Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 50 Verdades que matan

 

Aravera era un lugar enorme como siempre había dicho Kelly, de manera que Luciano corrió al escuchar el grito, pero no tenía idea de dónde provenía, aunque no podía ser de muy lejos o no lo habrían escuchado.

  • Hanna, ponme en la frecuencia general
  • Conectado
  • ¿Ice tienes idea…?
  • Ninguna – dijo él mientras corría también y escuchaban los reportes de los agentes

Ángelo y Giulio habían demorado solo unos segundos, pero habían salido tras ellos, y cuando llegaron al inicio de las escaleras, vieron a Luciano sujetando a Vittoria.

  • Vittoria cálmate y dime…
  • ¡Está muerta! – gritó la chica

Ángelo y Giulio emprendieron el veloz ascenso imaginando cualquier cantidad de cosas, especialmente al escuchar el género de la presunta víctima, y como Luciano dudaba que pudiese obtener algo más de la histérica Vittoria, fue tras ellos, pero en ese momento le llegó la voz de Martino.

  • Prometeo, enciende los motores
  • Ubicación Loki – pidió Luciano
  • La habitación de la señorita Isabella Rossi, pero vamos de salida

Giulio y Ángelo se quedaron a mitad de camino cuando vieron a Dinka salir con Isabella en brazos y a Martino tras él.

  • Pero…
  • Las preguntas para después, AG – le dijo Luciano

Evidentemente el griterío había hecho salir a Kelly y a Damila, pero la última y si bien emitió un grito la ver pasar a Dinka, Kelly se aferró con fuerza al brazo de Ángelo y a continuación perdió el sentido. Luciano tuvo una idea bastante aproximada del motivo, de modo que se comunicó con rapidez con Bianco.

  • Raider, trae un sedante para Ika y asegúrate de estar con ella hasta que despierte
  • En camino
  • Hanna, localización de Agostino Rossi – preguntó, pero quien le contestó fue Giove
  • El señor Agostino salió temprano con el señor Alfredo
  • Hanna, que los GE se ocupen de decirles que se dirijan a la base, pero no le digan la razón y cambia a frecuencia 1 [1]

Para ese momento ya habían llegado al helicóptero, subieron a la chica y Luciano se tomó un momento para verla.

  • ¿Qué hiciste, muchachita?
  • Lucky, Ícaro pide conexión – escuchó y cerró los ojos
  • Conéctalo
  • ¿Lucky qué le sucede a Sisi?
  • Todavía no lo sabemos, Ícaro
  • Pero…
  • La estamos trasladando a la base, te avisaré en cuanto sepamos algo

Después de eso le pidió a Hanna que lo desconectara mientras hacía una evaluación general. Él no era médico, pero todos sabían cómo efectuar un reconocimiento básico, y lo primero que determinó fue que las heridas que tenía en las muñecas ciertamente no iban a matarla, de modo que, si la niña aquella había intentado suicidarse, tenía que haber ingerido algo también, y eso estaba más difícil de determinar hasta tanto no estuviese en la UM. No obstante, entre Dinka y él evaluaron sus constantes y se las transmitieron a Hanna para que las hiciese llegar a Javier y éste estuviese preparado. Cuando aterrizaron, una camilla los estaba esperando, la colocaron en ella y corrieron hacia la UM.

Damila y como era lógico, se había empeñado en ir a pesar de que Giulio lo encontraba inconveniente, pero al final tuvo que ceder y salieron, pero en el camino, Damila lanzó un grito.

  • ¡Carlo!
  • ¿Bebé?

Damila se había llevado ambas manos a la boca, pero como Giulio estaba insistiendo mucho, terminó por contarle la situación. Por una parte, y haciendo a un lado la sorpresa, misma que estaba sintiendo Fredo también, se alegró de que su primo estuviese enamorado, pues nunca había estado muy seguro con relación a los sentimientos de Silvano por Damila, pero por el otro, a la preocupación por Isabella vino a sumarse la preocupación por Silvano, pues si en verdad estaba enamorado de la chica, él sabía de forma personal, lo que se sentía cuando la mujer a la que se ama está en peligro.

Ángelo había demorado un poco más en salir, y no lo hizo hasta que Bianco le aseguró que Kelly no iba a despertar en unas horas.

Los primeros en llegar fueron Giulio y Damila, pero como aun la chica estaba siendo atendida, no les quedó más que sentarse a esperar. Los próximos fueron Agostino y Alfredo, pero en este caso Luciano ni siquiera los dejó llegar cuando sujetó a Agostino y comenzó a arrastrarlo con él.

  • ¡Michelangelli! – exclamó Damila
  • Ahora no, Bambi
  • ¡Detente ahora! – insistió ella y Luciano miró a Giulio
  • Bambino por favor

Giulio sujetó a su furiosa esposa mientras que Fredo había ido tras Luciano hasta detenerse cuando estaban lo bastante lejos, pero en ese momento venían llegando Ángelo y Alessandro.

  • ¿Agostino, sabes si Isabella tenía algún… problema? – le preguntó Luciano
  • Pues… quizá tú no lo consideres uno, pero sin duda lo tiene
  • ¿Y es?
  • ¿Por qué me estás preguntando esto?
  • Contesta Agostino – le ordenó Ángelo
  • La bambina me dijo ayer que estaba enamorada – comenzó y Ángelo miró a Luciano, porque usualmente, y aunque no sabía cómo, él siempre sabía aquella clase de cosas – Así que tuvimos una larga conversación al respecto
  • ¿Pero la reñiste o le prohibiste tener una relación con el individuo?
  • No exactamente, pero consideré que había llegado el momento de que supiese la verdad acerca de su origen
  • ¿Qué tú hiciste, qué? – preguntó Ángelo en tono peligroso mientras que Luciano se había frotado la frente




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