Destino de Sangre (libro 15. Sicilia)

Cap. 75 La sangre no es agua

 

Luciano también aprovecharía aquel alto en su trabajo, para hacer una visita que no lo entusiasmaba para nada, pues se trataba de ver a Natalio. Si bien en principio, él había querido borrar del mapa a aquel no deseado hermano, al final no lo haría y no precisamente por la cháchara de Ángelo que en otras circunstancias él habría ignorado olímpicamente, sino porque logró recordar la máxima por la que se regían, y era que: La sangre no es agua. Aquello era algo que no todos los miembros de la organización, había respetado, pero quien se la inculcó a él fue Don Carlo de manera inconsciente, ya que lo hizo en las muchas charlas que había mantenido con el joven Luciano cuando Carlo pensaba que podía ser una amenaza futura para Ángelo, y la idea de Carlo era que Luciano estuviese al tanto de que lo perseguiría hasta debajo de las piedras si traicionaba la confianza de Ángelo. Pasado el tiempo, Carlo llegaría no solo a querer, sino a confiar en Luciano, de manera que aquel cariño y confianza demostraban el principio por el que se regían, aunque Carlo no sabía en aquel momento, que Luciano también era un Del Piero.

El asunto era que Luciano había respetado la vida de su hermano, pero como Natalio estaba definitivamente muy mal de la cabeza, consultó con Samuel y éste le recomendó un prestigioso centro psiquiátrico después de la evaluación que le hizo. Luciano y Bianco fueron a visitarlo, primero de forma normal, es decir, como cualquiera que se interesase por uno, pero luego lo hicieron a su manera, porque ellos estaban perfectamente al tanto de las muchas anomalías que se presentaban en algunos, y habiendo sido testigos de cómo le había ido a Kelly en un lugar como aquel, y por mucho que Luciano no le tuviese especial simpatía a su hermano, no iba a enviarlo a un infierno como aquel. Sin embargo, como quedaron satisfechos con lo que vieron, Luciano procedió a trasladar a Natalio al mismo.

Samuel había determinado que Natalio sufría de una esquizofrenia paranoide. Le explicó que esta solía presentarse de forma más aguda justamente a la edad que Natalio tenía, y si bien se podía tratar, no existía una cura como tal. Luciano experimentó un terrible malestar por dos razones: la primera, que Natalio no había contando con una ayuda como la tuvo él; y segundo, porque él mismo había contribuido a empeorar la situación al mantenerlo encerrado en una celda hasta que tomó la decisión de ayudarlo. De manera que aquella era una culpa que siempre llevaría consigo, y la única manera en que podía mitigarla, era velando porque su hermano tuviese el mejor tratamiento.

De acuerdo a los informes que recibía, y a los que se procuraba por sus propios medios, Natalio tenía períodos que podían llamarse estables, pues no intentaba agredir a nadie ni se lesionaba él mismo, pero independientemente de en cuál estuviese, siempre pensaba que los Del Piero lo estaban espiando y querían matarlo, de modo que siempre veía a Luciano, le hacía la misma recomendación de cuidarse, porque aquellos mal nacidos querían exterminarlos. De modo que Luciano tuvo que aceptar, que su hermano nunca saldría de aquel lugar, así que iba tanto como podía y tenía un salón del GA, donde guardaba todas las extravagantes pinturas que hacía Natalio y que le daba cada vez que iba a verlo.

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Silvano había partido con su pequeña familia hacia Francia, pues ya habían estado en España, así que ahora quería mostrarle a Isabella el lugar donde había pasado otra parte de su vida, pero tenía otra razón.

En algún punto, Silvano había pensado que Milos Vaclav era el hermano de Sisi, y aunque ninguno de los dos se sentía orgulloso de la sangre que los unía, seguían siendo hermanos, de modo que, y siendo que para Silvano la familia era importante, decidió presentarlos. Al principio ambos se veían incómodos, sobre todo Sisi quien solía ser tímida con los extraños, pero pronto Milos se ganó la confianza de su hermana con su simpatía, y ciertamente adoraba a los gemelos y ellos a él, sobre todo Michelangelo que compartía la característica de ser tan rubio como su madre y su tío. Si bien Ángelo no se había mostrado muy contento con aquello en un principio, todos le hicieron ver que, aquel chico estaba en una situación análoga a la de Sisi, además, su ayuda había sido invaluable en la caída de los Madonia, y, por otra parte, no había forma de que Damila lo dejase en paz día y noche recordándole que Milos había intentado ayudarla cuando Ettore la había secuestrado. De modo que al final, terminaría por aceptarlo y Milos no podía estar más contento, pues finalmente tenía una familia como no la había tenido nunca.

Era por lo anterior, que Silvano había planeado aquel viaje, pues Milos se encontraba en Francia desde hacía más de un mes, por asuntos de trabajo, ya que él también había ingresado al nuevo GA, aunque no era un alfa, sino un agente encubierto en operaciones de espionaje. Sin embargo, después de pasar unos días en Francia, irían todos a Tormina.

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Un par de noches antes de la partida, y después de la cena, Ángelo llamó a Italo a su estudio.

  • Dime que la criatura no se metió en algún horroroso lío por el que vayas a perder la tu necia cabeza, Candy – le dijo Gianpaolo
  • ¡Ja! Lo raro sería que no estuviese en alguno

Italo por su parte, no sentía ninguna aprensión, porque si bien era cierto que se metía en muchos líos, él no le tenía a Ángelo el terror que había inspirado éste en los mayores de aquella familia, y, por el contrario, solía contarle con mucha desvergüenza, algunos de los mencionados líos, casi todos de faldas. Aunque Ángelo había esperado tener con Italo, casi los mismos problemas que había tenido con el padre de la criatura, no había sido así, pues como ya está clarísimo, los de Italo, todos estaban vestidos de mujer, y ese nunca había sido el problema de Luciano, salvo aquel del que era producto Italo.




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