Diario de una acosadora

03 QUERIDO DIARIO… HOY CONOCÍ A CRUELA DEVIL

Querido diario, 

 

—¡Aló! 

—Buenas tardes, señorita Cooper. Soy el jefe de recursos humano de la compania Morrison, ha sido seleccionada para el puesto. 

¡Aaaaaaaa! Di un grito interno al saber la noticia. Me esforcé en obtener el puesto de secretaria de presidencia. Tanto así que, tuve que sobornar a mi competencia. 

—La esperamos el día de mañana. 

—Tal vez está equivocado, ¿no se supone que debo presentarme el lunes? 

—El señor Díaz necesita con urgencia su nueva secretaria. Pero si no puede. 

—No, no, no, es decir; sí, sí, sí. Estaré el jueves. 

 

Y aquí estaba. Esperando que Ezra ingresara por la puerta para ponerme a sus órdenes. Llevaba tanto tiempo observándolo a través de mi ventana, que solo de pensar que iba a hablar con él e incluso a estar a pocos metros, sin ninguna pared de por medio, sentía que iba a caer por un paro cardiaco. 

—Ava Cooper, pase adelante. —Otra mujer me llamó por mi nombre. Miré hacia el lado izquierdo de donde provenía la voz. Se trataba de Violeta Morrison, la prometida de Ezra. —¿Piensa quedarse ahí parada? —exclamó. 

—No, no. —Apresuré mis pies e ingresé a su oficina.

Conocía todo sobre la vida, su vida, siendo la prometida de Ezra y uno de los dueños de empresas Morrison, los detalles de su vida estaban al alcance del público, sobre todo en redes sociales. 

Ella y su hermano perdieron a sus padres hace cinco años. Su hermano mayor se encarga de otras empresas en el interior del país y ella de la empresa constructora, en donde convirtió a su novio en presidente. 

Era una mujer hermosa y elegante y ahora que la tenía frente a mí, me preguntaba cómo es que Ezra no podía serle fiel. Tenía todo a su lado.

—Señorita Cooper. —inició— Usted va a ocupar uno de los puestos importantes en esta empresa, de mi empresa —resaltó las últimas palabras. Se sentó en su escritorio y yo me senté en una de las sillas que estaban enfrente. 

—Señorita Morrison…mucho gusto. 

—Y Ezra Díaz, —continuó hablando, omitiendo mis palabras —es el presidente y mi prometido. Pero bueno, creo que usted lo sabe. 

—¿Yo? —inquirí confundida, aunque en realidad sabía mucho más, tanto así que conocía los días en que hacían el amor. 

—Todo mundo lo sabe, somos la pareja del año.  Pero no la llame para repetir lo que ya conoce, la llame porque quiero darle instrucciones específicas de su trabajo.

—Pensé que sería Ez..- el Señor Díaz.

—Él le dará las instrucciones de lo que hará en la oficina, pero yo voy a indicarle lo que hará fuera de ella. 

—No estoy entendiendo. 

—Además de sus funciones como secretaria de presidencia, quiero que me informe de la agenda de mi prometido, con quien va a comer, sus reuniones, llamadas, mensajes, conversación, todo. 

Asentí de manera lenta, quería soltar una carcajada porque en verdad yo sabía muchas cosas de Ezra, pero no iba a decírselas. 

—Está bien, puede confiar en mí. —dije con una sonrisa. 

Ella sonrió con satisfacción, pensando en que yo sería su nueva aliada. No podía negarme e iniciando mi primer día de trabajo, llevándole la contraria a Cruela Devil. 

—Mary, ¿Ezra ya está en su oficina? —Violeta preguntó por el intercomunicador. 

—Sí, vino hace un par de minutos. 

—Perfecto, vamos para allá. 

Solté un fuerte suspiro, el momento, al fin el momento había llegado. Salimos de la oficina y nos dirigimos en dirección a la oficina de Ezra. 

Ella fue la primera en entrar. La oficina era enorme. Recorrí mi mirada hasta encontrarme con la figura de mi vecino. Estaba parado frente al gran ventanal. 

—Hola mi amor, buenos días. 

Violeta se acercó y lo besó. 

—Hola cariño —respondió después de separarse de su prometida. 

Su voz sonaba tan sexi, muy pocas veces lo escuché tan cerca. Tenía un tono profundo y resonante. 

—Traigo a tu nueva secretaria. —indicó Violeta y me señaló. 

Él me miró con sus hermosos ojos café. Me pasó un escaneo de abajo hasta arriba, hasta encontrarse con mis ojos celestes. 

—¡Ya veo! Bienvenida señorita…

Violeta y Ezra me observaron en espera de mi respuesta. 

—Ava Cooper, esa soy yo. 

Ezra no lo sabía, pero yo era la mujer que necesitaba a su lado.

 

 




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