El nordicismo o teoría nórdica fue una tesis racial en boga a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Aprovechaba el modelo de la antropología clásica común de su época, según el cual los pueblos europeos se dividían en tres subramas de la raza caucásica: la nórdica, la alpina y la mediterránea. Enseñaba que la raza nórdica estaba extendida por el norte de Europa, especialmente entre los hablantes de las lenguas germánicas, y se caracterizaba por individuos de gran estatura, rostros y cabeza alargados dolicocéfalo, pelo rubio o castaño y ojos claros (azules, verdes o grises). Por su parte, la raza alpina predominaría en la Europa central y estaría caracterizada por una baja estatura y la cabeza relativamente redonda. La raza mediterránea sería común en el sur de Europa y, específicamente, en ciertas partes del norte de África y estaría caracterizada por el cabello oscuro y la piel morena (según algunos teóricos de la época ello se debería a la mezcla racial con pueblos norteafricanos).
Orígenes de la teoría nórdica
El término «nórdico» fue propuesto primeramente como grupo racial por el antropólogo francés Joseph Deniker. Sin embargo, fue la obra del sociólogo/economista William Z. Ripley la que popularizó la idea de las tres razas europeas haciendo uso de la terminología acuñada por Deniker (anteriormente Ripley había empleado «teutón» como designación) en su obra de referencia Las Razas de Europa, en la que distinguía las razas europeas basándose en diversas mediciones antropométricas y teniendo en cuenta principalmente la estatura y el índice cefálico. El teórico racialista anglogermano Houston Stewart Chamberlain, que constituiría un modelo a seguir para Adolf Hitler, concibió a los nórdicos como los pueblos celtas y germánicos originarios, así como algunos pueblos eslavos. Todos ellos eran, a saber, los baltos, belgas, holandeses, ingleses, franceses, alemanes, irlandeses, polacos, escandinavos, escoceses y galeses. Chamberlain llamaría celtogermánicos a estos pueblos.
Nordicismo y supremacía racial
Entre muchos supremacistas blancos europeos y estadounidenses, la raza nórdica llegó a ser considerada como la más avanzada de las poblaciones humanas, de ahí que la ideología nazi la equiparara con la «raza de señores» aria. En los Estados Unidos, el principal difusor del «nordicismo» fue el autor pro-eugenesia Madison Grant. Basándose en estas teorías, defendió la adopción de políticas antiinmigratorias en la década de 1920 en los Estados Unidos, sosteniendo que los inmigrantes del sur y el este de Europa representaban a un tipo «inferior» de europeos y, por tanto, su entrada debía restringirse.
Meyers Blitz-Lexikon (Leipzig, 1932) muestra famoso alemán héroe de guerra (Karl von Müller) como un ejemplo del tipo nórdico.
Grant fue más estricto que sus predecesores, como Chamberlain, a la hora de atribuir la categoría de nórdico y sostuvo que los pueblos con el menor rastro de ascendencia no nórdica eran inferiores. Su libro sobre el nordicismo The Passing of the Great Race, or the Racial Basis of European History (1916) ejerció una gran influencia sobre el gobierno, las ideas y la política raciales. Incluso en la cultura popular F. Scott Fitzgerald invoca las ideas de Grant a través de un personaje de El gran Gatsby. Grant sostenía que la raza nórdica había sido responsable de la mayoría de los avances de la humanidad y que el «mestizaje» constituía «suicidio racial». Según Grant, si no se introducían políticas de eugenesia, la raza nórdica sería sustituida por las razas «inferiores». El nordicismo es una variedad del supremacismo blanco que no admite la igualdad de todas las ramas de la «raza blanca». Los italianos, los griegos, los portugueses, los españoles y los eslavos se encuentran entre aquellos blancos de segunda categoría, mientras que los judíos se encontrarían entre aquellos considerados inferiores.
El hecho de que los pueblos mediterráneos europeos pudieran identificarse con la mayoría de las grandes civilizaciones de la Antigüedad, constituyó un problema para los que abogaban por los méritos de la raza nórdica. El influyente libro de Giuseppe Sergi The Mediterranean Race (1901) sostenía que la mezcla de la raza mediterránea fue lo que le confirió su ventaja creativa. La explicación especulativa de Grant a este problema fue afirmar que muchos de los logros de la cultura mediterránea fueron en realidad el resultado de genes nórdicos que habían entrado en el caudal genético mediterráneo como resultado de unas antiguas invasiones de pueblos del norte.
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Editado: 02.03.2018