba a sus progenitores, aunque evidentemente los había tenido, pero en sus memorias no figuraban sus rostros y a los únicos que podía recordar era a otros niños que compartían su misma situación. En algún momento comenzaron a llevarlos para trabajar a lo que llamaban las minas, y aunque por definición aquello involucraba la extracción de algún mineral, él no recordaba de cuál. Lo cierto era que en algún momento había escapado y en su opinión y suponiendo que hubiese un Dios, debió decidir que merecía vivir, porque se encontró con grupo de turistas que lo socorrieron y lo llevaron al hospital. Después de eso su destino era un orfanato, pero también escapó del hospital y se metió de polizón en un barco en el que llegó a España; de allí pasó a Cerdeña y ahí se le acabó la suerte, pues el barco en el que se metió era uno de los de Falcone. No obstante, Aren le tenía un auténtico terror a ser encerrado de nuevo, y como eso fue lo que hicieron, comenzó a dar toda clase de problemas hasta que le propinaron una brutal paliza y lo dejaron tirado cerca de las riberas del Aray donde fue hallado por el grupo de Gino y llevado a las instalaciones de El Valle, y posteriormente, una vez que Luciano habló con él, fue trasladado a Punta Dorada.

Y el último integrante era Zahir Kazim a quien en principio Dante había apodado Lázaro, pues cuando lo habían encontrado, estaban seguros que el pequeñísimo individuo estaba muerto, de manera que lo habían subido al avión con la intención de darle sepultura, pues no podían hacerlo en ese momento y Luciano se negaba a dejarlo ahí tirado, pero el asunto fue que cuando volaban camino a casa, el muchachito dio un brinco que sobresaltó a Dante que era quien estaba más cerca.

  • ¡Wow, wow! – exclamó
  • ¡Madre mía! – exclamó Bruno
  • Pues si fuese tu madre…
  • ¡Cállate, Dark! – le ordenó Astor – Lucky, tenemos algo… extraño aquí – dijo
  • Tienes dos cosas extrañas allí atrás – contestó él refiriéndose a Dante y a Paulo – así que si no eres más específico…
  • Lo que sucede es que el muertito está bastante vivo, y considerando dónde lo hallamos, creo que tenemos un nuevo Lázaro – dijo Dante

Aunque el lugar, ciertamente no había sido el mismo de la historia a la que hacía referencia Dante, pues lo habían encontrado en el desierto de Dubai después de una operación que involucraba el desbaratarle un importante negocio a los Madonia, Dante era Dante y siempre sostenía opiniones muy arbitrarias. No obstante, el apodo no sobrevivió, ya que Zahir tenía una obsesión por los astros y sustentaba teorías del todo descabelladas con relación a los planetas y al universo en general, de modo que terminaron llamándolo Galileo, y a la fecha tenía catorce años.




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