Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 24 Más cerca

 

Cuando Ángelo y Giulio llegaron a la base, pues a pesar de haber estado en lugares diferentes, llegaron juntos, ya estaban allí los varones de la familia, aunque ninguno sabía la razón, de modo que miraron a Ángelo esperando por la explicación, pero sería Giulio quien la daría.

  • Como bien saben, nuestra meta siempre ha sido poder recuperar aquello que nos fue robado, el derecho a nacer y a vivir en nuestra patria, pero en este momento estamos más cerca que nunca de lograrlo. Quizá yo más que nadie, tengo los mejores motivos para confiar y admirar el trabajo del Grupo Alfa, y estoy seguro que en esta ocasión, como en todas las anteriores, han estado haciendo un trabajo  excepcional para ponernos más cerca de casa, pero no les voy a mentir, estoy preocupado, porque desde anoche, mientras todos dormían tranquilamente en sus camas, cuatro miembros de esta familia, a saber, los gemelos – dijo mirando a los Genovesse – Fabiano – y en esta ocasión en lugar de mirar  a su padre, a quienes miró fue a los Rossi, pues su hermano era uno – Y Silvano – concluyó de enumerar y Doménico se tensó – arriesgaban sus vidas dando inicio a la que confiamos sea la caída final de los Madonia

Las expresiones fueron mitad  incredulidad y mitad alegría, pero la preocupación por sus chicos opacó mucho lo último.

  • Bambino – dijo Don Guido y Giulio asintió – ¿Biano y los demás bambini están bien?
  • Aunque no he hablado con ellos, tengo entendido que así es, nonno – le contestó

Nicola siempre se había sentido neciamente incómodo cuando alguno de sus hijos utilizaba aquel término con Guido, y si le sucedía con los gemelos que en verdad eran nietos de Guido, pues Angélica había sido su hija, si bien Giulio nunca había utilizado aquel término, porque durante su infancia se había sentido muy alejado de sus hermanos, recientemente había comenzado a utilizarlo debido a que sus hijos lo hacían, y demás está decir que cuando Nicola intentó decir algo, había salido doblemente apaleado, primero por Gianni, y después por el mismo Guido.

  • Ahora – estaba diciendo Ángelo poniéndose de pie – acompáñennos para ver la grabación de la operación que el bambino acaba de mencionar

Todos los siguieron hasta la sala de control donde ya los chicos habían distribuido unos sillones frente a una pantalla, y un chico al que Ángelo no recordaba haber visto, estaba frente al ordenador.

  • ¿Dónde están Bernardi y Paoli? – le preguntó a Piero
  • Están en la sala de control principal, señor
  • ¿Y quién es ese niño? – preguntó mirando con desconfianza al niño
  • Es Yuri Geltzer, y no se preocupe, porque puede parecer joven pero no lo es tanto – pero como Ángelo lo miró elevando una ceja, agregó – Tiene  veinticuatro años

Ángelo aun miraba con la mencionada desconfianza a Yuri cuando hizo su entrada Casiel y fue a sentarse al lado del primero, momento en el que Ángelo miró a Piero casi con horror.

  • ¿Tampoco ese tiene la edad que parece tener? – le preguntó, pues en su opinión lucía casi como Gianni
  • Ese es un poco más joven, señor – dijo sin especificar
  • ¡Ah sí, de eso estoy seguro! ¿Qué edad tiene exactamente? ¿Diez?
  • No señor, tiene diecisiete
  • ¡¿Qué?!
  • Señor, casi todos los informáticos son pequeños genios en su área y suelen ser muy jóvenes, pero le aseguro que tanto IP como Net, saben perfectamente lo que hacen
  • Pero se supone – puntualizó – que no ponemos niños en activo y ese sin duda lo es
  • Tiene razón con lo primero, pero eso no necesariamente aplica a los informáticos por lo que dije anteriormente, además, ellos nunca están en peligro ya que no hacen trabajo de campo, aunque hay varios que son muy peligrosos y le aseguro que IP es uno de esos

Ángelo no tenía idea de quién era IP o Net, pero al escuchar a Piero recordó a Franco, así que dejó las cosas hasta allí.

  • Estamos listos, señor – escucharon a uno de los objetos de discusión y Ángelo fue a sentarse – Lo que están a punto de ver, es el resultado del intenso trabajo de investigación efectuado durante meses o años, en algunos casos, y que finalmente ha rendido sus frutos – dijo Yuri y a continuación se encendió la pantalla

Durante los primeros minutos vieron cómo morían las hijas de Donato, y aunque en otras circunstancias hubiesen podido experimentar algún malestar por el género, el hecho de saberlas unas Madonia anulaba el posible sentimiento. Las imágenes cambiaron para situarse en el lugar donde cazaron a Donatello. Como de costumbre, Albano ahogó una exclamación al ver a uno de sus angelitos despachando a uno de los guardaespaldas de aquel infeliz. Como aquel había sido un trabajo rápido, limpio y sin testigos, casi enseguida pasaron a otro escenario y todos se tensaron al escuchar la voz de Silvano, pero con otro aspecto.

  • ¿Quieres callarte? – lo interrumpió el sujeto con el que estaba y que Yuri aclaró era Alfredo Madonia
  • Eso sería muy aburrido – contestó Silvano en tono burlón




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