Capitulo 1:

15/3/2019

Obligado diario:

Nose por donde empezar, ni siquiera entiendo bien la importancia de un diario ¿Que tiene de especial escribir todo lo que haces? Exacto, nada, es molesto y cansador pero mamá cree que me va a hacer bien y no hubiera aceptado hacerlo de no ser porque ella estaba muy entusiasma y me contó que en su momento tuvo uno, lo describió como  "volcar tus sentimientos en un papel" y "una buena manera de desahogarte". La idea la propuso mi terapeuta y dijo que si lo hacía, las sesiones semanales reducirían. 

Por eso escribí obligado diario, la mayoría de las chicas de mi edad tiene uno pero a diferencia de aquellas chicas de dieciséis años, yo no lo hago para hablar sobre tonterías, como cotilleos del instituto o si me gusta algún chico mucho menos lo hago por gusto. Por eso me pareció equivocado poner algo tan cliché como "querido diario", ya que no lo es.

En fin, tendré que escribir aquí como mínimo dos veces por semana y los viernes se lo enseñaré a Cris, -mi terapeuta que ahora debe estar leyendo esto, así que hola Cris- para ver mis avances.

Me sorprendió un poco cuando me dijeron que no lo tendría que escribir todos los días ¿no es ese el sentido de un diario? Hasta su nombre lo dice, pero no planeaba discutir y no hacerlo me beneficiaba, así que me mantuve callada. 

Me dieron varios puntos a tratar aquí, entre ellos me pidieron que hable de mi infancia, de cómo me sentía con las personas y conmigo misma, también me insistieron especialmente con que hable sobre Jacob pero no tengo nada más que agregar sobre él a lo que hablamos en las sesiones. Me pidieron sobre todo que dejé las cosas fluir y que no fuerce el proceso de "expresarme a través de la escritura", pero adivina que Cris, no puedo fluir cuando me ponen requisitos, me esforzaré por cumplir con todo pero no prometo nada, ¿Okey? 

Ni siquiera sé por qué estoy haciendo toda esta explicación, si las únicas personas que van a llegar a leer esto ya saben las razones, en cierto punto creo es correcto darle un inicio, para que en un futuro cuando lea el diario ya terminado pueda recordar todo con lujo de detalle.

Una de las razones por las que Cris propuso el diario, es porque comencé la escuela, si... después de haber dejado mis estudios de lado por un tiempo, mamá creyó que ya era hora de retomar mi educación y de relacionarme con personas de mi edad.

A quien quiero engañar hice toda la introducción para no tener que escribir sobre mi primer dia de clases, pero no voy a aplazar más las cosas, a decir verdad hoy fue interesante.

No recuerdo bien cómo era la escuela antes, especialmente porque no llegué a conocer el instituto, antes de empezar el primer año tuve mi primera crisis unas semanas despues del incidente, pero no fue algo tan grave - Tengo que recordar describir ese momento, fue otro punto que me dieron a tratar, pero no viene al caso.-

En el nivel secundario pasaba la mayor parte del tiempo con Olivia - mi mejor amiga-, parte de las clases con Valerio -un compañero con el que conversaba solo en la materia que compartiamos- y el resto del tiempo trataba de no llamar la atención. Si… no era tan sociable, ¿es raro que una chica de catorce años tenga un amigo y medio? Al igual que antes no lo se, pero tampoco importa ya que perdí todo contacto con ellos, así que la verdadera pregunta sería: ¿es raro que una chica de dieciséis años no tenga amigos?

Poco después de ser ingresada en la clínica me mantuve en contacto con Olí y -cuando se lo permitieron- me visitó en varias ocasiones, pero las cosas eran distintas y nosotras éramos distintas. Con valerio perdí casi todo el contacto, lo cual no fue una sorpresa ya que no éramos para nada unidos y digo casi porque poco tiempo después de dejar las clases recibí un mensaje de él y me hizo muy feliz, pero no fue más que un mensaje consuelo que seguramente su madre obligó a enviar. Si bien tuve muchas oportunidades de reintegrarme a las clases presenciales ninguna llegó a concretarse debido a mis tantas recaídas, más de las que mi madre o Cris quisieran. Más de las que yo quisiera. 

Lo único que espero es que las maestras sean buenas, todavia recuerdo a la señorita stacy me dio en sexto y estaba completamente en mi contra. Además de ella no tuve ninguna otra mala experiencia, sobre todo porque mis últimos maestros me veían a través de una pantalla y eran muy comprensivos. 

Después de unos meses de mi segunda recaída, comencé los estudios virtualmente para no perder el curso y así no atrasarme, la idea era solo hacerlo por un tiempo hasta mejorar, pero un trimestre se convirtió en tres y esos tres en un curso y ese curso en dos años y bueno aquí estoy. Mamá se arrepiente y se reprocha todo los días no haberme insistido en asistir a las clases presenciales, dice que yo ahora estaría mucho mejor pero odio que se eche la culpa y en realidad creo que las cosas no serían muy distintas. 

Estacionadas frente al instituto mamá me dio un discurso motivacional en el auto, el cual fue completamente predecible, pero fui salvada por la campana. Al principio me sentí fuera de lugar y fue realmente incómodo caminar por los pasillos con todas las miradas en mí -quizás exagero pero así lo sentí-, creí que era por haber comenzado las clases una semana después que todos o tal vez la sorpresa por volver a verme, quizás algunos hasta se hayan olvidado mi rostro, dos años son mucho tiempo y por eso no le di importancia.

 Pero en la segunda hora, en clases de biología, Samanta -una chica con la que al parecer compartía la materia- se sentó conmigo, imagine que era para conversar y por un momento me alegré porque pensé que quería ser mi amiga, pero luego confirme que no era así cuando me llamó  “la chica rara“ y entonces entendí porque todos me miraban extraño, pero no deje que afectará, porque ellos también me parecen raros, en realidad ninguno es lo que dice el otro, sólo somos… diferentes y solemos asociar la diferencia con la rareza.