(Emily)
Arrugo la falda del vestido esmeralda cerrando mis puños mientras miro a la chica pelirroja colocar unos cosméticos de baño en la lacena del tocador, en realidad no sé ni cómo empezar, técnicamente no hemos tenido una conversación real, me muevo incomoda en el sofá mientras vuelvo a ver el libro que saqué de la biblioteca tratando de distraerme pero ni siquiera he leído el título de la cubierta, miro de nuevo a la chica, pero tengo que intentarlo.
-disculpa, aún no se tu nombre.
Me mira un momento sorprendida.
-Salisa, señorita. –se sonroja.
-Emily –me presento ella inclina la cabeza en un gesto de reverencia como si nos hubieran acabado de presentar.
-¿Puedo curiosear si solo se llama Emily?
Sonrío –Emily Noumair. –es más tímida de lo que creí.
-entonces la llamaré Lady Noumair. -¿Tú también?
-si te sientes cómoda no tengo problema -aprieto mis labios- ¿Puedo preguntarte algo? –Salisa asiente- ¿Tú fuiste quien me ayudó a recuperarme?
Se sonroja de nuevo –bueno… si, pero, no lo hice sola.-sigue haciendo arreglando la despensa.
-entonces… sabes cuánto tiempo estuve inconsciente ¿Verdad?
Se detiene con el rostro desalentado- si –cierra las manos y las baja –estuvo inconsciente once días, consideramos que lo mejor era mantenerla mitigada…
Me levantéde un salto. -espera ¿Qué… acabas… de decir?
-ah bueno que estuvo mitigada significa que la mantuvimos inconsciente por un mitigo preparado, supongo que al despertar tenía náuseas y mareo es un efecto secundario común, después de que se desmayara por segunda vez estuvo así otros cinco días más. –agacha la cabeza mirándose las manos- La mantuvimos de esa manera porque creímos que era lo mejor debido a su estado de salud.
La miro un momento perpleja digiriendo sus palabras pero no puedo hablar, dieciséis días, estuve dieciséis días inconsciente, debo estar declarada desaparecida desde hace más de una semana, de repente siento las manos frías y coloco el libro lentamente a un lado, “y que esperabas ¿Qué solamente dormiste aquí una sola noche?” me reprende una vocecita en mí interior vuelvo a cerrar mis manos arrugando la falda mientras miro el suelo desconcertada no puede ser, llevo dieciséis días desaparecida para mí familia, suelto el aire que tengo comprimido una y otra vez en voz baja, me está doliendo el pecho, me llevé la mano al pecho tomando con fuerza el vestido.
-Señorita –levanto la cara para ver a Salisa- he terminado...¿Se siente bien?
-sí estoy bien, -mentí - solo quiero estar sola un momento, por favor. –susurro.
Asienta la cabeza con las manos unidas como si acatara una orden y sale.
Dieciséis días…
Miro la habitación, y estoy aquí encerrada en esta pesadilla, el corazón se me está acelerando y me duele, no puedo evitar imaginar el mar de lágrimas que debe estar hecha mi madre culpándose de haberme traído a casa de mi tía May, mi padre culpándose de haber aceptado la idea de mi madre, mi tía culpándose de haberme enviado al bosque ¿Creerán que estoy muerta? ¿Qué un animal me despedazó? ¿Qué no volveré jamás? La sola idea de no volver jamás me contrajo el estómago, corro a la ventana para tomar aire como si me faltara no puedo respirar bien ¿Me creerán muerta? Me aferro al barandal con fuerza como si fuera a caer, debo volver, pero ¿Cuándo? Nadie me ha hablado de ayudarme a volver, solo me preguntan de cómo llegué aquí y de cómo podría ayudarlos ¿Y si no tienen ninguna intención de ayudarme a volver? En realidad ellos no me deben nada, me doy la vuelta para ver la puerta pasando un pensamiento fugaz por mi cabeza, y tal vez no tengan intención de dejarme ir, ya lo he intentado antes y no me dejaron, tal vez soy prisionera y no me he dado cuenta, me abrazo el estómago como si este fuera el causante de mi falta de oxígeno, de pronto me siento sola, muy sola en el mundo y lo peor es que es cierto, estoy sola en este mundo, me aprieto con más fuerza el estómago “¿Pero no era eso lo que querías?” vuelve a preguntar la vocecita, si quería desaparecer…pero no así.
-no –musito- No así.
Dieciséis días…
No. Tengo que volver y lo haré a costa de lo que sea.
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Cálmate respira debes hacer esto calmada o no funcionará.
El libro ya no me tiembla tanto como antes, miro las letras del libro completamente distraída, la puerta debe estar cerrada y la habitación por la que tengo acceso por el balcón debe estar vigilada, me queda solo esta salida, solo espero que funcione.
Escucho que tocan la puerta.
-sí, pase –me levanto.
Salisa entra con su cara de tímida.
-vine porque ya es hora de cambiarle las vendas.
-necesito primero caminar –digo seriamente y camino a la puerta sin esperar su respuesta.
-¿Quiere que la acompañe…?
-no. –la interrumpo y salgo al pasillo con cara de póker fingiendo no ver a los guardias que están apostados en cada lado de la puerta, mis sospechas eran acertadas, y me dirijo hacia una dirección como si supiera exactamente a donde voy.
-señorita –uno de los guardias me habla, me doy la vuelta y lo miro como si él hubiera hablado mal de mi madre sin razón, este es mi mejor cara de actuación.– no tenemos permiso para dejarla salir a menos se sea por una orden especifica.
-¿También le dieron una orden especifica que me que me asfixiaran si intentaba tomar aire? –el guardia me mira perplejo- no sean dramáticos ¿A dónde iría? – me doy la vuelta y camino dejándolo con las palabras en la boca.
¡Realmente funcionó! Me mordí los labios para que no se me saliera una sonrisa.
Me costó un poco encontrar una puerta de salida, al final encontré una que me terminó llevando a un especie de patio trasero, había muchas personas ocupadas en sus quehaceres pocos me prestaron atención lo que resultó bueno, nadie intentó detenerme, mirando los alrededores a lo lejos veo un establo, perfecto, se montar a caballo.
Editado: 07.01.2025