<<Con el aire cálido atravesando sus plumas un ave cruzaba los cielos de Dacíl a Asdod, en una de sus patas llevaba una carta para mí posible prometido, el príncipe Josec Parcebook>>
(Josec)
Escucho el eco del canto de un ave, sé que es Abid.
-abran la compuerta –ordeno desde mi asiento.
Me refería a la pequeña puerta diseñada para la entrada al castillo aves pequeñas de la que solo se puede entrar en ella si sabes dónde está la entrada y si se le permite el acceso desde dentro.
Un águila plateada entra en el recinto desciendendo hasta una distancia prudencial a la mía y al tocar el suelo el ave libera de forma drástica un humo escarchado de color verde dejándolo fuera de vista y entonces el star* se recoge convirtiéndose en un hombre de cabello oscuro y nariz perfilada, y hace una profunda reverencia hincando ambas rodillas en el piso de mármol gris.
-buenos días mí rey –me dice.
-buenos días Abid, te recuerdo aún no soy rey. -le corrijo suavemente.
-pero lo será mí señor –me dedica una sonrisa, más de uno está esperando eso.
-dime ¿Tienes la carta?
-si majestad –se la desata del tobillo.
-léela por favor. –entrelazo los dedos con delicadeza impaciente, no he sabido nada de Cub ni Salmoné desde hace una estación increíble que ya se cumpla un año desde que los envié a Dacíl.
Abid comienzo a leerlo en voz alta, estoy seguro de que él también quiere saber de ellos.-“Carta dirigida al Príncipe Josec futuro rey de Asdod de parte de Salmoné.
Majestad hemos tenido merodeadores pero nada grave, hay algo extraño que hemos notado estuvimos 87 días y noches vigilando varios territorios de Dacíl para conocer la ruta de los mensajeros importantes del país, hay por lo menos tres tipos de mensajeros reales, el primero es de la reina Sea, el segundo suponemos que es príncipe Safír pues le perdemos la pista por más que le sigamos, entrenamiento común del consejo y el tercero sigue siendo un misterio, debatimos sobre el asunto y hemos llegado a la conclusión de que debe ser un tercer grupo organizado del no estamos seguros sobre cuál es su propósito pues no hemos visto ninguna actividad de ellos hasta ahora solo los mensajeros.
“también, lamento tener que anunciarle la muerte de mi compañero Cub…
Un silencio invade el lugar, el dolor se asoma en mí corazón, Abid se ha quedado helado por la noticia me recuesto en el espaldar de la silla bajando la cabeza, Abid toma aire para seguir leyendo pero ahora su voz se escucha menos firme.
-“...en un enfrentamiento con bandidos tratando de impedir que ellos quemaran la aldea de La Línea.
Hay otras cosas que quiero decirle pero prefiero hacerlo en persona, hasta entonces que esté con bien.
Quien escribe su humilde servidora, Salmoné.”
Abid dobla la carta en silencio.
-Gracias Abid avísale a Sirte para que corra la noticia, puedes irte.
Hace otra reverencia –gracias majestad. –con voz tenue.
Sale del recinto y miro al escritor con la pluma en la mano.
-escribe: “Salmoné, lamento mucho lo de tu primo, si lo deseas puedes volver a casa y presenciar las exequias° de tu primo. No estás obligada a cumplir mis órdenes de encontrar al príncipe Safír, me preocupa tu estado de salud espero de que no hayas resultado también herida y que estés descansando y comiendo bien pero si no deseas regresar déjame enviarte a alguien en el de lugar de Cub, confío en tu juicio pero también te conozco bien puede que tengas deseos de volver pero tú honor tal vez no te lo permita así que sé cuál sea la decisión que tomes quiero que tomes en cuenta la preocupación de quienes te importamos. Quién escribe Josec”.
La carta es doblada y sellada.
-listo majestad. –afirma el escritor.
-envíen la carta con urgencia pero no con Abid, él está de duelo.
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(Safír)
-¿Desaparecida? ¿Cuándo? ¿Cómo? –Kéber está más sorprendido que yo.
Deslizo la carta por la mesa acercándosela.
-léelo tú mismo y dime como interpretas esas palabras. –digo.
Estoy sentado en la silla girando la cuchara dentro de la taza mirándolo leer.
Sus ojos se mueven por el papel hasta que la termina con el ceño fruncido. -creo que la palabra que usted busca majestad es secuestrada.
Quisiera no creerte.
Me levanto -llama a Jabné, Laúd y Beker tenemos que hablar esto.
Kéber sale de la tienda dejándome solo, paseo masajeándome las sienes no quería que Kéber supiera lo preocupado que estoy. Secuestrada, ¿Acaso mí tía tuvo partida en esto? ¿La ha encontrado tan rápido? No, es imposible sino significaría que ya sabe dónde estoy, eso sería un desastre me apreto con más fuerza las sienes, tendré un horrible dolor de cabeza por esto, recuerdo cuando la señorita Noumair me dijo que tenía sus razones para venir con nosotros estuve a punto de reírme ahí mismo, soltar una risa llena de amargura, pensé en ese momento si el mundo se había puesto de acuerdo en hacerme enloquecer ese día como si enterarte de que tus hombres de confianza te han mentido en la cara no fuera suficiente y lo peor es que no son capaces de decírtelo aunque se los órdenes.
Sigo paseando por la tienda, prefiero creer que ella está desaparecida, escondida en algún hueco del refugio ¿Por qué no? La idea no es descabellada no es que fuera la primera vez que intentara huir aunque no creo que sea tan tonta como para intentarlo de nuevo.
Miro a través de la rejilla que se hace pasar por ventana, las cumbres rocosas de las montañas han empezado a menguar estamos un poco más lejos de Ojo de Águila, estoy cuatro días fuera y los planes comienzan a derrumbarse.
Kéber vuelve con los otros tres.
Editado: 27.01.2025