Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 29 Hijos

 

Giulio y Damila habían decidido que hablarían con los niños de su nuevo embarazo una vez que ella superase el primer trimestre, pero las cosas no siempre salen como se planean, porque aquel embarazo estaba siendo diferente al primero al menos para Damila, pues en esta ocasión sí estaba presentando todos los síntomas de uno, de modo que las mañanas, por ejemplo, eran una tortura y fue eso lo que los obligó a modificar sus planes. La mañana siguiente al cumpleaños de los gemelos, Piero entró y se quedó a media frase de su saludo mañanero al ver que su madre no estaba en la cama ni frente al espejo terminando de peinarse, así que el niño miró a todos lados y se encaminó hacia el baño debido a que la puerta estaba abierta y había escuchado la voz de Giulio, pero cuando se asomó, sus ojos se abrieron con desmesura al ver a Damila vomitando.

  • ¡Bebé!

Pero tendría que esperar unos angustiosos minutos antes de que ella estuviese en condiciones de contestarle.

  • No te preocupes cielo, estoy bien
  • Pero…

Sin embargo, no alcanzó a expresar su desacuerdo o curiosidad, porque Damila se desmayó.

  • ¡Bebé! – gritó nuevamente y más angustiado si es que era posible

Afortunadamente Giulio estaba tras ella y pudo sujetarla, y alzándola fue a colocarla en la cama, mientras que Piero corrió hacia la puerta llamando a su GA. Como aquello era tan insólito, todos los que estaban en el pasillo o saliendo de sus habitaciones, corrieron hacia el niño.

  • ¿Qué sucede, Piero? – le estaban preguntando Daiki y Carmelo al mismo tiempo
  • ¡A un lado! – exclamó Fredo – ¿Bambino?
  • Llama a Camilo
  • Pero…
  • Ahora

Aunque no había gritado, tanto el tono como la expresión de su rostro y su actitud general, era harto conocida por todos y Carmelo fue el primero en reaccionar.

  • IP
  • ¿Por qué me lo pides a mí? ¿Acaso ya olvidaste lo que te explique acerca de que Hanna…?
  • ¡Con un demonio, IP!
  • Bien, conectando
  • Doctor Molinaro, se le necesita en Aravera
  • ¿Ángelo está bien? – fue la pregunta automática de Camilo
  • No se trata de él, pero debe venir lo mismo. En un momento alguien va a recogerlo

Ángelo, que en aquel momento abandonaba la habitación, juntó las cejas y se encaminó hacia el grupo.

  • Señor – dijeron los agentes presentes
  • ¿Qué está…?
  • Nonno – lo detuvo Piero – Bebé está muy enferma – dijo tirando de él

Mientras esto sucedía, Gianpaolo que había estado terminando de vestirse a toda prisa, pues ese día había demorado más en la piscina por hacerle la vida miserable a Aren y a Zahir, casi se rompe una pierna en su precipitación por llegar arriba.

Cuando Ángelo entró a la habitación con Piero, Giulio acariciaba los cabellos de Damila.

  • ¿Bambino?
  • Buongiorno, tío
  • ¿Qué le sucede a Mila?
  • Nada, es solo que se desmayó otra vez – le contestó y Piero lo miró con incredulidad, misma que se reflejó en su voz
  • ¿Nada? – preguntó añadiendo la ira a la mencionada incredulidad
  • Piero, en verdad no tienes que estar tan preocupado, hijo – intentó él, pero por primera vez en los recién cumplidos cinco años del gemelo, Giulio sería objeto de aquella helada mirada que le era tan propia a él
  • Quiero saber qué tiene mi madre

Giulio no tuvo ocasión para decir nada, porque en ese momento el desvanecimiento de Damila comenzaba a pasar.

  • ¿G… qué…?
  • Tranquila bebé, solo te desmayaste

En otro momento Damila se habría limitado a componer expresión de fastidio, pues encontraba aquello muy molesto, pero como también era madre, recordó que Piero había estado allí y la tendencia de éste a alarmarse por cualquier cosa que a ella le sucediese.

  • ¡Piero!
  • Aquí bebé – dijo el niño subiéndose a la cama y sujetando el rostro de su madre – Ya viene Camilo y…
  • Amor, no es necesario – le dijo y el chico juntó las cejas en un gesto muy familiar, pero Damila estaba mirando a Giulio – ¿Por qué llamaste a Camilo si sabes…?
  • No fue él – dijo Fredo que se había quedado en la puerta – fue una orden de Piero – agregó señalando al chico
  • ¿Qué sucede con ustedes, Rossi? Es solo un niño y…
  • Mila… – estaba diciendo Ángelo
  • Ey, Pa – lo interrumpió ella, pero él continuó
  • …te recuerdo que todos esos chicos están obligados a obedecerlo
  • Pero es un…
  • Es un Del Piero – dijo él en forma tajante




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