Dejar a Ana sola en casa, después de verla llorar, fue más difícil de lo que esperaba. Hubiera preferido que Rau la acompañara pero ella se negó. Ni bien Miguel cerró la puerta de su despacho, escupí la verdad que estaba guardando.
—Tenemos un problema.
—¿Uno? —preguntó con sarcasmo— te recuerdo que todavía no sabemos quién nos tiene en la mira.
—Creo saber quién es.
—A ver si abandonás el misterio —se quejó.
—Hoy cuando estábamos en “The Garden”, Ana comentó que el restaurante había pertenecido a su familia.
—Es imposible, Danilo —los ojos de Miguel se fueron abriendo de a poco— A menos que… ¡No! Danilo ¡No! Es imposible. Ana vive una vida demasiado corriente.
—¡Vive en una mansión con quince habitaciones! —grité enojado conmigo mismo por no ver las señales.
—¡Viaja en colectivo! —me contradijo Miguel—. El apellido es Luque— agregó como evidencia.
—Miguel, nada les costaría cambiar de identidad ¿Desde cuándo sos tan ingenuo?
Mi amigo vencido se cubrió la cara con ambas manos.
—Esto es una locura ¿qué querés hacer?
—Por ahora vamos a “The Garden” y conozcamos por fin la cara del hombre que nos salvó la vida.
El viaje al restaurante se hizo eterno, el silencio evidenciaba la gravedad del asunto. Antes de ingresar, Miguel me detuvo aferrándose a mi brazo.
—Pase lo que pase, yo no voy a dejar a Rau.
—¿Crees que yo podría dejar a Ana?
Nos encerramos en una pequeña sala con la computadora conectada a las cámaras de seguridad y buscamos la grabación calculando el horario.
—Ahí están —señaló con el dedo índice Miguel para que detuviera el rebobinado.
Observamos la imagen con detenimiento, sin dudar eran una familia. La comitiva la encabezaban dos niñas y un niño que rondaban entre los ocho y los diez años, caminando detrás una mujer de mirada triste y exceso de maquillaje. Por último, un hombre de unos cincuenta años con los ojos clavados en su celular.
Cambiamos la cámara exterior por la que se ubicaba dentro del salón para seguir la secuencia. El padre de Ana había atendido su llamada cuando aún estaban en el restaurante. Se alejó de la mesa para hablar con Ana y pude apreciar dos escenarios. Primero que el hombre realmente sufría por la distancia que imponía con su hija y el segundo, que la inesperada llamada no pasó desapercibida para la mujer, que calculo sería la esposa.
—Me lo imaginaba distinto —habló Miguel.
—No sé qué decirte.
—Tenemos que pensar bien qué es lo que nos conviene.
—Le dije a Ana que la iba a ayudar a investigar a su padre.
—No le mientas, Danilo. Ana no solo es inteligente, también es arrojada y va por todo. Si algo no le cierra no va a dudar en investigar por su cuenta.
—Lo sé, tarde o temprano va a saber la verdad.
—Conociéndola, más temprano que tarde.
—Me voy a tomar unos días para pensar bien qué es lo que le voy a decir, te pido discreción con Rau.
—No pensaba decirle nada.
—¿No le has contado a qué nos dedicamos? —pregunté sorprendido.
—No —Miguel bajó la mirada avergonzado— No quiero que se aleje de mí.
—Te entiendo —otra vez el silencio recayó sobre nosotros.
De vuelta en el Rosas, cada uno se refugió en su oficina. Tamara me buscó más de una vez por lo que me encerré con llave, dejé organizado el trabajo que tenía prioridad y me preparé para irme. Era una novedad para mí el deseo que sentía de llegar al lugar que desde hacía cinco años era mi casa.
Encontrarla bailando con todos sus útiles desparramados, entre el piso y la mesa, me llenó de felicidad. Me permití olvidar la realidad y disfrutar con ella ese momento que supe sería uno de esos que se te queda grabado para siempre.
Como había prometido, me acomodé en el sillón, tarea nada sencilla para un hombre de mi tamaño. Durante la noche, me levanté dos veces para confirmar que Ana dormía plácidamente. En las dos oportunidades me demoré unos segundos observando su cuerpo. El deporte había delineado sus músculos pero la delicadeza de sus facciones la volvían muy femenina. Tentado estaba de recostarme junto a ella y pegarla a mi cuerpo. Me detuvo la certeza de que Ana necesitaba volver a confiar en mí y cumplir mi palabra era el comienzo de ese recorrido que no sería fácil.
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Editado: 04.11.2024