Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 60 Navidad en casa

 

Aunque Kelly no había tenido tiempo para organizar nada para aquella navidad, las chicas de la familia que ya habían pasado varias con ella, se ocuparon de hacerlo. Sin embargo, ese día y por primera vez desde que había llegado, Kelly se presentó en la cocina para gran alegría de Rosa, pues la mujer había estado muy preocupada por ella. Después de conversar un momento, y asegurarse de que se había sentido bien y cómoda en la nueva casa, se entretuvo intentando conversar un poco con las nuevas empleadas, y aunque éstas parecían muy tímidas, pronto la natural empatía de Kelly hizo que hablasen con algo más de libertad.

No obstante, apenas abandonó la cocina imprimió velocidad a sus pasos y casi parecía a punto de correr.

  • ¡Ma! – exclamó Damila mientras Vittoria ahogaba una exclamación

Sin embargo, como ella no les prestó atención, Francesca y Damila la siguieron mientras Isabella y Vittoria habían demorado un poco más.

  • ¡Ángelo! – exclamó al entrar haciendo que él y Albano se levantasen con rapidez de los sillones y, de hecho, Ángelo se alarmó al escucharla llamarlo por su nombre
  • ¿Bambina? ¿Estás bien?
  • Tenemos que salir de inmediato
  • ¿Salir? ¿A dónde?
  • ¡Abogado, los regalos!

Ángelo estaba más confundido aún, porque si mal no recordaba y estaba seguro de recordar bien, se habían ocupado de eso antes del vuelo, pues conociendo a su mujer, él había decidido salir de aquello con suficiente antelación. Sin embargo, pensó que quien podía haberlo olvidado era ella y decidió aclarar.

  • Bambina, supongo que lo olvidaste, pero hicimos todas las compras de navidad antes de venir aquí, y Luciano se encargó de…
  • No me refiero a esos regalos, sino a los de los hijos del personal

Ángelo se llevó una mano a la cabeza y pensó que tendría un día muy agitado, pero Damila acudió en su ayuda.

  • Ma – y Kelly se giró – ya nosotras nos ocupamos de eso
  • ¿Qué?
  • Como estuviste indispuesta y sabíamos que esto te iba a angustiar, decidimos adelantarnos
  • ¿Y cómo hicieron eso exactamente?
  • Verás, le pedimos a Nino que nos consiguiera una lista del personal, pero fue Isabella quien nos orientó más al respecto, porque conoce a casi todo el mundo – le dijo mientras sujetaba a su madre por un brazo y la guiaba hacia la salida

Ángelo le dio un silencioso agradecimiento y Damila le guiñó un ojo, pensando, además, que era una suerte que aquella chica conociese tan bien a su madre, evitándole así tener que embarcarse, primero en un apresurado viaje a la ciudad, y segundo, en una visita imposible a las tiendas en un día como aquel.

El día había transcurrido sin mayores sobresaltos, pues los niños habían estado casi todo el tiempo en los jardines o en el cuarto de juegos que era mucho más grande que el que habían tenido y con todo lo imaginable para su distracción. Los adolescentes se habían decantado por un paseo de reconocimiento de sus tierras, pues aún no les permitían salir de la propiedad, aunque no sabían bien por qué.

  • ¿Qué sucede, Ani? – le preguntó Franco en un momento en el que Gianni se había detenido a conversar con unos trabajadores
  • Nada
  • Bien, esperaba que tú me lo dijeras, pero como no es así, te lo diré yo – le dijo y ella lo miró mal
  • Te dije…
  • En realidad, no me has dicho nada, pero escucha, es mal asunto, porque siendo…
  • ¡Dije que no sucedía nada, así que déjame en paz! – le gritó ella y corrió hacia donde estaban los demás
  • Wow – escuchó Franco – yo en tu lugar no me metería donde me llaman – opinó Aren
  • Y como yo no soy tú, entonces no hay nada qué hacer

Si bien los GA yo no iban tras ellos todo el tiempo, el grupo de Franco sí lo hacía. Luciano había dispuesto esto poco antes del viaje y cuando citó al grupo a la base. En aquella oportunidad, ellos estaban seguros que habían sido llamados para notificarles que volvían a sus actividades normales, algo que ya estaba muy retrasado y lo sabían, pero aquello había dado oportunidad para que Franco se hiciese a la idea, y más que por voluntad propia, por el empeño que habían puesto sus compañeros en recordarle que así era como debía ser. No obstante, se habían sorprendido al ver al GA casi al completo, pues solo faltaban los agentes de custodia y Dante que estaba fuera.

  • Señor – saludaron ellos cuando Luciano entró
  • Caballeros – dijo a modo de saludo – En la reciente misión que les fue encomendada tuvieron ustedes un excelente desempeño, de manera que después de repasar los hechos, llegamos a la conclusión de que están ustedes perfectamente calificados para ascender a agentes Alfa – aunque había sido perfectamente clara la información, ellos lo miraban como si no hubiese dicho nada, o al menos eso pensaron los demás, pero en realidad en casi todas aquellas cabezas había solo una palabra: pero… – Como estoy seguro que conocen perfectamente el estatuto legal del GA – y ahí vamos, pensaron ellos – no les costará mucho imaginar que no fue una decisión sencilla de tomar y que generó una larga discusión antes de poder estar completamente de acuerdo – y en este punto los que casi rieron fueron los demás, porque en realidad no había sido así, y aquel individuo era lo bastante autócrata como para haberlos ignorado olímpicamente – No obstante, si los hemos reunido aquí, es con la finalidad de notificarles que oficialmente, pasan ustedes a ser el GA9. Esto no implica que vayan ustedes a ser incluidos en ninguna operación que suponga un riesgo para sus vidas a menos que nos veamos en una situación de completa emergencia, pero por lo demás, ahora tienen los mismos deberes y derechos de un agente Alfa, porque a partir de este momento lo son.




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