Dia

Parte II – El abandono y la cura

No pasó mucho tiempo para que también te fueras. Como el aire, como algo que nunca estuvo del todo. Te escudaste en tus miedos, inseguridades que no supieron sanar, te pusiste la máscara de víctima y me lanzaste las culpas que tú no supiste asumir.

Yo, ya rota, ya vacía, no pude sostenerte más. No tenía fuerzas para levantarme, mucho menos para cargar con tu ausencia disfrazada de dolor.

No peleaste.

No intentaste quedarte.

Solo te fuiste.

Y yo, cansada de suplicar amor donde ya no lo había, corté todo hilo que me atara a ti. Cerré las puertas. Me fui sin mirar atrás. No porque fuera fácil, sino porque por primera vez entendí que tenía que salvarme a mí.

Estaba sangrando emocionalmente y tú solo sabías mirar tu herida imaginaria. Te dolía más tu ego que mi corazón.

Así que me fui. En silencio. En pedazos. Pero con la firme convicción de que algún día me volvería a coser.

Porque ya lo había hecho anteriormente, y otra vez lo haría



#2061 en Otros
#52 en No ficción
#505 en Relatos cortos

En el texto hay: maternidad, dolor, perdida

Editado: 22.04.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.