Dios de las estrellas

CAPÍTULO 1: PERFECCION IMPERFECTA

Intento por enésima vez dejar de reproducir esa horrenda escena, pero no puedo.

—ahora que haré —susurro al aire como si fuera a responderme. Pero esa es la verdad, no sé qué haré, no tengo a donde ir.

Después de correr por largos minutos, algunos gritos y maldiciones de personas ajenas a mí, llegué a aquel lugar, mi lugar preferido. Aquella vista tan pacífica y hermosa. El mar es lo único que me tranquiliza, ver el vaivén de la olas y sentir la refrescante brisa, me da la paz y tranquilidad que no encontraría en ni un otro lugar, pero en este momento de nada sirve estar aqui, mis nervios están a flor de piel y lo único que quiero es llorar y maldecir a todo el mundo, ojalá no hubiese hablado, ojalá no hubiese abierto la boca y estaría en casa justo ahora.

Después de largos minutos o tal vez horas, me aleje de ese hermoso lugar. Pensando a donde ir y donde pasar la noche, empiezo a caminar sin rumbo alguno, ni loco ni muerto regreso a casa, total ya nadie me quiere ahí. Pensé que al decirle a mis padres sobre mi orientación sexual me sentiria mejor y me aceptarían, que todo seguiría su curso, pero estaba más que equivocado, me echaron a patadas ni bien les dije que no me gustan las mujeres. Es cierto que ahora me siento liberado y con un gran peso menos en los hombros, pero aun así el sentimiento de rechazo y tristeza esta por todo mi ser.

Tome la decisión de dormir en un hotel, a decir verdad fue el primero que logre ver, con el poco dinero que pude reunir antes de que me echaran de casa es lo único que por ahora puedo pagar. Y pues justamente es ahí donde me encuentro. Despierto a más no poder, recostado en la cama y descargando mi tristeza y dolor en simples lágrimas y sollozos, no sé en qué momento perdí la batalla y me rendí ante el sueño.

——————

—maldita sea, otra vez tú —me despierto por este terrible dolor de cabeza que me aqueja aproximadamente hace dos meses. Todo empezó cuando cumplí los dieciocho años, después de la fiesta que tuve en casa pensé que el dolor de cabeza era a causa de todo el alcohol que había ingerido el día anterior, pero no, el dolor se extendió en días hasta llegar a ser semanas. Es solo que esta vez el dolor es distinto, mucho más fuerte y agudo.

—¡ahhh! no lo soporto, todo me tiene que pasar justo ahora —exclamo, frustrado y enojado por esta mierda de dolor. Tomo la decisión de ver un doctor. ¿Por qué no lo hice antes? Simple, tomaba pastillas para la migraña todos los días, las olvidé, bueno no me dio tiempo a cogerlas ayer cuando huía de casa. ¡oh! perdon, no huía, me echaron.

Me ducho los más rápido posible, me visto con la misma ropa ya que ayer no me dejaron sacar ni el cepillo de dientes, trato de arreglar mi ropa pero me tiemblan las manos del solo pensar en algo, este dolor creo que ya no es normal.

—comprare algo para comer, pero primero este jodido dolor de cabeza, ¡ya no lo soporto! — digo saliendo del ascensor como si alguien me escuchar. Me dirijo a la salida del hotel, no puedo ni mirar mi teléfono del dolor y el temblar de mis manos, sumándose a ello los nervios de saber si mi hermana al menos me llamó o escribió, prefiero no saberlo, no por ahora.

Hago señales al primer taxi que veo y le digo que se dirija al centro de salud más cercano, sigo sintiendo este horrible dolor que aumenta cada vez más con el movimiento del vehículo. Pasando solo unas cuantas calles llegamos, le pagó al chofer y agradezco, me dirijo a la entrada del centro de salud, a la izquierda de la puerta principal logro ver un letrero "urgencias" escrito en color rojo.

—¡por favor, necesito ayuda ya no soporto este dolor de cabeza! —enuncio a la primera persona uniformada que observo.

—puede seguirme por favor, lo llevare a una sala para que lo revisen y proceder con los análisis respectivos—responde aquella mujer, por su uniforme supongo es una enfermera.

—creo... creo que ya... no puedo... —jadeo, este dolor punza en mi cerebro fuertemente no lo soporto más. Siento un nudo en la garganta, se me atoran las palabras al intentar decir algo más. veo todo dar vueltas en espiral y lentamente siento mi cuerpo caer en el piso. 

"huye, huye, corre por tu vida" —escucho unos susurros a lo lejos, tan lejanos que son casi imperceptibles. Es tan relajante, esa voz masculina y fuerte resuena en mi cabeza aplacando dolor en mi cabeza solo unos instantes, sentí renacer al sentir la voz más cerca. Luego de ello todo oscureció, llevándome a la inconsciencia.

——————

Pi... pi... pi —despierto a causa de ese horrible sonido, ¡que no pueden silenciar esa cosa! Sintiendo adormecido el cuerpo entero, intento abrir los ojos pero no lo consigo, después de varios intentos fallidos por fin puedo ver algo, aunque sea borroso, enfoco mi vista sintiéndome totalmente perdido, luego de unos minutos reconozco los aparatos, esta diminuta cama dentro de esta solitaria habitación de color blanco, absolutamente todo es blanco, junto con ese característico olor que siempre habita por los hospitales y clínicas. Muevo mis brazos y veo tubos incrustados en mi piel supongo debe ser algún medicamento o suero.



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En el texto hay: luz y oscuridad, homosexual, dioses

Editado: 02.11.2018

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