Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 30 Preparándose

 

En cuanto Ángelo había sido informado por Luciano, que estaba bastante seguro que ese año podrían volver a casa, él comenzó a planear ese regreso, pues era mucho lo que debían hacer, ya que no se trataba de una simple mudanza, y tampoco sería un cambio gradual como cuando se habían trasladado a Punta Dorada, de modo que ahora debía hablar con aquellos que podían no tener motivos para querer irse a Sicilia. Él había tenido intención de hablar primeramente con Francisco Javier, pero decidió hacerlo con Camilo ya que su nieto lo había hecho ir, de modo que le había dicho que lo esperase mientras hablaban con los niños, y la espera fue por demás larga, ya que luego Ángelo había invertido una enorme cantidad de tiempo intentando que Pierangeli entendiese algo que iba a demorar mucho en entender.

  • Lamento que te hayan traído de forma tan precipitada cuando no había necesidad, Camilo
  • Descuida, me sorprendió, pero me alegra que todos estén bien
  • Ni tanto – y le contó cómo habían estado las cosas con la gemela
  • No te angusties, muchos niños suelen sentir celos de sus hermanos al principio, pero luego las cosas cambian

Aunque Ángelo pensaba que efectivamente su nieta solo necesitaba tiempo para hacerse a la idea, también estaba consciente de que los de ella, no eran unos celos comunes, porque siendo idéntica a Giulio, ya se estaba preparando para tener que enfrentar una situación como la que vivió con Giulio cuando apareció Silvano, a quien su sobrino demoró mucho en aceptar de buen grado y el doble por la efímera relación que habían mantenido Silvano y Damila. Sin embargo, hizo eso a un lado de momento para concentrarse en lo que tenía que hablar con Camilo.

  • Camilo, como estabas aquí anoche cuando les informé del próximo traslado, quería conversar contigo de esto
  • Te escucho
  • Me gustaría que evaluaras la posibilidad de irte con nosotros
  • ¿Disculpa?
  • Ya sé que no tienes los mismos motivos de nosotros, pero como te dije anoche, tú eres parte de esta familia y no me agrada la idea de dejarte atrás
  • Y no me gusta más a mí, pero tengo no solo dos hijos, sino ahora dos clínicas que requieren atención
  • Allá también tendrás una clínica de la cual ocuparte, porque no supondrás que con la enorme familia que tengo, no iba a procurarme un centro de salud a propósito que necesitará de un director
  • ¡Hombre! Prácticamente acabamos de iniciar con la de acá
  • No exactamente, ya llevas cinco años dirigiéndola
  • Sí, pero…
  • No es el trabajo lo que te preocupa, sino los chicos, supongo
  • Bueno, eso también
  • Entiendo, pero al menos piénsalo y discútelo con ellos
  • De acuerdo, hablaré con los chicos, pero, aunque como dije, no me gusta la idea de verlos marchar, no prometo nada
  • Me conformo con que lo intentes, y estoy seguro que si pudiste convencer a mi padre de una sociedad en tus términos…
  • ¿En mis términos? Vamos hombre, sabemos que nunca fue en mis términos, porque Don Carlo jamás aceptó que pusiese un solo centavo ni que le devolviese el valor de mi participación cuando estuve en capacidad para hacerlo
  • Pero conservaste tu libertad laboral, pues nunca fuiste un empleado – dijo sonriendo con malignidad

Camilo pensó que no había caso, porque aquellos individuos siempre se salían con la suya de un modo o de otro, y no sabía en ese momento lo acertado de su pensamiento, porque para ese momento, Ángelo estaba bastante seguro que Emilio no rechazaría de ninguna manera la propuesta de Luciano; y Emilia, que era la más difícil en opinión de Luciano, tendría otra motivación para querer hacer aquel viaje.

Unos días después, entró una llamada que lo preocupó, pues se trataba de Giordano y él no solía llamarlo mucho.

  • Presto
  • Ángelo, siento molestarte, pero necesito hablar contigo si no te es inconveniente
  • Por supuesto – dijo con rapidez – ¿Cuándo puedes venir a Punta Dorada?
  • Estoy aquí
  • ¿Gino está bien? – le preguntó, pues fue el único motivo que se le ocurrió para que Giordano estuviese en la ciudad
  • Estoy seguro de eso, porque no es que ese mazcalzone llame mucho y ni siquiera estoy seguro de que recuerde que tiene unos padres – le dijo y Ángelo no pudo evitar la sonrisa

Se despidieron quedando en verse después de la comida, así que ese día, no subió con Kelly.

  • ¿Qué sucede?
  • Nada bambina, solo tengo que conversar con el jefe de seguridad del consorcio
  • ¿Y desde cuando lo llamas así?
  • No me refiero a Luciano – aclaró, pues sabía que ella pensaba que Luciano lo era – Se trata de Giordano Lorenzetti
  • ¿Está todo bien en El Valle?
  • Hasta donde sé, así es y no creo que se trate de nada grave, porque eso lo sabría el infe…
  • Abogado – dijo ella en tono peligroso




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