Destino de Sangre (libro 14. Familia)

Cap. 42 Licencia

 

Punta Dorada, diciembre 2018

Los niños terminaron acostándose casi al amanecer, hasta los más pequeños pues siendo tantos, la apertura de regalos se hizo eterna.

Aunque Franco estaba tan acostumbrado como sus hermanos y sus primos, a recibir muchos regalos en fechas señaladas como aquella, lo que no esperaba era que los hubiese en esa ocasión debido a que llevaba un año fuera y nadie lo esperaba; tal vez le habría extrañado menos si solo los hubiese recibido de sus padres y hasta de su padrino pero hasta ahí; sin embargo, se encontró con que todos se habían acordado de tenerle su regalo como si no se hubiese ido nunca. No obstante, los regalos que le habían hecho y en su mayoría, casi le causaron risa, pues se trataba de juguetes casi todos, algo que ciertamente ya no le interesaba, y de los mismos los únicos que seguían contando con su atención y posiblemente siempre sería así, eran los carros o naves a control remoto, aunque era muy improbable que volviesen a verlo correteando por la casa o el jardín con ellos.

En algún momento intentó hablar con su hermano, pero Pierangeli no parecía dispuesta a dejarlo moverse de donde ella pudiese verlo, así que tendría que dejar eso para más tarde.

Finalmente, a eso de las 04:30 de la mañana, las madres de los niños juzgaron conveniente que se fuesen a sus camas, y aunque algunos protestaron pues o bien querían seguir jugando con sus nuevas posesiones, o aún no habían tenido oportunidad de verlas o probarlas todas. Sin embargo, las mujeres se mostraron inflexibles y los padres no se metían en aquello.

Después que Giulio, Fredo y Damila dejaron a sus hijos en las cunas, Luciano y Silvano entraron a despedirse de ellos.

  • Como supongo que hoy no quieres escuchar ninguna historia, solo vine a darte las buenas noches – le dijo Luciano a Pierangeli

La niña le sonrió y él se inclinó para darle un beso en la frente. Ya Luciano le había advertido a Silvano que no hiciese un infantil escándalo y él no lo hizo.

  • Papá – detuvo la niña a Luciano cuando ya se dirigía a la puerta
  • Franco non va
  • No justo ahora, pero debe volver a la escuela – le dijo, y sin agregar nada más, se marchó
  • Ahora Piera, debes dormir porque…
  • No
  • Vamos Piera, tus padres van a molestarse si…
  • Te vas – dijo ella interrumpiéndolo
  • Bueno sí, pero ya escuchaste a Lucky, no me voy  justo ahora y podré despedirme antes de marcharme
  • Va bene, ma voglio che tu mi parli della scuola [1]
  • De acuerdo, te puedo contar un poco, pero promete que vas a dormirte
  • No quiero
  • Pero debes
  • Dormida non posso vederti – le dijo y Franco sonrió
  • Me verás mañana
  • Tu non vuoi [2]
  • Por supuesto que quiero verte, por eso estoy aquí
  • Raccontami, ¿hai ammici? [3] – le dijo cambiando drásticamente de tema y acomodándose en la cuna
  • Algunos, sí

Franco estuvo hablándole un rato de los chicos y Pierangeli, que conocía algunas palabras en otros idiomas como el inglés y el francés pues Giulio seguía hablándoles en todos ellos, juntó las cejas al escuchar que alguien se llamaba Candy o Snow.

  • No es que esos sean sus nombres – le dijo él – pero así los llamamos. Mmmm… es como Dark, Ghost o Suchi, sabes que el nombre de Dark es Paulo ¿no? – le preguntó y ella asintió – Bien, lo mismo sucede con Snow cuyo nombre es Andrik o con Candy que en realidad es Jaro –concluyó y ella comenzó a reírse
  • È un dolce
  • ¡Ja! Créeme, no lo es

Eran alrededor de las 05:15 cuando la gemela finalmente se quedó dormida, sin embargo, Franco no abandonó la habitación, sino que se quedó allí mirándola hasta que lo venció el sueño. De manera que en la mañana cuando Angélica entró a la habitación, lo encontró dormido recostado de la cuna.

*******************************

A pesar de que los niños habían dormido poco, todos estaban levantados antes de las once de la mañana, así que cuando Ángelo bajó, se encontró con cualquier cantidad de objetos asesinos por todas partes.

  • Deja de quejarte, porque por lo menos la mitad de esos objetos, se los reglaste tú – le dijo Kelly con su habitual poca misericordia – ¡Alex! – exclamó al verlo en el comedor con Giulio y Damila
  • ¿Buongiorno? – saludó en tono de duda al ver la expresión de Ángelo
  • Lo serán si no resulto asesinado por estos…
  • Abogado

Los tres chicos rieron mientras Ángelo casi le ladraba a la empleada para que se moviese.

  • ¿Sabes que eres muy…?
  • Ya Franco viene – entró diciendo Fredo – Buongiorno – saludó a la pareja
  • ¿No pensaras llevártelo, no? – le preguntó Damila
  • Bambi, sabes que tiene que volver
  • Pero no justo ahora, Michelangeli – dijo con disgusto y él sonrió porque si lo llamaba así significaba que no estaba tan molesta
  • Puedo dejarlo desayunar
  • ¡Es navidad!
  • Técnicamente…
  • ¡Técnicamente no puedes desobedecerme!
  • ¡Mila! – exclamó Kelly y tanto Camelia como Vittoria que iban entrando casi dejaron de respirar
  • Madrina – dijo Ángelo Silvano cejijunto – Non dovresti gritar a Lucky




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