Difícil de admitir

48. "Otra vez..."

La claridad de un nuevo día se acrecentó por las cortinas de nuestra habitación. Mis parpados comenzaron a separase levemente y los rayos de sol cubrieron mis recuerdos. Escenas a perpetuidad, se detallaron en mi cabeza con inocencia. Abrirse a nuevos recuerdos y experimentar sensaciones, ha salido perfecto solo con él. Lo mejor que me ha ocurrido, fue vivirlo a cada segundo con él. Un chico que llegó a mi vida por simple favor y se convirtió en mi todo.

Sentada plácidamente sobre uno de sus brazos, recorrí con las yemas de mis dedos cada detalle de su cuerpo hasta llegar a su perfil perfectamente dibujado. Toqué sus suaves labios y notó mi presencia. Se removió de la cama y gruñó un poco al sentir mi piel desnuda. Solté una leve carcajada. Es como tener un pequeño bebé. Se giró hacia mí y me tomó por la cintura para aproximarme más a su cuerpo y reposó su cabeza sobre mis pechos.

—Ya despierta, Ethan —Me quejé entre risitas.

Su respiración lenta y pausada erizaba mi piel de gallina.

—Quiero disfrutar mucho este momento —Confesó sin tapujos y mis mejillas ardieron en un calor intenso. Gemí levemente y su perfecta mirada cayó en la mía—. ¿Te encuentras bien, manzanita?

—Contigo siempre he estado bien —Declaré sonriendo.

Mi mente solo va en los recuerdos de anoche. La manera tan delicada que ocurrió todo, fue mágico.

—Te protegeré de todo, amor —Posó una mano derecha sobre mi mejilla y la acarició—. Te amo más de lo que te puedo ofrecer.

Sin tener conciencia de mis actos, ya sus labios estaban sobre los míos, saboreando cada recóndito lugar en mi boca. El deseo nos invadió por completo. Sus besos eran algo insaciable. Otra vez nos envolvimos en un camino sin retorno, un camino que solo contempla un principio, jamás un final.

***

La mañana del perfecto sábado fue muy excitante y llena de un deseoso libertinaje. Nuestra ducha fue igual de intensa. Los dos años de ausencia, tuvimos que recobrarlos de alguna manera. Después de desayunar en pleno otoño, el sol salió en plena nubosidad. Decidimos caminar por el parque central. Recogimos nuestros abrigos para ir y salimos de casa con nuestras manos entrelazadas. Una sencilla manera de hacerme recordar lo mucho que lo amo. Es muy difícil discutir un "no" cuando esos ojos almendrados me hipnotizan.

—Traje tu bufanda, hace un poco de frio.

Nos detuvimos y él la pasó por mi cuello para hacer un nudo en el centro.

—Gracias —Le agradecí con una sonrisa y él arqueó sus cejas, negando—. ¿Qué?

—No quiero esos gracias.

—No sé de qué... —sin percibir, sus labios tocaron suavemente los míos—, hablas.

—Estos gracias son más excitantes.

—Bueno, señor Ethan —Tomé su bufanda con fuerza, atrayéndolo hacia mí y deposité en sus labios un casto beso—. Estoy muy de acuerdo con esto.

—De esta forma me harás regresar a casa —Jugó con sus cejas.

—Claro que no —Tomé distancia de inmediato y entrelacé mis dedos con los suyos—. Quiero recorrer el parque.

Caminamos por las grandes avenidas de la cuidad en plena caída de hojas. Sentirse tan tranquila junto a él, es detener el tiempo de golpe y todo el mundo desaparece. Somos solo nosotros dos. Tenerlo conmigo es como si nada avanzara. Las manecillas del reloj se detienen como sus ojos en los míos.

Llegamos al parque y después de recorrerlo a la mitad, nos sentamos en una de las bancas a charlar. Dejé mi cabeza caer en sus hombros y me quedé perdida en la pequeña laguna donde la gente se subía en cisnes artificiales mientras lo recorría.

—¿Cuándo quieres celebrar la boda? —Él preguntó quisquilloso.

Me quedé un poco muda. Pensé por un momento y una grandiosa idea surgió de mi cabeza.

—El día de tu cumpleaños... —Comenté. El día en que Ethan cumple años, es en verano. Siempre quise que mi boda fuera en esa época—. Porque así no te olvidarás que ese día es nuestro aniversario.

Me reí a carcajadas.

—Bueno, así quien no lo olvidaría —Soltó una carcajada. Una sinfonía para mis oídos—. Aunque, te aviso que solo quedan seis meses.

—Entonces, debemos apresurarnos —Hice una pausa y mi familia llegó de golpe—. Puedes acompañarme a ver a mis padres y así lo anunciamos juntos... La última vez que no estuve contigo, no pude dormir toda la bendita noche por culpa de ese idiota.

—Siempre estaré para ti —Tomó mi mano y la apretó levemente—. Iremos mañana y volveremos el mismo día, tengo que hacer turno de noche.

—Sino fuera por ese idiota, todo esto jamás hubiera pasado —Solté, sin premeditarlo. Lo que hizo no tiene perdón, me consumía la rabia por él.

—Por favor, Alison. No quiero que te arruines el día por recuerdos que no lo merecen.

Suspiré resignada.

—Ya lo sé, pero es que ¡Agh! —Me alejé de golpe y nuestras miradas cayeron distraídamente una a la otra—. Pasará, lo sé.

***

Al siguiente día, decidí hacer un pastel antes de ir donde mi mamá. La extrañaba mucho al igual que a papá y Jhon. Sin embargo, a él no lo vería ya que vive con su novia Anabeth fuera del pueblo.

Fui a ver en el horno y el bizcocho estaba listo. Lo saqué del fuego y lo rellené con crema de chocolate, la favorita de mamá.

—¿Qué haces, Ali? ¡Oh! Pero mira amor, si hoy no es mi cumpleaños —Ethan se acercó con sus ojos de felino en busca de su presa. Estaba acercando sus dedos, pero de un manotazo que le di, los sacó al instante.

—No es para ti, es para mamá. Además, sabes que siempre ella te da. Eres como su segundo hijo favorito, claramente después de Jhon.

—Bien, pero cuando volvamos tendrás que hacerme uno —Suspiré y luego asentí convencida.

—Sí, lo que tú digas —No le tomé tanta importancia a lo que dijo.

De pronto sentí sus manos sobre mi cintura, rápidamente me dio vuelta. Mostraba su semblante sonrisa y la boca se me hacía agua. Tuve que tragar saliva para estabilizarla.



#2419 en Novela romántica
#603 en Novela contemporánea

En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 28.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.