Ángelo había tomado la decisión de dejar para el día siguiente la presentación de los más pequeños de la familia, primero porque él a diferencia de Giulio, sí estaba clarísimo en que Pierangeli no era fácil, y segundo, porque Italo estaba en verdad aturdido con la charla de los chicos, especialmente con los que eran contemporáneos con él, de manera que después del café posterior a la cena, fueron enviados a sus habitaciones con muchas protestas, y mientras él y Kelly acompañaban a Italo a su habitación, Enzo detuvo al peligroso grupo.
Aunque Enzo había estado dirigiéndose a Gianni, Amelia era la que iba a decir quién sabía qué, pero como Gianni la conocía bien, le tapó la boca. Si había alguien que entendiese lo que Enzo acababa de decirles, era él, debido a que había pasado por una situación similar.
Era muy posible que Gianni perdiese una enorme cantidad de tiempo intentando tranquilizar a la furiosa Amelia, quien solía reaccionar muy mal cuando él se interponía en lo que ella quería y le gritaba que ella no era ninguna cosa ni de su propiedad como para que él decidiese por ella, mientras que los demás conjeturaban acerca de la vida de Italo, pero en verdad nadie lo molestaría esa noche.
El mencionado individuo, una vez que estuvo en su cama, miró a Ángelo y a Kelly.
Kelly sintió un agudo dolor en el corazón y miró a Ángelo, quien se hizo cargo de asegurarle a Italo que no era así y de recordarle lo que le habían dicho con relación a que en verdad Luciano era un hombre sumamente ocupado. Después de eso le dieron las buenas noches a Italo y se marcharon, pero tendría que hacer frente a Kelly.
Ángelo se mesó el cabello mientras pensaba cómo podía explicarle que si Luciano no estaba, era precisamente porque estaba asegurándose de no perder al mencionado y recién conocido hijo, pero era algo que ella no iba a entender de ninguna manera, así que intentó distraerla con otras cosas, como por ejemplo, la decoración de la habitación de Italo, porque si bien él nunca se metía en aquello, sabía que eso emocionaba a Kelly, sin embargo, no tuvo ninguna suerte con eso, pues ella seguía pensando y diciendo, que cualquier cosa que tuviese que ver con Italo, era responsabilidad de Luciano.
Italo por su parte, había tenido una noche de sueños agitados que iban desde que su padre no lo quisiese hasta que estuviese en algún horroroso peligro, de modo que había podido descansar poco y mal. Sin embargo, tuvo un abrupto despertar cuando Gianni y todo su grupo, entraron y lo despertaron con mucho escándalo.
Afortunadamente para aquella descocada, Franco había decidido ir con ellos, y sabiendo lo que sus parientes parecían ignorar, había sujetado a Amelia muy a tiempo apartándola del peligro, algo acertado, pues Italo se incorporó en la cama con violencia y había movido los brazos con la misma, así que con facilidad habría golpeado muy fuerte a Amelia.