Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 10 Noche difícil

 

Como Luciano fue puntualmente informado de lo que había sucedido, aunque en opinión de Dante no había sucedido nada, y lo que sucedía era que como decía Bianco, Luciano tenía la obsesiva necesidad de tener el control sobre todos aquellos que le importaban por un motivo u otro, esa noche se presentó en Aravera y lo primero que vio fue la expresión malhumorada de Ángelo, pero no tendría necesidad de preguntar la razón, pues la misma se estaba alineando frente a él en ese momento.

  • Señor – se apresuraron a saludar los chicos

Luciano los miró, junto las cejas, y ellos supieron que tendrían problemas.

  • ¿Alguien tendría la amabilidad de explicar qué están haciendo aquí?

Franco tuvo la intención, pero en ese momento Amelia y Aniella intentaban hacerlo polvo, así que Andrik dio un paso al frente.

  • Señor Snow – dijo Luciano en tono frío y el añadido del señor, no colaboraba con la tranquilidad de nadie
  • Seguimos órdenes, señor

La ira de Luciano obedecía no a la ausencia del uniforme, pues él sabía que si por cualquier motivo tenían contacto con los niños o los miembros más jóvenes de la familia, y esto era inevitable, terminarían por ordenarles suprimir el uniforme, sino a que no había motivos para estuviesen todos en el salón, pues estaba bastante seguro que a eso obedecía la molestia de Ángelo.

  • Alex – intentó Kelly
  • Ahora no, Ika

Aunque él no había elevado la voz ni un solo decibel, eso no era necesario como ya se ha dicho con anterioridad, para que quien lo escuchase se sintiese golpeado, y ciertamente nunca se había dirigido a Kelly en aquel tono.

Si bien para cualquier observador extraño, no habría nada especialmente mal en el asunto, salvo quizá la antipatía que se le salía por todos los poros a Luciano, para los presentes resultaba insólito, y cuando vieron la expresión de Kelly, Gianpaolo sujetó a Bianco, Hans a Luigi que ya tenía su daga en la mano y de hecho tuvo que sacarlo de allí con la asistencia de Piero; Damila se las estaba viendo con Giulio, Ana con Nino,  Lía con un extraordinariamente furioso Enrico, así que Abele tuvo que prestar sus asistencia;  Marcelino estaba en peor situación con Aurelio y terminaría con un bonito ojo morado;  Renzo casi le acomoda un puñetazo a Gianni, Sofía la tuvo menos difícil con Federico, pues en cuanto se abrazó a él, el pobre chico casi dejó de respirar, pero de quien nadie se ocupó fue de Giuliano que se fue derecho a intentar apalear a Luciano, lo afortunado era que siendo pequeño aún, tenía pocas posibilidades, aunque aprovecharía cualquiera.

  • ¡Papá! – había gritado Piera, pero su grito quedó sepultado por la voz de Ángelo.
  • Al despacho ya, Luciano Emilio

Desde el célebre descubrimiento de los orígenes de los Di Castello, Ángelo había dejado de llamarlo Alessandro cuando se enfurecía con él y sin duda en aquel momento lo estaba, pero a diferencia de Giuliano por ejemplo, él no iba a ponerse a golpearlo, porque por mucha que fuese su rabia, tenía algunas cosas mucho más claras que los demás, y no iba a desautorizar a Luciano frente a los miembros del GA ni de nadie en realidad.

Luciano se desembarazó del pequeño pero violento individuo que si bien no tenía posibilidades de hacerle mucho daño, ya le había desgarrado la camisa y de alguna extraña manera, se le había trepado encima hasta alcanzar su cuello y acababa de estrellar su pequeño puño en el rostro de Luciano. Él se lo sacó de encima entregándoselo a Fredo que había demorado unos segundos de más en llegar hasta ellos, pero en lo que sí había tardado poco sería en resultar apaleado por Giuliano que parecía no tener muy claro que había cosas que no debía hacer con relación a aquel individuo, algo que no debía extrañar a nadie, porque el padre de la criatura parecía cualquier cosa menos uno y era Giulio quien  solía llamar al orden a Giuliano, pero en aquel momento Giulio estaba sosteniendo su propia lucha para que Damila lo dejase ir a romperle la cara de Luciano, de modo que con las cosas así, fue Alfredo quien se ocupó de su nieto.

En medio del caos, nadie se había ocupado de Kelly, pues la mayoría de los presentes intentaba calmar a los que estaban dando problemas, de manera que sería Aren quien notaría la expresión de ella seguido de sus compañeros que habían estado viendo todo sin saber muy qué hacer o si debían hacer algo, pero fue Jaro quien la sujetó.

  • Señora – dijo con una nota de angustia y conduciéndola hasta un sillón
  • ¡Bambina! – escucharon a Pierangeli  y de seguido a Silvano que la tenía en brazos
  • A un lado, Candy – le dijo y colocó a la niña en el regazo de Kelly – Tía, no debes angustiarte, Lucky solo estaba siendo él, como es normalmente en el trabajo y como debe ser debido a la enorme responsabilidad que tiene como el comandante en jefe del GA, pero no tiene nada en tu contra
  • Bambina – dijo Piera sujetando su rostro – papá no está bravo contigo

Kelly se tranquilizó e intentó sonreírle a la niña, y  no era que ella creyese que Luciano tenía o haría algo en su contra, y solo la había impactado el tono que le había resultado tan parecido al que menos le gustaba de Ángelo. Sin embargo, independientemente de las reacciones de todos incluidos los que habían querido masacrar a Luciano, se empeñarían lo mismo en convencerla de algo de lo que ella no necesitaba ser convencida, pues estaba más segura que ellos, que Luciano nunca querría lastimarla.




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