Había prometido no enamorarme.
Le había jurado a la Luna con mi sangre
Y había gritado a los cuatro vientos
Que el amor me era infame,
Pero un día simplemente llegaste,
Llegaste con tu sonrisa a iluminar mis noches,
Con tus chistes a alegrar mi corazón roto,
Con tus bellos ojos oscuros
A invitarme a las noches de insomnio
Con la Luna como nuestro testigo.
Un día tú simplemente llegaste
Y ahora a la Luna le ruego
Que nunca quieras irte,
Porque por mi sangre juro
Que te amaré toda una vida,
Y a los cuatro vientos les pido
Que por favor te lleven mis besos
Y te dejen escuchar los latidos
De este tonto corazón que nunca había querido a nadie,
Pero ahora solo no quiere a alguien que no seas tú,
Porque sin saberlo, sin conocerte, siempre haz sido tú.
Siempre serás tú.