Cada cultura que tiene en zombies en su folclore, posee sus propios mitos que explican cómo estos cuerpos supuestamente se animan y cómo se debe lidiar con ellos. Además, les adjudican diferentes comportamientos luego de su regreso, siendo la característica más emblemática de los zombies : el apetito insaciable por la carne. Hay dos tipos principales de zombie: el alma sin cuerpo (zombie incorpóreo) y la más conocida, el cuerpo sin alma (zombie corpóreo).
Sabemos que los vikingos creían en la vida después de la muerte. Por ejemplo, los espíritus de los mejores guerreros muertos en batalla eran recogidos por las valquirias y llevados al Valhalla. Pero los zombies vikingos no son como espíritus o fantasmas, es decir, zombies incorpóreos. Los nórdicos creían que cuando el cuerpo era enterrado en su tumba una energía de vida lo llenaba y le daba el poder para reanimarse. El mismísimo cadáver de la persona se animaba, correspondiendo con un zombie corpóreo. Pero no eran tontos y sí recordaban quienes eran. Estos seres no-muertos eran poderosos en fuerza y poseían muchas virtudes mágicas y mentales, por esto a veces se los confunde con zombies incorpóreos.
El Draugr
En la mitología nórdica el Draugr (o los Draugar en plural) es una criatura de tipo muerto viviente o no-muerto que regresa de la muerte a la vida.
Draugr significa “aquel que ha regresado” o “aquel que camina de nuevo [luego de haber muerto]”. Etimológicamente la palabra Draugr del antiguo nórdico significa: fantasma, espíritu o no-muerto. En la mitología se asocia a criaturas corpóreas, dejando a los fantasmas y espíritus fuera. Debido a la etimología y la evolución de los idiomas nórdicos, la palabra Draugr también corresponde con la palabra troll.
Existen varios tipos de Draugr dependiendo de su ubicación y comportamiento. Los Draugar se diferencian en dos grandes grupos: de tierra y de mar. Los Draugar de tierra eran vistos en los túmulos y sus alrededores o quizás más allá por los caminos hasta los pueblos. Un subtipo son los Haugbui, los tumularios. Éstas criaturas no suelen salir de su túmulo ya que custodian un tesoro suyo o de su quien fue su amo. Los Draugar de mar son encontrados en mar abierto y en cursos de agua menores. Usualmente los encuentran los pescadores y aventureros.
Los Draugar eran del tipo de zombie conocido como corpóreo y tenían una gran voluntad dentro de sí, tanta que su cuerpo inerte se animaba de vuelta. Se creía que si te mataba un Draugr a la mañana siguiente renacerías como uno de ellos. El deseo por volver a tener la amistad experimentada en vida es otro aspecto de la manifestación de un draugr. La codicia de un draugr le llevaba a atacar visceralmente a los ladrones de tumbas, pero a un draugr también lo devoraban los celos por los vivos, anhelando todas las cosas de la vida que alguna vez tuvo. Sin embargo, a pesar de estar muertos podían vivir de nuevo, e incluso morir de nuevo en una “segunda muerte”. Esta les llega cuando sus cuerpos descompuestos son quemados o decapitados.
Estos no-muertos son encontrados con frecuencia en las Sagas Islandesas y el folclore Noruego y, aunque a veces se los describe como fantasmas, estos zombies eran el cuerpo real del fallecido reanimado. Así mismo, poseían la habilidad de “esfumarse” para poder pasar por la roca y así salir de su tumba. Cuando el túmulo emite una luz brillante quiere decir que hay un Draugr entrando al mundo de los vivos. Esta luz se vería como la bioluminiscencia verde que emiten los hongos.
Los zombies vikingos fueron los más brutales y exhibían un apetito casi insaciable por la carne. No eran como los cadáveres podridos y tontos de la cultura pop actual. Los Draugar eran poderosos de fuerza y mente.
Los cuerpos de los Draugar eran enormes y estaban hinchados, hasta el tamaño de un buey, pero podían cambiar de tamaño a voluntad. Su piel era de color azul o negro necrótico, y emitían un hedor nauseabundo horrible. También poseían habilidades mentales, como la habilidad de causar demencia o locura a las criaturas y personas y, de esta manera, tornarlas en presas fáciles. Interferían en los sueños de los vivos y maldecían a su víctima. Además, podían hacer brujerías y hechizos (trollskap – magia negra), controlaban los elementos, esparcían las pestes y oscurecían sol. Pero lo más notable es que los draugar tenían la habilidad de cambiar de forma a voluntad y transformarse en animales.
Un Draugr levantándose / Ilustración de Replicaa en DeviantArt
Los draugar matan a sus víctimas usando varios métodos, aplastándolos con su cuerpo voluminoso, devorando su carne o tragándolos enteros en sus formas más enormes, también indirectamente volviendo locas a sus presas o bebiendo su sangre. Atormentaban tanto a los animales como a las personas. Visitan a los vivos durante la noche causando la muerte de una o más personas y por eso es preciso la intervención de un héroe.
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Editado: 02.03.2018