Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 42 Padre e hijo

 

Italo despertó y le extrañó que ese día nadie hubiese entrado a su habitación, así que se puso de pie y se asomó a la terraza pensando que quizá era madrugada aún, pero vio un radiante sol, así que se fue al baño y en cuanto estuvo listo se dirigió a las escaleras.

  • Buenos días – saludó a Carmelo y a Daiki que eran los que estaban de guardia
  • Buenos días, Italo
  • Lo siento, no recuerdo sus nombres
  • Yo soy Carmelo y él es Daiki – le dijo, pero al ver que él juntaba las cejas, sonrió
  • No te sientas mal – dijo Daiki – escuchaste a los niños llamarnos por nuestros alias. El de él es Ghost y el mío Sushi
  • ¿Alguien quiere comerte? – preguntó en un tono y con una sonrisa que les era tremendamente familiar
  • Ah sí, varias señoritas – le dijo Carmelo y los tres rieron
  • Imagino que ya todos están en el comedor ¿no?
  • No, solo AG, la signora y Gianni, pero acaban de bajar

Italo asintió y bajó encaminándose hacia el comedor, pero se encontró con los demás que aún o habían entrado y estaban tomado café.

  • Buenos días – saludó y Ángelo se giró con sorpresa
  • Buongiorno bambino

Gianni y Kelly también lo saludaron, pero Italo notó que el primero parecía preocupado y así era. Gianni seguía siendo sumamente aprensivo con la salud de Kelly y ciertamente estaba preocupado, pues había escuchado a Ángelo cuando le decía a Enzo que Kelly había pasado mala noche y que tenía un terrible dolor de cabeza, pero que aún así decidido levantarse para estar con Ítalo, ya que el irresponsable padre todavía no aparecía. Sin embargo, Italo decidió que luego le preguntaría a su primo qué le sucedía y pasaron al comedor cuando Enzo les dijo que ya estaba servido el desayuno. Aunque Gianni le había explicado su situación con relación a su propio padre, a Italo seguía extrañándole que llamase papá y mamá a sus tíos y una arruga apareció en su frente al pensar en su propia situación.

  • ¿Sucede algo, Italo? – le preguntó Ángelo
  • Aunque ya sé que ustedes no son mis abuelos…
  • Si los llamas de otra forma, especialmente a este molesto sujeto, tendrás muchos problemas, jovencito, porque resulta que por mucho que a él le pese, es el único padre que he conocido
  • ¡Papá! – exclamó Italo

Todos habían girado las cabezas al escuchar la voz y vieron a Luciano que venía entrando con Silvano, Fredo y Franco, Italo después de lanzar el emocionado grito, se había levantado a toda velocidad derribando la silla y corriendo hacia Luciano.

Mientras Luciano saludaba a su hijo, Ángelo tenía una expresión de sorpresa que casi resultaba cómica en opinión de Enzo, en tanto que Kelly había sentido una emoción casi igual a la de Italo y sus ojos se habían llenado de lágrimas al ver el cuadro de Luciano con el chico en brazos.

  • Con calma, hombre – le dijo Luciano que no había entendido ni la mitad de lo que estaba diciendo Italo
  • Estaba muy preocupado por ti – le dijo y él elevó una ceja – Ya sé que tu trabajo es peligroso y bueno… también pensé que… – pero se detuvo al ver a Franco
  • ¿Pensaste que…?
  • Pues ya sabes, que podía haberte ocurrido algo
  • Pero como no fue así y no quiero morir de inanición, es mejor que vayamos a desayunar

Como Italo se mostró de acuerdo, caminaron hacia la mesa, aunque Luciano se detuvo un momento a saludar, pues Silvano ya lo había hecho y ya estaba despachándose el primer café.

  • AG – dijo y se acercó a Kelly dándole un beso en la frente – Ika, dime que este infeliz no ha hecho nada por lo que yo quiera quitarle la cabeza – agregó al ver sus lágrimas
  • Solo me alegra que hayas vuelto a casa

Después de eso Luciano saludó a Enzo, le alborotó los rizos a Gianni y fue a sentarse. No obstante, después que se bebió la primera taza de café y cuando iba a servirse la comida, notó que Italo seguía hablado, pero que no había nada en su plato y juntó las cejas.

  • Me pregunto de dónde sacas la energía si no comes – le dijo
  • Sí lo hago, papá
  • Demuéstralo

Italo hizo un supremo esfuerzo solo para no contrariar a su padre, pero para Luciano fue patente que en verdad lo estaba haciendo, porque había visto aquella misma actitud en Kelly en incontables ocasiones.

  • ¿Dónde están todos los demás? – preguntó Italo en un momento determinado y mirando a Gianni
  • Es domingo, primo – contestó el chico – y si no tienes una grúa para sacarlos de la cama, no los verás hasta pasadas las diez más o menos

Por la incesante charla de Italo, Luciano se enteró que ya había conocido a todos los miembros de la familia, y hasta donde había podido entender, todo había marchado bien. También notó una mirada de extrañeza en los ojos del chico, pero decidió que luego le preguntaría a qué obedecía. Una vez que finalizaron, miró a Italo.

  • Voy a hablar un momento con AG, y después de saludar a los niños, saldremos tú y yo




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.