Díselo a tu Corazón (libro 1)

– 51 –

Un nuevo iniciar


 


Durante un tiempo demasiado largo para mi gusto, nos mantenemos callados. Gael, sentado en el sillón frente a mí, se dedica a mirarse los dedos de las manos, que une y separan cada tanto. Su silencio comienza a molestarme, por lo que decido pararme y caminar hacia las ventanas para poner mi atención en otra cosa.

Tampoco yo tengo idea de qué decir, aunque no soy yo la que debería manifestar algo, ¿no?

Cruzo mis brazos sobre el pecho, mirando el exterior, a los edificios a un lado y otro. El mar que a lo lejos, brilla bañada por el sol intenso del día, sin una nube cubriendo el cielo azul.

—Me preguntaba cómo estarías, si estabas bien. ¿Dónde estuviste este tiempo? —Lo escucho hablar al fin.

Aspiro profundamente, calmando el tono en mi voz.

—Estuve bien, y estoy mucho mejor ahora. En dónde… no te interesa. —Contesto con simpleza.

Oigo que también respira hondo, soltando el aire con un dejo de frustración.

—Sé que no merezco me des una explicación, pero al menos me hubiera gustado me dieras la posibilidad de hablar contigo, antes de que tomaras las decisión de exponer todo eso frente a nuestras familias y amigos.

—Todo ESO como lo llamas, es el engaño que tú y ella cometieron —Giro para encararlo manteniéndome calmada. —Te di el tiempo necesario para que fueras honesto, para que reconocieras lo que estaban haciendo mientras yo, planeaba nuestra vida juntos. ¿Recuerdas que en más de una ocasión hablé de infidelidad? ¿recuerdas tu respuesta? Yo sí; "Contigo lo tengo todo, ¿por qué buscaría a otra? —Expongo endureciendo la voz. —Una, y otra, y otra vez me mentiste mirándome a los ojos. Fuiste vil, cobarde y un maldito hipócrita. ¿Qué más no vi de ti? ¿qué más me perdí por estar distraída amándote? —Cuestiono haciendo esfuerzos por no llorar y que mi voz no se quiebre.

—Yo te amaba, sé que no me creerás ahora, pero te amaba.

— ¡Pues, gracias por amarme de esa forma! —Espeto con ironía.

—Lo que pasó entre Aldana y yo…

— ¡Ah no, no! —Lo detengo alzando una mano intuyendo que dirá. —Ni se te ocurra decirme que no fue importante o mierda parecida, ¿de acuerdo? Esas frases ya fueron alquiladas millones de veces. Así que no las digas. —Advierto ahora sí enfadada. —Y mucho menos siendo que ella está embarazada como consecuencia de ello. Abre ampliamente sus ojos al oírme. Sonrío sin ganas al ver que le sorprende. — ¿Pensabas que no me enteraría , así como creías que no sabría lo que tenían?

—No estamos juntos. —Se apresura a decir, pero poco me importa. —Después de esa noche… no volvimos a tener nada… desde antes incluso, lo juro Eloísa. —Manifiesta con seguridad.

La misma con la que me ha mentido antes.

Lo observo fijamente por un momento, sintiendo impotencia y enfado a partes iguales.

— ¿Te enamoraste de Aldana?

Él sacude la cabeza de inmediato, haciendo que crezca mi indignación.

—Lo que hubo entre ella y yo nunca fue importante. La única a la que he amado es a ti.

— ¡¿Entonces por qué?! —Exploto con la ira a tope. — ¿Por qué Gael? Por qué si no te importa según tú, te acostaste con ella. ¡Con ella! —Mi respiración se dispara y las ganas de abofetearlo se acumulan en mis dedos. —De tantas mujeres existentes, tuviste que enredarte con quien para mí, era mi hermana. Mi mejor amiga. Tú, tú bien sabías la relación que compartíamos, sabías lo que provocaría si lo sabía.

—No fui solo yo en esto, quiero recordarte. —Masculla entre dientes.

—Deja de ser tan canalla —replico al instante. —No necesito que me lo aclares, lo sé perfectamente. Pero aún así fue tú decisión, ¿o me irás a decir que te amenazó para que lo hicieras? —Lo desafío molesta. —Si me hubieras sido infiel con cualquier otra no me habría dolido tanto, el sufrimiento hubiera sido menor, pero no… lo que realmente me dañó es que me robaron toda mi vida, todos mis años de amistad, todos mis planes siendo ustedes los principales en cada uno de ellos. Me quitaste la única amistad en la que confiaba ciegamente. —Digo en un susurro débil. —Pero dudo que entiendas de eso, no cuentas con la capacidad de sentir culpa… ni siquiera ahora eres capaz de reconocer nada.

—Lo estoy haciendo, fue un error, lo reconozco y he pagado por ello, desde que expusiste ese video no he dejado de recibir mensajes de odio de todo México, el respeto con el que me trataban ahora solo es desprecio. Las miradas acusatorias de conocidos y de quienes se fueron enterando no han fallado un solo día. Con tu padre las cosas no podrían estar peor, perdí mi empleo con él teniendo que conformarme con un puesto menor en un restaurante de baja categoría. ¡Hasta pagué todo lo que quedó truncado luego de que cancelaras la boda! Quedé arruinado, Eloísa. Lo único que me queda de valor es este departamento que sabes con mucho esfuerzo compré junto contigo. Porque yo no tengo la suerte de tener un padre como el tuyo que te ayuda y hasta puede mantenerte si quieres. —Su voz se ha vuelto hostil, y sus ojos verdes que emanan enfado, me miran con dureza.

— ¿Debería eso interesarme? —Replico con desdén, ajena a cualquier culpa que pudiera sentir.

Tal vez antes, tal vez en aquel momento lo hubiera sentido. Pero ahora… no hay pena que me alcance al oírlo.

—A la Eloísa que amaba le hubiera importado. —Expresa él con frustración.

—Pero esa Eloísa que dices haber amado, ya no existe. Tú te encargaste de eso, Gael. —Musito contemplándolo con serenidad. Cuando su mirada se alza y localiza la mía, soy consciente de la respuesta a la pregunta que me hice durante todo este tiempo. — ¿Sabes? Tenía muchas dudas respecto a ti, a mis sentimientos por ti. Ahora tengo claro al fin que ya no siento lo mismo. Ya no te amo, ni siquiera existe una migaja de ese amor que profecé hacia ti durante todos estos años. —Declaro con lentitud, recibiendo con alivio este nuevo iniciar en mi interior.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.