Franco ya iba a cumplir dos años en entrenamiento, y, aunque en un inicio no le resultó sencillo encajar en su grupo, finalmente lo había hecho y parecía que hubiesen estado juntos desde un principio.
La mayor parte del entrenamiento estaba orientado a dotarlos de resistencia tanto física como psíquica, e individuos como Gael o Danila, no eran conocidos por su delicadeza. La mayoría de los aspirantes se quebraba en los primeros entrenamientos, sin embargo, no solo no fue el caso de Franco, sino que aquel exasperante muchachito aparte de resistir la presión, aún tuvo arrestos para fastidiar y no a cualquiera, sino a Gael. Durante el entrenamiento en el que esto había sucedido, los chicos pensarían que nunca en sus vidas experimentarían un temor superior con respecto a alguno de sus compañeros, pero Andrik y Zahir, tuvieron que hacer a un lado su temor para detener a Jaro y a Aren que ya iban derechos a meterse en problemas con la intención de salvar la desquiciada cabeza de Franco.
Si bien Luciano no aplicaba ni toleraba los castigos físicos cuando los chicos se metían en problemas, lógicamente el entrenamiento sí lo incluía, pues era requisito indispensable hacerlos capaces de resistir un trato igual o peor si caían en manos del enemigo; la cuestión fue que Franco comenzó a atacar verbalmente a Gael, y, aunque ya estaba bastante aporreado, logró desconcentrarlo y le acomodó un soberbio puñetazo que si bien era posible y casi seguro, que hubiese noqueado a otro, no a Gael, pero lo que sí hizo fue enfurecerlo y fue cuando Jaro y Aren quisieron intervenir. De alguna manera, misma de la que nunca estarían seguros cuál había sido, lograron salir de aquella horrorosa situación, y después de eso serían Jaro y Aren quienes querrían apalear a Franco.
Como los HAI de aquellos individuos estaban activos todo el tiempo, en verdad no tenían ni un minuto de privacidad y casi cualquiera podía escucharlos, de modo que quienes lo hacían, pensaron más o menos lo mismo que estaban pensando Andrik y Zhair, es decir, que la medicación que le había colocado Javier al atenderlo, podía estar afectando a Franco.
Si no se tenía en cuenta a Jaro, que era con quien Franco se entendía a golpes, la única vez que había golpeado a un compañero había sido a Andrik y por llamarlo de aquel modo, y no estaba más dispuesto ahora que antes a tolerarlo, pero no por lo que ellos creían, es decir, por no gustarle ser el menor del grupo, sino porque aquel término le recordaba en forma odiosa a Giulio. Andrik dio un paso atrás al recordar con retraso aquella advertencia, y Franco continuó con lo que decía antes.
Los chicos se miraron con incredulidad y Andrik le tapó la boca a Jaro que era quien iba a seguir discutiendo, pero seguirían pensando que independientemente de lo que dijese Javier o Ishtvara, que eran quienes los habían atendido, Franco debía tener como mínimo una conmoción cerebral, porque difícilmente alguien iba a ir a sacarlo, por lo menos a él, de la cama, ya que tenía un par de costillas rotas y se había dislocado un tobillo cuando Gael lo había atrapado.