Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 45 Buenas y malas

 

Cuando llegó la hora de marcharse, Enrico estaba con sus hermanos intentando despedirse, pero Francesca parecía a punto de deshidratarse.

  • Francesca, solo va a su viaje de bodas, no a la guerra – le dijo Marcelo con fastidio
  • Bueno, eso es según – agregó Abele con su humor característico

Sin embargo, ella seguía aferrada a su hermano y Enrico ya comenzaba a preocuparse, porque si así estaba Francesca, se imaginaba que su madre estaría mucho peor, porque si bien Francesca era la única hembra, la madre de aquellos chicos había perdido la cabeza por el mayor de los varones. No obstante, cuando Giulio y Damila se acercaron, Marcelo apartó a la llorosa chica.

  • Espero que disfrutes mucho de tu luna de miel, Enrico – le dijo Giulio
  • Gracias bambino, si no hubiese sido por ti, tal vez esto no habría sido posible
  • Olvida eso, pero lo que no debes olvidar es que deben estar aquí en la fecha acordada
  • Créeme, no voy a olvidarlo

Después que se despidió de sus padres, se acercó a donde estaba Paola aun en brazos de su padre.

  • Cuídala mucho, Enrico – le dijo Paolo
  • Lo haré, señor

Una vez que los novios se marcharon, y si bien los jóvenes continuaron con la fiesta, Ángelo notó que Kelly se había quedado dormida sobre su hombro.

  • Llévala a casa, bambino – le dijo Don Guido

Ángelo le hizo una seña a Piero y tanto él como Bianco se acercaron, pero como de costumbre, Ángelo ignoró al segundo.

  • Nos marchamos – le dijo a Piero y éste se apresuró a informar al grupo escolta

Luciano corrió hacia la mesa de los Del Piero, pero cuando llegó, Kelly se peleaba con Ángelo y él prestó atención.

  • Créeme abogado, sé caminar

Ángelo prefirió no discutir, pues le urgía llegar a casa y que Kelly pudiese descansar como era debido después de tantos días de ajetreo innecesario, y era algo que en verdad ella parecía necesitar mucho, porque a pesar de que era muy temprano aún, ella se acostó al llegar y dormiría hasta después del mediodía siguiente.

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Damila se acercaba al final de su segundo trimestre, pero le parecía que llevaba siglos embarazada, pues definitivamente aquel embarazo no se parecía en nada al anterior. Las mañanas seguían siendo una tortura a pesar de que el médico le había asegurado que después del primer trimestre las cosas mejorarían; la mitad de lo que comía le caía mal, algo que los tenía preocupados a todos, porque aparte del hecho cierto de que ella siempre había sido problemática con la comida por lo poco variado de la misma, sumarle este problema ya era como mucho; y para empeorar todo el cuadro, durante la última semana había estado sufriendo de acidez estomacal. De manera que, en conjunto, no estaba pasando por sus mejores días.

Vittoria estaba tremendamente feliz, porque Ángelo había logrado convencer a Cristian de trasladarse a Sicilia con ellos, así que los Rossi estaban tan contentos como Vittoria, mientras que los Jansen no tanto, pues Johan llevaba años fuera del país y ahora Cristian también se iría, de manera que después de conversar con su esposa, Johan decidió que ellos también volverían a su patria y así estarían más cerca de sus dos hijos.

En el caso de Francesca, parecía haberse ido apagando conforme pasaban los días, y era algo que ya tenía preocupados a todos los miembros de la familia, así que Ángelo llamó a Marco Aurelio cuando faltaba poco para la partida.

  • ¿Qué sucede, Ángelo?
  • Estoy preocupado por Francesca – le dijo, pero no podría avanzar de ahí, porque Marco Aurelio bajó la cabeza
  • Todos lo estamos, Ángelo, pero nada podemos hacer, porque su deber es estar al lado de su marido

Ángelo se sentiría muy frustrado, porque si bien él sabía aquello, no estaba en su sistema quedarse de brazos cruzados cuando alguno de sus chicos, fuesen varones o hembras, estaba sufriendo. Sin embargo, sabía que no podían obligar a Vladislav a nada. Él sabía que si bien no parecía que les profesase el mismo afecto que Cristian, era básicamente una buena persona, amaba a Francesca y era un excelente padre; aparte de lo anterior, era también muy trabajador, porque antes de contraer matrimonio y sabiendo que no quería y no querría nunca estar encerrado en una oficina trabajando para alguien, había invertido sus ahorros en abrir una firma de administración, para lo que se agenció la asesoría de Nino, pero como Nino era no solo inteligente, sino muy hábil, se las arregló para que lo aceptase como socio, y lo hizo porque ellos no podían pensar de otra forma que no fuese en grande, y sus ideas eran incompatibles con el capital con el que contaba Vladislav, así que le propuso, astutamente, una sociedad basada en el hecho de que por fuerza necesitaría un abogado, porque la idea inicial de Vladislav era ofrecer servicios administrativos y contables a pequeñas empresas que preferían tercerizar aquel servicio en lugar de contratar un personal que se convertía en carga laboral y en un pasivo que les resultaba oneroso, pero Nino le dijo que la idea no era mala, pero que la centrase en un área específica del mercado como era la inmobiliaria, una que él conocía bien. Como Nino era un excelente vendedor, le vendería aquella idea a Vladislav creándole la necesidad también, del abogado, y si éste era su socio, mucho mejor. De aquel modo era que Vladislav había iniciado su no tan pequeño proyecto y en verdad le había ido bien, porque aquel era un individuo sumamente responsable y trabajador, y aunque trabajaba con ahínco, esto no le suponía estar todo el día encerrado en una oficina y podía seguir dedicándose a su otra actividad que era la que lo apasionaba y sin dejar de soñar con que algún día él podría tener su propia academia; y en el caso de Nino, si bien tenía una oficina en la empresa, si había estado en ella un par de veces había sido mucho, pero se había ocupado diligentemente de designar uno de los abogados del Consorcio para que se encargase de los aspectos legales del asunto. De modo que después de trabajar tanto para darles a su mujer y a sus hijos una vida lo más parecida posible a la que Francesca por lo menos, estaba acostumbrada, Ángelo sabía que Vladislav no iba a dejarlo todo por seguirlos a un lugar que no significaba lo mismo para él que para ellos.




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