Díselo a tu Corazón (libro 1)

– 52 —

Díselo a tu corazón




 


 

| 4 meses después |
 


 

Los meses han pasado y me parece increíble haber logrado lo que hasta ahora. La relación con Clarissa ha progresado de forma tan agradable, que me reconforta saber que si vuelvo a fracasar en algo la tendré a ella. Con papá las cosas son similares aunque más cautelosa. Ambos nos dimos la oportunidad de expresarnos y decirnos lo que llevábamos tiempo guardando. A pesar de que hay cosas que no llenarán esos vacíos que sentí durante mis primeros años en cuanto a él, me alegra darnos la posibilidad de volver a empezar. 
 


 

En cuanto a mi trabajo tuve entrevistas para varias editoriales, sin embargo tomé la decisión de seguir por mi cuenta. Y es que lo encuentro menos estresante. Hasta he tomado trabajos para escritores independientes que tienen libros en plataformas que han tomado notoriedad en el último tiempo. Para un par incluso les hice contacto con mi antigua jefa de redacción, lo que podría llevarlos a la publicación de sus libros, y eso me satisface enormemente ya que no es fácil competir en el mundo de la escritura. Hay mucha variedad y muy buenas en verdad.
 


 

Mi vida en general desde que volví ha estado bien. Con Víctor salimos cada fin de semana, o al menos cuando no esta reservado para nadie. A tía Judith cuando puedo la visito en el salón de belleza, saliendo de allí siempre con algún peinado, o maquillada, ya que sus chicas se tientan a hacerme cosas y yo… pues me divierto, las dejo y de paso me gano tratamientos para mi cabello que lucía algo descuidado. 
 


 

Decidí que este reinicio en mi vida sería bueno, y me gusta. Sin embargo cierto vacío en mi interior sigue sin llenarse, sintiendo a veces un sabor agridulce a las cosas que hago. He buscado maneras, he empezado a hacer incluso cosas que antes no hacía por falta de tiempo o por pasarlo con Gael o Aldana. Salgo con amigas de antiguos trabajos y la universidad, y aún así sigo sin poder sentirme completa. Y es cuando pienso en ciertos momentos pasados que percibo cual es la respuesta a este pozo. 
 


 

Es él. Beltrán. 
 


 

Pasaron 4 meses, y lo he añorado cada día y noche de estos.
 


 

Sé a través de Maia, con quien no hemos perdido contacto, que está bien. Como predijo aquel día que nos despedimos no regresó con su ex mujer. Continua con su vida, su trabajo y cuidando de Tomás que lo es todo para él. 
 


 

Nunca me llamó en este tiempo, y entendiendo el motivo, tampoco lo intenté, aunque tratando de disimular con su hermana, me intereso por saber cómo está. Algo que ella no pasa desapercibido ya que en nuestras charlas sin que yo llegue a mencionar nada, me platica sobre él. 
 


 

Ahora estando con papá en su casa, intento no pensar en ello, ayudándolo y aprendiendo de paso, a cocinar todo para esta noche. Es el cumpleaños de su mujer Leonor. 
 


 

Y casualmente también es el de Maia. 
 

 

— ¿Cómo vas Isa? —Pregunta él acercándose para echar un vistazo a la mezcla.

—Creo que bien, qué dices tú que eres el experto. —Extiendo el recipiente para que lo mire.

—Un poco más de harina estará bien, un puñado.

Asiento y hago lo que dice.

Durante un minuto, ambos en nuestra tarea, permanecemos en silencio. Mirándolo de vez en cuando, decido hablar.

—Papá, hay una cosa que quisiera preguntarte.

Retira su atencion de la preparación que hace para fijarla en mí.

—Claro, dime. Mientras no sea complicado para mí responder… —repone con gracia.

—No, creo que no… —musito sonriendo. — ¿Cómo fue para mamá quedarse aquí contigo, dejando a su familia y todo lo que conocía allá en Argentina? —Inquiero atenta a su expresión.

Él levanta sus cejas, mientras seca sus manos en el delantal que lleva.

—Uhm… bueno, no fue sencillo para ella. Imagínate, tomar esa decisión implicaba abandonar su país, a sus padres, a su hermana y todo lo que conocía. —Reflexiona un momento, asintiendo repetidas veces. —Pues sí, creo que fue algo realmente doloroso. Incluso recuerdo que luego de casarnos e instalarnos en un modesto departamento, ella no conseguía estar tranquila. Sentía culpa y mucho miedo por si lo que surgió tan inesperadamente entre nosotros fuera en verdad a valer la pena. —Se queda callado un instante, sonriendo por algo que seguramente está recordando. —Cuando se enteró que estaba embarazada de tu hermana creo que fue aún más difícil estar lejos de tus abuelos. Llegué a proponerle que si así lo quería, nos iríamos junto a ellos. Estaba dispuesto a eso, aunque me desanimara un poco si lo hacía puesto que yo estaba logrando en mi trabajo los resultados que buscaba. Sin embargo lo hubiera hecho, pero ella no quiso intuyendo quizá que para mí también sería complicado.

»Con el tiempo y mucha paciencia por parte de ambos conseguimos que encajara. Tu madre era grandiosa, y lo que sentíamos pudo más que cualquier otra cosa. —Su mirada se torna nostálgica, y su gesto adopta una tristeza que me hace querer abrazarlo. —Fueron los mejores años de mi vida a su lado. Y ustedes la prueba de ese amor que nos teníamos. Me sentí perdido sin ella cuando… —no termina la frase, y sin poder evitarlo más me aproximo reposando una mano en su hombro. —Estaría decepcionada por las cosas en las que fallé con tu hermana y contigo.

—Papá, por favor. No pienses en eso, ya lo hablamos y estamos comenzando una nueva etapa, ¿de acuerdo? —Pido acongojada.

—Lo sé, lo sé… —murmura dando palmaditas a mi mano sobre él. —En fin, contra todo pronóstico salimos adelante. Y valió la pena a pesar de haber dejado planes que teníamos antes de conocernos.

—La amabas. —Musito emocionada.

—Con todo lo que era. Aún lo hago. —Confiesa. —Amo también a Leonor, no me malinterpretes, es solo que con tu madre, era diferente. Completaba cada aspecto en mí. Son amores distintos. —Aclara con una mueca. Asiento atenta, entendiéndolo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.