Devuélveme A Mi Hija

CAPÍTULO 10: LA DECISIÓN

CAPÍTULO 10

LA DECISIÓN

El tiempo ha pasado volando. ¡Ya llevo tres meses saliendo con Parker! En este tiempo me he convencido de que es el hombre con quien quiero pasar el resto de mi vida. Me llena de atenciones, es caballeroso y siempre parece estar de buen ánimo pues no se altera ni aun los días que admite haber tenido un mal día de trabajo. No hemos podido repetir una salida tan fastuosa como la primera pero igual buscamos el tiempo para vernos. Siempre él y yo solos. Dice que no le gusta compartir con nadie el poco tiempo que tenemos para vernos. A mi me parece divino. Me basta estar con él.

Jessie todavía no lo conoce.

—No estoy negada a que me lo presentes, es solo que no hemos tenido la oportunidad de coincidir —me explica cuando le reprocho.

—Tampoco ayuda que te has enamorado y -al igual que yo- le dedicas todo tu tiempo libre a ese fulano…—le señalo.

—¿Fulano? —reclama a la defensiva.

Echo la cabeza hacia atrás y suelto una carcajada.

—Está bien…está bien…Alexander…no lo olvido…es un buen tipo, me cae bien.

—Más te vale…—Ambas reímos en complicidad.

Entonces Jessie se pone seria y me suelta una noticia que no me esperaba. No niego que era de esperarse, aunque eso no evitó que me trastornara.

—Me han ofrecido un puesto importante en la empresa Vecktor, Inc…ya sabes…aquella de la que te hablé…es muy difícil entrar ahí y no sé cómo pasó, pero lo logré.

El corazón me dio un vuelco sin que lo pudiera evitar. Me alegré y asusté al mismo tiempo.

Por un lado, me enorgullecía sobremanera el logro profesional de mi amiga. Se lo merecía. Había terminado sus estudios y se mantenía en su empleo en el supermercado solo hasta que llegara su gran oportunidad. El momento llegó y no podía menos que felicitarla.

—Me alegró tanto por ti, Jessie…—dije cuando al fin se desató el nudo que tenía en la garganta —te lo mereces más que nadie. ¡Enhorabuena! —le di un abrazo genuino y lleno de felicidad por ella.

Pero muy pronto descubrí porque esa buena noticia venia acompañada de una sombra.

—Pero…bueno…tengo que decirte que esa posición me obliga a irme de la ciudad. La empresa queda a tres horas de aquí así que tendré que…—dejó la oración incompleta; tan incapaz de terminarla como yo de escucharla. Aunque al final, fui yo quien completó la oración.

—Tendrás que mudarte…—dije y me costó decirlo, pero era una verdad ineludible que había que afrontar.

Vi un asomo de tristeza en los ojos de Jessie, igual como imagino que lo había en los míos.

—Sabíamos que algún día este momento llegaría…—explicó ella en un vano intento de que lo razonáramos.

—Pero…duele…hemos vivido juntas toda la vida…En St. Mary…luego aquí…—se me quebró la voz. Respiré hondo tratando de no dar rienda suelta al cúmulo de emociones que sentía en el medio del pecho.

Jessie no respondió nada. Sé que también reprimía el sentimiento que la embargaba.

—Vaya…que nos hemos puesto demasiado sentimentales…—me limpié una lágrima del rabillo del ojo antes que pudiera deslizarse —Es un momento de celebración, Jessie. Nuestros sueños se van realizando poco a poco…No podemos quejarnos de nada, ¿cierto?

—¡Cierto! —ella también se limpió el rostro y ambas pusimos nuestro mejor ánimo.

Al siguiente día le conté a Parker sobre la inminente partida de Jessie.

—Creo que ya es tiempo de que pautemos una salida y la conozcas por fin —sugerí —¿Qué te parece una salida los cuatro? Jessie y su novio Alexander, tú y yo…¿Qué opinas?

Parker se quedó pensativo. Me miró de una manera que me estremeció de pies a cabeza. En ocasiones, eso sucede. Se queda callado como sumido en pensamientos profundos. Esta vez no fue la excepción.

—Te has quedado muy callado. ¿Qué piensas? ¿No te gusta la idea de que salgamos los cuatro? Seria perfecto, como un debut y despedida con Jessie. Ya sabes lo importante que es ella para mi…es…es…mi única familia —ya esto se lo he dicho antes pero aprovecho el momento para recalcar la importancia que tiene en mi vida.

—No me parece mal…es solo que ahora tengo una preocupación…—expresa con un gesto ceñudo que me inspira un tanto de desconfianza.

—¿Qué te preocupa? —indago llena de curiosidad.

Parker fija sus ojos en los míos. Otra vez los nervios me crepitan por la espalda y me sacude un escalofrío.

—Que te quedarás sola…viviendo sola en ese departamento…que no quiero que eso suceda…—su voz es profunda y pronuncia cada palabra como si antes las hubiera ensayado.

—Bueno…sí…pero…—intento decir, pero él me ataja en medio de la oración.

—Pero nada, hermosa…le pondremos solución a eso —asevera convencido.

Yo no logro articular palabra. Estoy muda y expectante ante lo próximo que diga. Pero no importa cuanto deje correr la imaginación tratando de adivinar cual será esa solución, lo que dijo me dejó helada. No lo vi venir.

—Vamos a casarnos…

Negué con la cabeza de manera intuitiva. No sé si fue por lo inesperado de su decisión, porque era una solución que no me había siquiera cruzado por la mente o quien sabe por qué. Pero algo en mi interior me alertaba de que era demasiado precipitado. Con todo lo que amaba a Parker el corazón me gritaba que no.

—¿No te parece demasiado pronto? Es decir…ni siquiera conozco a tu familia, nunca he visitado tu casa, no sé donde vives y tampoco he terminado de estudiar…me falta muy poco…podemos esperar a que me reciba…podemos…

—Shhhh —me interrumpió en medio de mi retahíla de objeciones —todo eso tiene solución. Ya verás, vamos a organizarnos y lo haremos…¿Es que no te causa felicidad convertirte en mi esposa?

Yo estaba aturdida. Intentaba asimilar lo que escuchaba y quedaba perpleja ante la facilidad con la que Parker resolvía todo. Parecía tener una solución a cada problema.

—¡Claro que me da felicidad! Bien sabes que te amo…




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