Devuélveme A Mi Hija

CAPÍTULO 11: NUEVA DIRECCIÓN

CAPÍTULO 11

NUEVA DIRECCIÓN

Jessie ha empacado sus cosas y yo me he quedado sentada en el sofá como una estatua mirando las cajas y el par de maletas que están junto a la puerta. Dentro de mi pecho tengo una desazón que no me abandona. El futuro sin Jessie se me presenta incierto, incluso más que cuando salí de St. Mary a enfrentar el mundo que desconocía. Es difícil mostrar buena cara cuando se lleva este tipo de angustia que me hace sentir culpable porque debo estar feliz por ella. Y lo estoy. Pero también estoy triste por mí. No tengo manera de evitarlo.

—¿Ha pasado inspección mi equipaje? Digo…porque de la manera en que lo miras…—me dijo al darse cuenta de que tenía los ojos clavados en aquel par de cajas y maletas que resumían una etapa de nuestras vidas.

—No seas tonta…—le respondo sacudiendo la cabeza para despejar así mis pensamientos.

—Tonta tú que no estas feliz con esa propuesta de matrimonio…

Una sensación extraña me recorrió el cuerpo.

—No hablemos de eso. Seguro Parker lo dijo por decirlo y no se va a dar sino hasta quien sabe cuándo…

Jessie me mira suspicaz.

—¿Segura? —apoya sus manos sobre sus caderas como una madre en plena regañina.

—Sí, ya veras que pronto se dará cuenta que es una locura y que no hay nada de malo ni peligroso en que yo ocupe sola este departamento. Hace tiempo soy una persona independiente ¿no crees?

Jessie se sienta a mi lado y me pasa un brazo sobre el hombro.

—No quiero ser pesimista, amiga. Yo más que nadie deseo tu felicidad...pero… tengo que advertirte en contra de ese matrimonio apresurado…no es buena señal.

Mantengo silencio y aprieto los labios. Este tema me sofoca por alguna razón y no quiero hablarlo. Así que doy un giro a la conversación.

—Te voy a extrañar…—me tiembla la voz pese a que me esfuerzo porque eso no suceda.

—Podrás ir a visitarme cuando gustes…

—Pero igual te voy a extrañar.

—Y yo a ti…

Nos hemos despedido una vez más. Practiqué cómo comportarme este día y no ha servido de nada. Estoy a punto del llanto.

Una alerta de aviso se escucha desde su móvil. Es el taxi que anuncia su llegada y la espera afuera. Nos ponemos de pie y la ayudo a cargar su equipaje.

Mis lágrimas son tan cargadas que no hay manera de detenerlas, se deslizan por mis mejillas. Las he reprimido tanto que ahora salen como fuentes por mis ojos.

—Ya basta…no me hagas esto más difícil…—me dice tratando de aparentar que es fuerte, pero yo sé que esta separación le duele tanto como a mí.

Nos abrazamos una vez más. La despedida es triste y ninguna es capaz de ser la primera que rompe el abrazo. El taxista pone cara de impaciencia. Ya hemos alargado demasiado este momento.

—Llámame en cuanto llegues —le pido, casi le imploro.

—Te lo prometo.

Jessie entra al taxi quien ya con el motor encendido se marcha al instante. Yo me quedo parada frente a nuestro edificio, con los ojos fijos en el vehículo que se aleja y se lleva consigo un pedazo de mi corazón. Jessie se voltea un instante y me dice adiós con la mano. Le respondo igual. Pronto el auto se pierde en la distancia y siento el dolor de quedarme otra vez sola en la vida.

***

Parker aparece poco después y llama a la puerta. Lo hago pasar y es la primera vez que entra al departamento. Noto como repasa su mirada por todo el lugar, pero no logro descifrar lo que cruza por su mente. Ha de parecerle un lugar miserable comparado con lo que está acostumbrado, pero se abstiene de comentarlo y agradezco que así sea.

Me da un beso rápido y me dice que tiene algo que mostrarme. Hay algo diferente en él, algo que me llama la atención. Trae una inusual alegría que parece estar impregnada en su ser y brotarle por los poros.

—Te ves muy feliz —le señalo —Que bueno porque yo estoy triste.

Parker no pregunta la razón de mi tristeza. Tampoco pregunta por Jessie. Nunca lo ha hecho y hoy no es la excepción a pesar de que sabe que se ha mudado lejos.

—¿Cómo no he de estarlo? Te traigo una noticia que te quitará la tristeza…—suelta risueño, con una alegría distinta que no le había visto antes.

—A ver…

No creo que nada de lo que me diga mejorará mi ánimo. Me siento en una suerte de luto, un duelo. Acabo de tener una inmensa pérdida en mi vida. Me duele el corazón.

—Mira…—extiende la mano para entregarme una tarjeta.

No comprendo nada. No sé si se deba a que estoy aturdida por la partida de Jessie o porque la tarjeta tan solo contiene una dirección que no me significa nada.

—¿Qué es esto? —le pregunto, perpleja.

—Tu nueva dirección.

Me siento confundida. La tarjeta dice 20 Coes St. Si mal no recuerdo queda bastante lejos de donde me encuentro. Lejos de mi universidad, de mi trabajo, de todo lo que conozco. No entiendo nada.

—¿Qué significa esto? No comprendo…—apenas musito cuando logro reponerme de la impresión.

Parker es todo sonrisa. Me toma por la cintura con una mano mientras acaricia mi cabello con la otra.

—Significa que aquí se encuentra tu nueva residencia. Es un departamento que he conseguido para los dos. Queda en un lugar hermoso…y ya está amueblado y con todas las comodidades. Te va a gustar…—su voz es chispeante y enérgica.

—Pero…—me suelto de su agarre con discreción y doy un paso atrás. No sé como reaccionar. ¿Se supone que esté contenta?

Él no dice nada. Se ha quedado esperando otro tipo de reacción, quizás esperaba que yo brincara de alegría, pero lo cierto es que me siento aturdida con esta noticia y no logro procesarla.

—Este lugar queda lejos de aquí… ¿Cómo llegaré a mi trabajo o a la universidad? —le pregunto, perpleja.

Él vuelve a sonreír. A decir verdad, nunca ha perdido la sonrisa.

—Ya hablaremos de eso, hermosa. Por ahora, quiero que vengas conmigo. Te llevaré a verlo. Te va a encantar…—insiste.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.