¡DEVUÉLVEME A MI HIJA!
Prólogo
15 AÑOS ATRÁS:
“Quizás llegaran pronto. Quiero esperar un poco más…” —Esas eran mis palabras cuando mis padres habían quedado en pasar a buscarme al orfanato donde había vivido casi toda la vida y me dejaron esperando. Era la cuarta vez.
Recuerdo claramente estar sentada en la escalera de aquel lugar que era lo único que conocía como hogar hasta entonces. Me senté a esperar en el tope de las escaleras de concreto, con las piernas muy juntas, la espalda recta, mi cabello largo convertido en dos trenzas amarradas con cinta rosada y una ilusión rebosante en el pecho. Mis padres, los verdaderos, los biológicos, vendrían a recogerme para llevarme a casa. ¡Que estupenda noticia! Las veces anteriores seguro les había pasado algo que se los había impedido. Pero esta vez sería diferente. Esta vez sí que llegarían. Nada ni nadie podría convencerme de lo contrario.
Pero las horas fueron pasando y el ansiado auto que traería a mis padres nunca apareció.
“Allison, creo que ya debemos entrar. Es tarde y está muy frio. Hoy se pronostica nieve…ven, mi niña…entremos…”
Aquellas eran las palabras de Rosie, la más cariñosa y amable de todas las que nos cuidaban. Era joven y muy bonita. Siempre tenía una sonrisa en el rostro. En especial, era muy dulce. Difícilmente yo aceptaría no tenerla cerca, pero ella tenía novio y hasta hablaba de matrimonio. Temía perderla porque su novio quería casarse y llevársela lejos, a otro país. Yo sufría de solo pensar que ya no estaría conmigo. Solo que, si lo razonaba bien, yo me iría con mis padres e igual sería yo quien se fuera antes. Le juré que vendría a visitarla cuando eso pasara. Nunca la abandonaría. Rosie era mi ángel, lo más parecido a una madre que puedo recordar.
Yo me resistí a entrar, aunque el frio ya comenzaba a calarme los huesos. Ella me tomaba con dulzura por el brazo, halándolo, aunque sin forzarme. Las lágrimas que hasta entonces pude reprimir comenzaron a brotar de mis ojos y también de la nueva rotura que se le hizo a mi corazón. Rosie tomó mi pequeña y desvencijada maleta y sin palabras logró convencerme a entrar cuando comenzaron a caer los primeros copos de nieve.
“Ya va…mi niña hermosa…” —apenas atinaba a decir porque creo que su propio corazón también estaba roto.
Por suerte, era la hora en que todas las niñas del orfanato St. Mary se encontraban en el comedor para la cena. Así que Rosie me acompañó hasta la inmensa habitación que compartía con otras niñas y me ayudó a cambiarme de ropa y ponerme el piyama. Lavó mi rostro y soltó mis trenzas. Tuvo cuidado de guardar las cintas rosadas. Seguro que las volvería a usar la próxima vez. Solo que yo ya no resistiría una próxima vez. No se lo dije esa noche, pero creo que ella lo intuía porque, contrario a otras veces, no mencionó que haría con las cintas rosadas.
“Te traeré algo para que cenes aquí mismo. No se lo cuentes a nadie, sabes que me puedo meter en un lío…”—me amonestó y yo apenas balbuceé unas palabras de agradecimiento. No pensaba comer aquella noche, pero la dejé que se fuera porque todo lo que yo quería era estar sola para llorar.
Regresó con un sándwich de queso y un refresco. Luego sonrió con malicia y yo supe que escondía algo más. Rosie pone esa cara cada vez que me va a consentir con algo. De la mano que escondía tras su espalda, sacó un pedazo de paste del chocolate, mi favorito para siempre jamás.
“Esto es un verdadero secreto que no debes contarle a nadie.”—me dijo sonriente, intentando animarme. Yo fingí alegría porque a pesar de que muero por el pastel de chocolate, aquel día no podía arreglarlo ningún pastel. Quedó grabado en mi memoria como la última vez que me ilusioné con formar una familia con mamá y papá.
Ella me dio las buenas noches y se despidió de mí creyendo que me había consolado. Le había mostrado una fuerza que no tenía porque no quería que estuviera triste por mí. En cuanto cerró la puerta, coloqué todo bajo la cama y me solté a llorar. Tenía solo siete años la primera vez que sentí que nadie nunca me iba a amar.
NOTA DE AUTOR:
Bienvenidos a esta nueva historia. Gracias a los lectores que siempre dicen presente y también a los que me leen por primera vez.
Las actualizaciones al principio serán de lunes a viernes y luego tres o cuatro veces por semana, según pueda hacerlo.
No tengo idea de si esta historia será o no será de pago. Como saben, muchos factores influyen en esa determinación. Lo que sí puedo decirles es que esta historia no será interrumpida y la subiré hasta el final.
Todos los comentarios serán valorados y agradecidos, siempre y cuando sean con respeto. Si la novela no les gusta, simplemente váyase en paz. Me ha costado mucho retomar la escritura, no lo arruinen.
Agradezco enormemente que le den Me Gusta, comentarios, compartan y recomienden esta historia. Eso no les cuesta nada para a mi me vale mucho.
Otra vez, gracias por leer, gracias por estar.
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Editado: 15.11.2025