Detrás del agua

Capítulo 2: Una mansión entre los árboles

  Paseo los ojos por mi habitación sintiendo el silencio ¿y ahora qué hago? La habitación es grande y cómoda pero a la vez fría y solitaria, mi tía me ha dejado sola porque tenía que trabajar (aunque ella trabaja en casa) en realidad no sé qué hacer en un lugar como este no tengo amigos y mi única familia está en el piso de abajo trabajando, da igual, de todas maneras no tengo ganas de hablar, así que lo único que se me ocurre en ese momento es tumbarme en la cama y eso hago, observo el techo unicolor reflexionando en lo que ha pasado en estas últimas semanas.

Siento que lo segundos se vuelven horas, tomo el teléfono fastidiada y comienzo a vagar por las redes tratando de distraer la mente pero al toparme con una foto que han montado frunzo el ceño, creí haberlos bloqueado ver esos rostros en la pantalla de mi teléfono me hace tensar la mandíbula ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo va a seguir esto? Me repito con rabia, estaba cansada de esto. Todavía no creo esta realidad, parece una pesadilla que me persigue incluso cuando cierro los ojos. No es justo, yo no les hecho nada, parece que quieren arruinar mi vida, aún me pregunto qué les hice para que me odiaran tanto ya tenía problemas en la escuela para que ellas fueran la añadidura que faltaba "la cereza del pastel" me acosan hasta por teléfono, mi problema no son las notas son mis compañeros soy una pieza en el rompecabezas que no encaja donde debe encajar, estudio por deber no por gusto, solamente pensar que debo cruzar la puerta del salón para vivir otro día de martirio... no pude evitar suspirar.

Mis padres ignoran todo esto y es por eso que mi madre no entiende mi actitud de los últimos meses. Y cuando digo que no encajo donde debo encajar me refiero a todo, no solamente en la escuela sino en la sociedad entera, incluida mi casa aunque tengo padres que me cuidan y se preocupan por mí no siento que pertenezca a aquí estos últimos meses me he sentido muy extraña y he tenido esos extraños pensamientos ¿por qué siento que me desconozco?

Bajo el teléfono lentamente sin poder evitar perderme en el recuerdo, todo se repite una y otra vez en mi cabeza, no sé por qué le doy tantas vueltas al asunto, debe ser porque estoy cansada y es esta situación que me tiene mal, si eso debe ser.

Miré de nuevo el teléfono estoy cansada de todo esto. Podrán molestarme allá pero no voy a permitir que lo hagan aquí. Apago el teléfono y lo tiro a un lado de la cama, por lo menos tengo estas vacaciones espero olvidarme de mis problemas durante estos días.

Desde la cama puedo ver con claridad el bosque a través de las ventanas los tristes arboles meciéndose de un lado a otro a causa del viento desprendiéndose algunas hojas que los avaros arboles han soltado, el sol cada vez declina más sobre las montañas hasta que el cielo se torna de color naranja y poco a poco va oscureciéndose el día y la luna toma la antigua posición del sol.

He pasado tantas horas sin moverme de esa cama y todavía sigo mirando las ventanas cuando un ruido me hacer dar un pequeño salto reaccionando de las memorias que me mantenían en la deriva.

-La cena. -me dice y escucho sus pasos alejarse

Al sentarme al borde de la cama sigo mirando la ventana, no me había dado cuenta que ya era de noche ¿Qué hora es? La habitación está oscura así que enciendo el bombillo después de tropezarme con las maletas un par de veces, debería cambiarme me digo al voltear para ver las maletas en el mismo lugar.

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  Cuatro días habían pasado desde que había llegado, la vida en ese lugar no era muy entretenida, solo éramos mí tía May y yo en esa enorme casa, la mujer que limpiaba, cuyo nombre era Juana, venía una vez al día para hacer la limpieza y algunos quehaceres, llegaba bien temprano y antes de mediodía volvía a su casa, era la única persona con la que conversaba (además de mi tía porsupuesto pero ella se la pasaba encerrada en su oficina escribiendo su nueva novela) le sacaba conversaciones a la señora Juana y la acompañaba toda la mañana, incluso la ayudaba y es que no había mucho que hacer, había internet pero no quería usar mi teléfono (de haber tenido dinero lo había botado) y no había a dónde salir además de ese gran bosque que nos rodeaba.

  Después del medio día siempre me dirigía a la sala de estar donde estaba una gran biblioteca y por aburrimiento me ponía a leer pero siempre antes de llegar a la sala pasaba cerca de una puerta de vidrio que daba con el patio y siempre estaba abierta.

  Y ese día mientras caminaba a la sala de estar ahí estaba de nuevo, la puerta estaba abierta de par en par, estábamos en pleno otoño y por allí se colaba el frío de afuera escapándose la calefacción, siempre lo cerraba pensando que se abría por accidente, la manilla a veces se atoraba, era obvio que estaba dañada, aunque siempre al acercarme miraba un largo rato el bosque, no tenía nada especial pero me hacía querer mirarlo, ese día no era la excepción, me quedé mirando junto a la puerta el profundo bosque teñido de naranja, no había nada especial, solo lo miraba...¿Por qué? ¿Por qué lo miraba? Sacudí la cabeza reaccionando para mí y cerré la puerta, que locura ¿Por qué sigo haciendo esto? Me alejaré de esta zona de la casa, no importa si mañana también la veo abierta, no me acercaré por alguna razón me siento extraña cuando en este lugar, mí tía tiene que arreglar esto. Me dí la vuelta y allí estaba mí tía de pie.

-¡Hay que susto! -grité.

Ella se echó a reír.

-ja ja perdón, no era mi intención asustarte, es que te ví muy concentrada mirando afuera ¿Viste algo?

-ah no solo miraba el paisaje, -le aseguré con una sonrisa- en realidad la puerta estaba abierta.

Puso una mano en su cintura -si, se abre muy seguido, tengo que llamar al cerrajero pero siempre lo olvido, soy muy despistada, tu madre siempre me ah regañado por eso.



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En el texto hay: #romance, #secretos, #mediaval

Editado: 26.03.2024

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