Detrás del agua

Capítulo 7: La fuga

Una voz susurrante me hace abrir los ojos y existe una extraorinaria calma en ese lugar, no hay brisa. ni ruido, el agua está en absoluta calma a pesar de que me encuentro flotando sobre ella, el cielo está tan despejado que no se distingue el cielo del agua cristalina. La voz susurrante vuelve a escucharse, no entiendo que es lo que me dice pero por alguna razón le contesto.

-No, no puedo. -digo

-Claro que sí, eres fuerte. –me contesta con un poco más claro.

Algo me toma de la ropa debajo del agua y comienza a hundirme lentamente, ni siquiera me resisto, dejo que me lleve hasta lo más profundo sin temer a nada y de repente puedo verme a mí misma mi expresión y es de una mirada totalmente perdída.

Me despierto inquieta por el sueño, la suave manta me proteje del frío arropandome hasta el cuello, me alegro de que haya sido todo un sueño pero al sentarme en la cama la puntada en la espalda y lo que mis ojos ven me dicen lo contrario.

Hay no.

Estoy en un lugar diferente, más distinguido con algunos muebles y una chimenea, incluso hay una pequeña biblioteca, es más grande que el anterior creía que sé veía oscura porque no había suficientes antorchas encendidas pero después me dí cuenta de que era porque era de noche.

Me levanto lentamente de la cama y camino con los pies desnudos hacia la puerta de madera levantando un poco el sencillo vestido blanco que traigo puesto. El piso está frío pero no le presto atención, me acerco lo mas silenciosa que puedo y veo atravez de la ranura de la puerta la persona que está de pié al otro lado. Parece que es un guardia, retrocedo mirando la habitación, tengo que salir de aquí, no voy a quedarme a qué esas personas hagan conmigo lo qie quieran, trago saliva sintiendo la sed de mí garganta.

Decidida a buscar una salida me acerco a la ventana, la brisa fría de la noche golpea mi cara con fuerza haciendo que algunos mechones de pelo me molesten en los ojos, los aparto para ver lo que hay afuera pero me entra un terrible mareo al ver hacia abajo, no creo que está sea una buena opción, donde sea que yo esté, me encuentro en una montaña muy, muy alta, no solo eso, sino que hay muchas montañas iguales al alrededor, odio las alturas, les tengo pavor, pero un momento, extrañamente me siento bien, bueno no es que esté de maravilla pero no es nada comparado a como me sentía cuando estaba despierta hace un rato. Arrugo el rostro confundida, me regreso acercándome a un espejo en la habitación me levanto el vestido blanco y me miro la espalda en el espejo, hay una línea en mi espalda y está cosida, me curaron y me vistieron, ¿Quienes son estas personas? miro de nuevo la puerta, nada es gratis en esta vida ¿Exactamente que es lo que quieren de mí? La verdad no tengo idea pero no estoy dispuesta a averiguarlo, no debo permitir que me mantengan aquí secuestrada quién sabe qué es lo que piensan hacer conmigo, me bajo el vestido y me regreso a la ventana dispuesta a subirme en el pretil de la ventana.

Me asomo una vez más por ella, ¿realmente será una buena idea? Bueno basta, no tengo tiempo para pararme a pensar, trago saliva y me siento en la pretina sacando un poco la cabeza, hay una ventana al lado tú puedes no es tan lejos. Poco a poco voy saliendo, primero las piernas lentamente ignorando el dolor que el movimiento de estas me causa y el ligero dolor de cabeza, me aferro con fuerza al pretil aún que siento los pies puestos en la orilla que sobresale de la pared, otra ráfaga de viento pasa con fuerza, Dios estoy loca.

Para ser honesta no sé ni con qué rapidez logré llegar al otro lado ni con qué fuerza, pero allí estaba, caminando por un pasillo con la rapidez que me permitían mis piernas al hallarme con el cruce de un pasillo me detengo para mirar a ambos lados ¿Izquierda o derecha?

-Hey señorita… -Escucho la voz a mis espaldas lo miro y por encima de mí hombro, un hombre de cierta edad con cabello gris camina hacia mí- ¿Quién es usted?

El hombre no luce contento, esto no me gusta. Miro de nuevo la decisión que tengo al frente ¡olvídenlo! Salgo corriendo dejándolo atrás.

-¡Oiga! –grita tratando de alcanzarme.

Corro mientras miro a los lados apenas si he visto algunas puertas ¿Dónde está la salida? ¡Tiene que haber una!

-¡Deténgase! –me grita de nuevo.

Doy vuelta un pasillo pero me detengo al ver dos hombres hablando ellos se silencian al verme creo que no debería estar aquí, los esquivo y sigo.

-Ustedes, atrápenla –ordena el que me sigue.

Ellos obedecen de inmediato, subo unas escaleras tocando las paredes con ambas manos para mantener el equilibrio, las piernas me comienzan a fallar y una punza en la sien comienza a asomarse pero aun así sigo adelante.

La escalera es fría y oscura y las paredes son rusticas, subo las escaleras con mucho silencio por estar descalza, a mitad de camino me encuentro con una antorcha que ilumina los escalones, no sé qué se han hecho los tipos pero ya no los escucho, al pasar de lado de la antorcha mi mano toca un hueco en la pared, es tan grande que podría entrar en ella me detengo para tomar un respiro y es cuando escucho los pasos que van detrás de mí.

(Safír)

Me llevo la taza a los labios para tomar un sorbo de té mientras leo una carta que ha llegado hace poco.

…conceptuamos que existe cierta posibilidad de que el rey de Asdod pudiera situarse de su parte, llegó a nuestros oídos que el rey anterior el rey Tomet murió hace alrededor de un mes y su hijo Josec es quien ha acogido el trono…

Miro a Kéber para decirle el contenido de la carta pero este se encuentra sumergido en la suya que a juzgar por la expresión de su rostro, tiene un problema que arreglar.

Tocan la puerta.

-Adelante –digo.

Un joven guardia abre la puerta y hace una reverencia rápida, parece preocupado.



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En el texto hay: #romance, #secretos, #mediaval

Editado: 27.01.2025

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