Difícil de admitir

50. "Pronto... "

Confundida me quedé mirando por un largo tiempo aquella esquina. Xavi cesó sus ladridos y lo primero que llegó a mi mente fue él. Me negué ante esa posibilidad, no puede ser él, debe ser solo producto en mi imaginación. No puede...

—¡Alison! —Escuché gritar a mi novio. Volteé rápido, me estaba mirando desde el umbral de la puerta con una respiración agitada—. ¿Estás bien? ¡La última vez que no fui contigo, te perdí! ¡Yo...!

—¡Nada! Solo creí ver algo, una sombra —Suspiré resignada—. Nada, solo olvídalo.

—Será mejor volver —Asentí—. Tu madre hizo tu postre favorito.

Abrí mis ojos sorprendida.

—Siempre ella y sus sorpresas.

Decidí dar vuelta a la página, no era algo que me amargaría la vida, no esta vez.

***

Una semana ha pasado desde entonces. Otra vez fuimos a visitar a nuestros padres y llegamos prácticamente cansados. Sobre todo, Ethan, quien fue hizo de chofer todo el trayecto. Recostados en nuestra cama, no le pegaba el ojo. Se veía tan sexy con lentes mientras leía un libro de aventura. Debatía entre mí y subconsciente si era más sexy con o sin ellos. Entendí que sea como sea se viera, sería igual de hermoso.

—El libro está realmente bueno, pero cuando me miras de esa manera, no puedo evitar distraerme —Cerró el libro y lo dejó en la mesita de noche junto a sus lentes.

Adiós, diversión.

—¿Por qué te quitas los lentes? —Me quejé haciendo un puchero—. Te ves guapo de esa manera.

Ethan soltó una carcajada y volvió a colocárselos.

—¿Así? —Sus cejas subieron y bajaron con diversión.

—Así mismo estás perfecto. Con esas gafas y leyendo —Le lanzo un beso fugas. Hubo un silencio entre nosotros y algo importante llega a mi mente—. ¿yo tuve otro empleo antes de mi accidente? —Pregunté por curiosa.

—Sí —Reí.

—¡Genial!, ¿y me gustaba? Porque donde trabajaba antes de olvidarlo todo, mi jefe no era el mejor.

—Claro que sí —Afirmó—. Siempre me hablabas de ellos con una gran admiración.

Sonreí.

—Sé que te he pedido muchas cosas, pero necesito volver a verlos. Desearía volver a trabajar y extraño hacerlo. Si sigo en este departamento me volveré loca —Ethan se rasgó el cabeza indeciso—. Por favor.

Tardó mucho en contestar.

—Bien, mañana te llevaré —Agrega convencido.

Aplaudí feliz y luego le di un leve golpe en su hombro.

—Así se dice, amigo —Expresé entusiasmado—. Así no matarás a tu novia por depresión.

Ethan me fulminó con la mirada. Me acerqué a sus labios besándolo y su cara fruncida se desvaneció.

—Lo que dije fue broma. Tú jamás me mataras, de lo único que lo harás será de amor —Digo entre besos encontrados—. Por cierto, mi cabeza como se ve.

Me giré atrayendo los mechones de cabello hacia un lado. Ethan, me examinó.

—Tú cicatriz está bien, hermosa. Tu cabello ha crecido más rápido y la cicatriz ha evolucionado rápido —Besó mi nuca y me atrajo hacia sus labios, desde ese entonces ya era sumisa ante sus encantos—. No importa cuántas cicatrices tengas, te amo de todas formas.

Por las mañanas me desperté exactamente a las seis de la mañana. Hace mucho tiempo que no lo hacía, pero era reconfortante. Ethan estaba plácidamente durmiendo con uno de sus brazos musculosos sobre sus ojos. Detestaba despertarlo, porque a la noche le tocaría turno. No sé cómo haría para despertarlo. Me levanté de la cama caminando hacia el baño. El piso estaba frio como siempre. Prendí la luz del baño y luego di la llave de la ducha. Mientras el baño se calentaba comencé a despojarme de mi ropa.

—¿Necesitas ayuda con eso? —La voz repentina de Ethan me hizo dar un brinco.

—Puede ser —Me di la vuelta observándolo. Su cabello está alborotado y sus pantalones chándal lo hacía ver más sexy—. ¿Y tú necesitas ayuda con eso?

—Puede ser... ¿La ducha está encendida? —Preguntó al ver el vapor.

Asentí mientras me despojaba de mis braguitas. Ingresé a la ducha y el agua cálida cayó por todo mi cuerpo.

—¿No entrarás? —Pregunté remojando mi cabello.

—No. Solo vengo al baño, pero ahora tendré que darme una ducha bien fría.

Su comentario me hizo sonrojar.

—Suerte con ello.

—De hecho, mejor entraré —Confesó.

Después de un tiempo lo sentí detrás de mi espalda, abrazándome y dejando una hilera de besos sobre mi hombro.

—Ya te extrañaba.

***

Las horas de la mañana fueron como minutos. Nos atrasamos por mi teléfono que le encantaba jugar a las escondidas. Lo había perdido entre todo el alboroto de la ropa. Recordé que desde aquel perturbador mensaje no había recibido ninguno más. Cuando lo encontré por debajo de la cama canté "Bingo"

—¿Lograste encontrarlo? —Me levanté del suelo.

—Sí, estaba justo debajo de la cama —Confesé y Ethan se colocó a reír—. ¿Qué cosa te da tanta gracia?

—Es que por la mañana sino lo recuerdas pasó una aventura entre tú y yo —Él comentó jugueteando con sus cejas.

Pensé por un segundo y mis mejillas se volvieron a sonrojar. Recordé las palabras "¿Tu teléfono esta por caerse?" Dijo Ethan entre gemidos. Recuerdo que yo dije "¡No importa!"

—Ya hice memoria.

—Será mejor irnos a tu lugar de trabajo o me veré la obligación de volver a repetir lo de la mañana —Las indirectas de Ethan me erizan la piel.

—Cuanto lo desearía, pero quiero ir de verdad, para ver si puedo recordar algo... lo que sea —Confieso frustrada. Últimamente no ha llegado ningún recuerdo más.

Salimos del departamento a eso de las ocho y media de la mañana, según Ethan donde yo trabajaba era en el centro, lo que no complicaría tanto mi ida en el caso de volver a trabajar. Aparcó el auto al frente de un edificio como abandonado.

—¿En esta pocilga trabajo? —Me decepcionó en un pestañear

—No juzgues un libro por su portada, vamos —Ordena divertido.

Me encogí de hombros y luego cerré los ojos fuertemente, "Vamos Alison, debes recordar... algo siquiera" Ethan comenzó a reír lo que me desconcentró.



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En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 28.10.2021

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