Destino de Sangre (libro 14. Familia)

Epílogo

 

Punta Dorada, diciembre 2018 – enero 2019

Cuando Ángelo notó que sus sobrinos se movían hacia la mesa donde estaban las botellas de champagne, miró la hora confirmando que faltaban pocos minutos para que finalizase aquel año, de manera que se dirigió hacia donde estaba Kelly hablando con sus hijos. Aunque Francisco Javier seguía siendo muy serio pues esa era su personalidad, la relación entre él y Ángelo había mejorado mucho, pero el chico no dejaba de discutir con él pues en su opinión su hija era como era por su causa, y aunque era cierto que Ángelo consentía mucho a la niña, Francisco no debía olvidar que el carácter de ningún modo podía habérselo heredado Ángelo y por tanto era algo de su exclusiva responsabilidad.

Giulio se apresuró a buscar a sus retoños, pero Pierangeli arrastró a Franco con ellos.

  • Pieri, déjalo que vaya con sus padres – le dijo Giulio
  • ¿Perchè? No ha hecho niente
  • Yo no dije eso, linda – aclaró él y ella miró al chico

Franco al igual que Paulo, no necesitaba que ella dijese nada para saber lo que estaba pensando, así que la alzó.

  • A ver, Piera – le dijo – Si no quieres que vaya, está bien, no lo haré
  • Franco – intentó Damila, pero al ver sus ojos, decidió que era mejor no insistir y en cualquier caso ya los chicos habían iniciado la escandalosa cuenta regresiva

Unos segundos después, todos estaban expresándose sus buenos deseos para el año que iniciaba.

  • ¿Estás bien, Sisi? – le preguntó Silvano a Isabella después de desearle un feliz año nuevo
  • Que no me… – comenzó ella, pero debió decidir que no valía la pena – Claro ¿por qué no habría de estarlo? – preguntó mirándolo con desconfianza y preguntándose qué podía haber hecho ahora para preocuparse de si ella estaba bien

Silvano por su parte, la miró en forma evaluativa durante unos segundos y decidió probar de otra forma.

  • Vaya sorpresa nos dio Enrico ¿no?
  • Pues tal vez para ti lo fuese, pero no para mí
  • ¿Disculpa?
  • Cuando estás aquí solo te dedicas a fastidiar a todo el mundo –   puntualizó –  o  a consentir a Piera, y quizá por eso no te enteraste, pero yo sí lo sabía

Dicho esto le  dio la espalda mientras Silvano la miraba con sorpresa, pues él y hasta un poco antes cuando Enrico había empezado a hablar, había estado seguro que se trataba de ella, y de hecho, cuando vio que no era así, tenía deseos de apalearlo pensando, muy equivocadamente, que Enrico había estado ilusionando falsamente a Isabella.

  • Otro año, bambina – le dijo Ángelo a Kelly  y ella le sonrió pero no pudo agregar nada, porque Giuliano intentaba decirle algo

Ángelo los miró a todos y al menos en ese momento se permitió sentirse feliz, pues todos parecían estarlo, estaban sanos y no habían perdido a nadie más. Sin embargo, la vieja y heredada herida de no estar en su tierra, seguía allí.

  • Algún día podremos volver a casa – susurró para sí mismo
  • Y quizá antes de lo que crees – escuchó

Ángelo no necesitaba girarse para saber quién le hablaba, pues aquella voz era parte integral de su vida, pero más importante que eso, estaba seguro que podía confiar en lo que Luciano acababa de decir. De manera que aquel año se iniciaba con la esperanza renovada del pronto regreso.




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