A diferencia del primer parto de Damila, en esta ocasión se le había permitido a Kelly entrar a la habitación, de manera que la chica estaba más tranquila, pero como eso no evitaba el dolor, quien no lo estaba era Giulio y en realidad consideraron la posibilidad de sacarlo; no obstante, como Silvano sabía que aquello sería contraproducente, lo sujetó por un brazo y acercándose a la ventana lo sujetó por lo hombros.
Como Silvano no era un ser cruel y menos con aquellos que sufrían, tiró de toda su paciencia hasta que logró que Giulio le prestase atención.
Justo en ese momento Damila lo estaba llamando y su voz logró penetrar la gruesa capa de angustia que se había instalado en el cerebro de Giulio, así que corrió hacia ella.
Entre tanto, Luciano había estado dando perentorias órdenes que los chicos se apresuraron a cumplir, y unos minutos después Fredo y Franco corrían por el pasillo con el material que Javier consideró oportuno enviar, pero Luciano pensó que casi sería innecesario.
A pesar de que Angélica no tenía la experiencia en nacimientos en el hogar que tenían las mujeres que trabajaban en aquel lugar, pues a diferencia de éstas, ella se había criado en la ciudad y no en el campo, no hubo forma de que la hiciesen salir de la habitación y parecía incluso más angustiada que Kelly; pero cuando Camilo les pidió alejarse un poco, Kelly casi tuvo que arrastrarla.
Emilio controlaba cuidadosamente las constantes vitales de Damila, mientras que Camilo se ocupaba del proceso en sí.
Silvano se tomó unos minutos para tranquilizarse y empleó todos sus conocimientos y técnicas de relajación para ello, pero todavía estaba en esto cuando escuchó a Damila y corrió hacia ella.
Aunque a Silvano le parecía imposible, pues le parecía así mismo que acaba de comenzar, se apresuró a obedecer y ocupó el lugar de Camilo.
Damila que parecía sustentar la misma opinión de Ángelo con relación a los tiempos, todavía le gritó algunas inconveniencias, pero Silvano estaba atento a lo que sucedía, pues ya veía la cabecita del bebé.
Aunque por primera vez Luciano no se había colado en la habitación, no por eso no estaba escuchando lo que sucedía dentro, así como mirando con atención a Ángelo que se peleaba con Alessandro, pero dejó de mirarlo a él para concentrarse en los gemelos y en Giuliano. Pierangeli estaba en brazos de Paulo, y aunque parecía tranquila y solo escondía la cabeza en el cuello de su GA, él sabía que estaba llorando. Giuliano se peleaba con Fredo y ya éste había recibido algunos porrazos por no dejarlo entrar a la habitación. Y el caso de Piero era el que llamaba la atención de Luciano, pues el niño estaba sentado al lado de la puerta, en actitud tan serena que casi parecía dormido, pues tenía los ojos cerrados y aquello no le parecía normal, ya que todos sabían que la adoración del chico era su madre, y aunque le alegraba que no estuviese exigiendo entrar, lo que habría esperado era que estuviese como mínimo muy mortificado.
En la habitación las cosas iban bien a pesar de las condiciones, Silvano había visto con alivio que el bebé no traía el cordón alrededor del cuello, algo que casi había esperado, pero como no era así, se ocupó de ayudarlo a terminar de salir y se sorprendió con el tamaño, ya que, no siendo un bebé a término, era bastante más grande de lo que habría esperado, aunque lógicamente seguía siendo pequeño.