Aunque Damila había insistido en seguir trabajando, finalmente iba a tener que desistir de ello, pues en verdad aquel embarazo estaba resultando muy difícil.
Pero nadie se enteraría de nada más, porque en ese momento perdió el conocimiento. A pesar de que se suponía que ya Giulio debía estar habituado a aquello, no era así y cada vez que sucedía, él se sentía miserable.
Afortunadamente, y como los niños ya habían comenzado las clases, a pesar de saber que no las finalizarían allí, hubo menos drama del habitual, de modo que Ángelo se despidió de su mujer y se fue al consorcio, pues concluyó que esperar a Giulio sería una pérdida de tiempo.
Ángelo iba a su despacho del consorcio por lo menos dos o tres veces por semana, porque el discurso de Kelly de que no era necesario, él lo había ignorado, pues no pensaba sentarse a leer el diario cuando había tanto por hacer, especialmente ahora que debían ordenar sus cosas allí y ver quienes se harían cargo de lo importante cuando ellos se marchasen.
Sin embargo, ese día había comenzado mal, porque lo primero que le dijo Antonio cuando llegó, fue que Mazariello había tenido un accidente.
Aquello sorprendió aún más a Ángelo, porque asumía que Giordano estaría en las vacaciones que le había dicho se tomaría, pero hizo eso a un lado y le dijo a Antonio que lo hiciese pasar.
Ángelo hizo un rápido registro mental, pero aquellos nombres no estaban registrados en su memoria, y aunque había conocido a varias personas con aquel apellido, ninguna que revistiese alguna importancia, pero aun así preguntó.
La mente de Ángelo se disparó en todas direcciones, comenzando por la improbable existencia de alguna mujer a la que no recordase y que estuviese intentando endilgarle una paternidad imposible, algo por lo que Giordano no habría ido hasta allí, porque si bien en la época de América, el hombre no sabía que él no podía tener hijos, con posterioridad se enteraría, de manera que desechó esa idea, pero la siguiente no era mucho mejor, porque iba en dirección a sus sobrinos, pero… ¿cuál?
La expresión de Ángelo debió ser épica, y se puso de pie con tanta violencia que derribó el sillón. Independientemente de cómo pareciese estar, su cerebro trabajaba a toda marcha planeando cómo destruir a aquella mentirosa, porque él sabía bien que Luciano no podía tener hijos, y era algo de lo que se había asegurado, porque después que Luciano se lo dijo, quiso saber hasta el último detalle del asunto, pero no se conformó con lo que Luciano le dijo, sino que le preguntó a Camilo si había alguna posibilidad de revertir aquello, y él le dijo que si bien la había, primero, no era seguro que recuperase la fertilidad, y segundo, el éxito de la misma dependería del tiempo que hubiese transcurrido desde la vasectomía, y como él conocía bien al muchachito aquel, estaba segurísimo que si había tomado aquella decisión, no era para cambiar de parecer. De manera que, por todo lo anterior, estaba más allá de la simple ira, e iba a destruir a aquella mujer fuera quien fuese.