Subimos al ascensor encontrándonos incómodamente para mí, una pareja de ancianos y otra de jóvenes que no nos quitaban los ojos de encima. Era bastante embarazoso para mí tener que ser cargada por alguien, solo por tenerle fobia a los temblores. El ascensor comenzó a ascender y al mismo tiempo comencé a sentir una mano sobre mi nalga derecha. Un momento...
—Saca tu linda mano de mi trasero, sino quieres que te la corte —Fui directa con los dientes apretados. Este chico estaba pasando limites que no soy capaz de darle.
A eso de dos segundos dejé de sentirla, alcé la mirada y todos me observaron perplejos. Mis mejillas se tiñeron color escarlata. Rogaba porque esté ascensor llegara a la planta, sentí que los minutos eran siglos completos. El chico que podía ser de misma edad, me sonreía con una arrogancia monumental, como si disfrutara de mi incomodidad. Luego con descaro bajó la mirada a mi camiseta, que por inercia también lo hice y abrí la boca, sorprendida. Es un cerdo. Lo fulminé con la mirada y luego volví la vista a su novia, haciéndole señas, ella se percató y le pego en las costillas. Un punto para mí.
—¿Es tu novia? —Arrugué las cejas, ¿se conocen?
Él para responderle se dio la vuelta dejando mi cara contra la pared.
—Sí, lo es —Mintió.
No lo tolero, le pegué en una nalga.
—No, no lo soy —Inquiero enojada.
—Estamos en proceso.
Con otro golpe en su nalga, negué en silencio.
—Cariño, eso dolió mucho —Se queja suspirando.
—No, ni proceso y tampoco en inicio, nada —Admito, sin importar que la gente nos estuviera oyendo.
—Lo siento, es que mi chica gozilla a veces es... —mi boca quedó entreabierta cuando oí eso salir de su boca, maldito Jaiden—, es una fiera cuando se enoja, hasta se niega de lo que tenemos.
—Esta vez te pasaste idio...
—Ya veo —Me interrumpió inoportunamente—. ¿Mañana iras a mi cumpleaños? Esta vez no invite a Stefany así que no tienes por qué preocuparte.
Habló ese mirón y Jaiden no supo responder por un momento.
—Estaré ahí solo por ti.
El silencio se prolongó hasta que cada uno salió del ascensor. Nosotros fuimos los últimos en salir, su departamento solo quedaba veinte pisos arriba. No era nada de lo que estuviera cómoda, no ¡Dios! que altura. Las puertas del ascensor se abrieron por un código incrustado en el lector y al fin pude tocar el suelo con mis propios pies. Me quedé embobada e impresionada, era exactamente igual al otro departamento, pero la diferencia es que este tenía su toque especial y estaba a mil pies de altura.
—Para ser una mediana empresa, no mueren de hambre —Susurré pasmada.
—Te gustó, ¿verdad? —Pregunta detrás de mí.
—Sí, es muy bonito —Me giré a verlo y lo hallé apoyado en el respaldo de su sillón—. ¿Qué tanto miras?
Sonrió como si aquello se produjera de la nada.
—Para mí es muy bonito la vista que tengo ahora —Tragué en seco, eso no lo espere y mucho menos lo vi venir.
Traté de hallar una simple excusa y la encontré en el fondo de mi nerviosismo.
—Tienes razón, la vista desde aquí es hermosa —Carraspeé cuando ese perfume llenó la cavidad de mi nariz, disfrutándola.
—¿Te gustaría vivir en otro lugar que no fuera este? —Preguntó por curiosidad.
—Tal vez —Me encogí de hombros—. En una pequeña casa en el campo rodeada de árboles como mamá lo tiene en casa.
—Me gusta la idea —Sonreímos.
—¿Quién era ese chico? —Desvié el tema.
—Es mi mejor amigo y la chica que estaba junto a él no tengo la menor idea —Responde mientras juega con sus dedos. Últimamente siempre lo veo haciendo eso, tiene un tic nervioso—. Creo que es otra chica que encontró por ahí. Siempre ha sido así de romántico.
Lo presentía, es un sinvergüenza atractivo. Su amigo era un picaflor con esa sonrisa que era lo que más transparentaba, pero lo demás era como siempre el chico con el pelo castaño y sus ojos café. Eso sí, era el chico que la mayoría de las chicas caía rendida a sus pies. También Jaiden era un chico atractivo, pero a diferencia de los demás solo tenía una chica en su mirada y esa era yo, bueno según lo que él dice ¿qué tan cierto será? jamás lo sabré.
—¿Quieres comer? —Pregunta con las manos sobre sus piernas.
—Sí, tengo bastante hambre.
Se levantó del sofá para dirigirse a la cocina, fui detrás de él, pero el sonido de mi teléfono hizo que me detuviera a la mitad del camino. Fruncí el ceño preguntándome, ¿quién podrá ser? Y luego recordé a Victoria. Corrí a buscarlo entre mis cosas y contesté.
—¿Victoria? —Pregunté inquieta.
—Ali, un pajarito me contó que estas en Inglaterra.
Fruncí el ceño confundida y luego miré a la cocina.
—Jaiden —Gruñí con los dientes apretados.
—Sí, pero no lo culpes —Soltó un suspiró que fue necesario—. Necesito verte, es urgente. Estoy realmente atemorizada con todo esto.
Su voz sonó quebrada o más bien triste.
—Tranquilízate o me darás un susto, ¿cómo puedo ir a verte? No tengo ni idea en donde estas —Respondo con un nudo en la garganta.
—Yo iré a verte, okay.
—Claro —Respondí con claridad.
—Necesito que me pases a Jaiden, por favor.
Con los nervios colándose en mi sistema nervioso, llegué hasta Jaiden, toqué su espalda y luego le entregué mi teléfono. Jaiden hablaba sobre direcciones que no entendía, todas tenían nombres ingleses difícil de escribir. Bufé con desesperación, ya que no me encontraba tranquila, al contrario, era una tormenta de nervios. No la había escuchado así desde que falleció su gata "Rapunzel" Jaiden tocó mi hombro sacándome de esos melancólicos pensamientos y me entregó el móvil.
—Llegara en una hora —Me confiesa.
—¿Tú crees que es algo grave? —Lo miré y él negó.
—No, pero ya lo averiguaras. Mientras tanto lo que me anima a mí siempre es el chocolate —Doy media sonrisa. Abrió la nevera y de ella extrajo una barra de chocolate—. ¿Quieres? Es por tiempo ilimitado.