Dos años después.
Arrojé la cajita al basurero y salí del baño con una sonrisa. Victoria me esperaba afuera toda ansiosa.
—¿Y cuál es el resultado? —Sus manos estaban en su boca, esperando la respuesta.
Las miré a todas y me quedé por un largo rato en silencio.
—¿Ya dinos perra que estoy nerviosa? —Preguntó Merry, expectante.
—Tus palabrotas siguen en aumento —Le regañé.
—¡Ya, dinos! —Todas mis damas de honor, incluida mamá, gritaron en un unísono.
—¡Es positivo! —Chillé para todas y los gritos no fueron de esperar—. ¡Estoy embarazada otra vez!
Se acercaron con rapidez para felicitarme. Todas me regalaron una sonrisa que casi terminar por sacarme lágrimas.
—¿Ahora qué haré? —Hice un puchero—. Anthony, es un bebé muy travieso, aunque amo tenerlo en mis brazos.
En este momento no lo tengo conmigo, Ethan se adueñó de él.
—Ali, estarás bien —Victoria me dio ánimos de consuelo y agregó—. Ahora sé porque no les funcionan los matrimonios, siempre tienen la luna de miel primero.
Todas rieron en la habitación, incluyéndome.
—Ya colóquenme el vestido —Les ordené en broma—. Ethan y mi bebé me esperan en el altar.
—¿Cómo se dice? —Abby se quedó pensativa—. La novia siempre llega atrasada.
—Hablando de atrasada —miré a Victoria expectante—, ¿cuántos invitados son?
Pregunté de nada esperando a Merry quien fue por el vestido. Uno muy diferente al que tenía, era más sencillo.
—Son unos ochenta o cien —Confesó, encogiéndose de hombros.
Abrí los en par, en busca de alguna respuesta.
—¿Por qué tanta gente?
Me volví en un manojo continuo de nervios.
—Bueno... —Trató de tranquilizarme, ¿funcionó? Claro que no—. Ethan tiene una familia numerosa y tú ¡Vaya! Tienes mucha familia. Además, tus amigos y los de él, juntan todo eso.
—Mamá nunca estuve tan nerviosa como lo estoy ahora —Susurré en un eco desgarrador—. Incluso cuando daría luz a Anthony, estaba más tranquila. Ethan, era la mujer histérica en ese momento.
—Tranquila, mi pequeña —Tomó una de mis manos—. Todo estará bien. Pasará, lo juro.
Por un momento todo se calma, en sus palabras encuentro paz.
—¡Llegué con el vestido! —Gritó Merry apareciendo por las puertas anchas de la habitación.
Todas me ayudaron a colocármelo. Las manos me sudaron apenas me vi en el espejo. Los nervios se colaron por todo mi sistema. Mamá subió mi cierre de la espalda, sonreí al recordar esas cicatrices que ahora no se notan casi nada.
—Viendo en las cajas del ático encontré esto —Murmuró mamá. Desvié mi mirada hacia sus manos. Tenía un broche de zafiros azules—. Era mío, cuando me casé con tu padre, pero quiero que lo tengas.
Con una sonrisa me di la vuelta abrazándola.
—Esto es bellísimo —Digo emocionada.
—Mi bebé ahora es toda una mujer —Sus ojos comenzaron a lagrimear—. Tu papá y yo estamos muy orgullosos.
—¿Es cierto pequeña? —Él masculló.
Abrí mis ojos al voltearme entre mis talones. Mis ojos se encontraron con los de papá, ambos iguales. Mordí mi labio al sentirme esa pequeña que lo ama tanto y me abalancé en sus brazos.
—Pensé que estabas con Ethan.
Se alejó de mí, negando.
—Ya lo vi, está igual de nervioso que cierta personita —Reí levemente—. En este momento mi deber es estar contigo, princesa. Tengo que llevar a mi hija al altar.
—Es hora Ali —Victoria anunció—. Ethan, te está en esperando hace veinte minutos. El chico está a un minuto de venirte a buscar.
—Bien, vamos —Susurré nerviosa.
Salí de la habitación y mis damas de honor se encargaban de cargar el velo de mi vestido. Expulsé un bocado de aire comprimido, ya que mis nervios estaban a flor de piel. Con la ayuda de todas logré entrar en el auto y papá fue quien me acompañó en el asiento trasero. Mamá estaba de copiloto junto al chofer. El auto se encendió y yo comencé a apretar mi mano en el vestido.
—Recuerdo que yo antes de casarme con tu padre estaba tan nerviosa —Comentó mamá dejándome en un estado peor.
No tenía ni la más remota idea en donde se realizaría la ceremonia. Victoria dijo que era una sorpresa. En definitiva, mi propia boda es una sorpresa. El auto siguió circulando hasta salir de la cuidad y desviarse por un lado desconocido. De los años que estuve aventurándome, jamás en la vida había visto esta parte tan hermosa.
—Estamos por llegar, hija —Respiro y boto aire, no puedo contenerme—. La parte que eligió Victoria es muy hermosa.
—Lo imagino.
Mi vista nunca se apartó del paisaje que nos rodeaba, era bellísimo. El auto hace un rato se había desviado de la carretera por un camino solitario, pero hermoso.
—¿Nerviosa? —Preguntó mamá en un susurro.
—Solo un poco —No, estaba muy nerviosa. Tanta gente viéndome al caminar me horrorizaba y, ¿si me caía?
Bajé la mirada a mis manos y comencé a jugar con mi anillo de compromiso. Hace ya tres años que Ethan lo había colocado en mi dedo en aquel hospital. Recuerdos tan hermosos con él que hasta el día de hoy permanecen ahí divagando maravillosamente en mi mente. El auto se detuvo por fin y levanté la vista.
—Llegamos hija.
Suspiré tratando de tranquilizarme mientras esperaba a papá para que me ayudará a salir. Papá se bajó del auto y no tardó en abrir mi puerta para tenderme una mano.
—Vamos mi bella princesa, no hagamos al hombre esperar —Asentí sonriendo.
Con ayuda de papá, salí del auto quedándome perpleja. Había una gran cantidad de autos estacionados frente a un gran recinto colonial. Mis damas de honor que eran cuatro, me esperaban ansiosas junto a la puerta principal. Se acercaron a mi sonriendo y silbando.
—¡Vaya! ¡Vaya! Que mujer más hermosa. Lastimosamente eres heterosexual y yo igual —Reí por los comentarios de Merry, sin duda es mi amiga más loca.