Dividida entre dos corazones

Capítulo 1

El cielo frío y oscuro, lleno de nubarrones cargados de electricidad. Desde la destrucción del mundo, ya no existen colores, solo una gama de tristes grises. Callie se abriga al sentir el helado viento colarse entre sus frágiles huesos.

Extraña lo que una vez ha sido su país. Le deprime ver como lentamente la oscuridad se apodera de su alma. Lo único que le queda es su personalidad alegre y optimista. No quiere perderlas. Si no quiere ser la marioneta de la maldad, jamás debe perder la esperanza, el sueño de ver el renacimiento del país.

Suspira mientras cierra la ventana. De repente, las gotas de la llovizna empapan el cristal sucio. Callie cierra los ojos. En silencio, disfruta el relajante sonido de lluvia. Tapa la cristalera con las azuladas cortinas de algodón.

Camina hacia su escritorio. Toma asiento en su silla. Coge la cerilla y la frota contra la superficie rugosa para encender la vela. Con su pluma, comienza a escribir en su libreta todos sus sueños, preocupaciones, miedos.

Intenta no adormecerse. Debe mantenerse despierta. Odia las siestas. Desde años, no ha tenido la suerte de dormir sin sufrir pesadillas horribles. Su sueño es lo mismo de siempre: sus padres siendo asesinados con tanta crueldad y su hermana perdida entre las terribles sombras.

Bosteza, meneando la cabeza de un lado a otro. Ha estado a punto de golpear su frente contra el escritorio si no fuese porque una voz masculina logra despertarla de su ensoñación.

Al girarse, se encuentra con su amigo Nikolas, de pie en la puerta, mirándola con una sonrisa. Es esbelto y alto, pero no demasiado. Se llevan entre ellos solo unos cuantos centímetros. Tiene los rasgos asiáticos. Su belleza es única y encantadora, con unas vibras de Ángel adorable. Es tan hermoso. Pero lo que más le llama la atención, son sus ojos miel. Cuanto más los contemplas, más atrapada te sientes en esa mirada tan hechizante.

—Hey, ¿estás bien? Te noto muy cansada —le pregunta el joven acercándose a su amiga.

Callie le dedica una pequeña sonrisa.

—Sí, estoy bien. Solo que tengo mucho sueño.

Nikolas le mira preocupado. Callie lleva meses agonizando sin parar todas las noches. La visita en su cuarto, le estrecha entre sus brazos, cantándole su canción favorita. Callie es especial para él. Y siempre estará con ella, en los momentos buenos como en los malos. Desde el fallecimiento de sus padres y la desaparición de su hermana menor, casi nunca pega un ojo. Su piel pálida está marcada por unas terribles ojeras debajo de sus párpados. Sabe que la muerte de los seres queridos es difícil de superar, más si es un asesinato cruel, a sangre fría.

—¿No has dormido nada? ¿Sigues sufriendo esas pesadillas?

Callie asiente, notando como sus ojos se cristalizan. No llores, no llores. Repite una y otra vez en sus pensamientos. Le gusta llorar. Le ayuda a desahogarse, a sentirse libre, a librarse de sus preocupaciones. Pero no enfrente de las personas. Eso la hace sentir débil y frágil. Odia sentirse de esa manera. Quiere ser fuerte y valiente ante los demás.

Ha podido controlar las ganas de llorar. Más tarde, supongo, con la soledad de su habitación, llorará hasta que sus lágrimas se sequen.

—Es horrible, Nic. ¿Sabes cuál es mi deseo? El poder dormir sin tener un feo sueño. Estoy tan agotada de tener que aguantar todo esta mierda. Dios, siento que me estoy volviendo loca. No sé qué hacer. ¿Y si me muero? Es la única manera de no sentirlas.

Nikolas toma las manos de Callie. Las acaricia con delicadeza, como si fuesen hechas de seda.

—Escúchame bien. Nunca vas a estar sola. Me tienes aquí. Estaré contigo hasta que las pesadillas dejen de atormentarte.

Callie gime antes de empezar a sollozar en el hombro de Nikolas. El joven le susurra palabras de ánimo, acurrucándola entre sus brazos.

Después de un largo momento, Callie alza la vista y se queda mirándolo con cariño. Su respiración está entrecortada y acelerada. Nikolas le limpia las lágrimas con la palma de su mano.

—¿Por qué eres tan bueno conmigo? —murmura con la voz cortada.

“Porque eres el amor de mi vida” quiso decir Nikolas. Pero es un cobarde para declarar sobre sus sentimientos a Callie. Además, ahora no es el momento. Tal vez cuando su amiga esté bien, tendrá la valentía de declararse.

—Porque eres mi amiga.

La sonrisa de Callie se ensancha al oír la contestación de Nikolas. Conocerlo ha sido lo mejor que le ha pasado después de lo ocurrido. Tener su amistad le ha ayudado bastante a superar un poco la muerte de sus padres.

—Gracias. En serio, gracias por estar conmigo. No sé como devolverte el favor.

Nikolas niega la cabeza.

—No hace falta. Solo quiere que seas feliz. Tus padres no querrán verte mal.

—Tienes razón —admite Callie.

Además de la amistad de Nikolas, lo que en realidad mantiene concuerda a Callie es averiguar la verdad sobre el asesinato de sus padres y la desaparición de su hermana menor. Jura ante Dios vengarse de esos asesinos sinvergüenzas.

Ya es la hora de regresar a Grand Sunlite, su ciudad natal, y encontrar las pruebas necesarias.



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En el texto hay: amorodio, enemistad, veganza

Editado: 19.07.2021

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