Doble prohibición para un multimillonario

Capítulo 2-1

Los Gromov continúan parados frente a mí, ambos de hombros anchos, bronceados, de pelo oscuro. Y muy, muy parecidos. Pero no hasta el punto de que yo sea incapaz de distinguirlos.

— ¿Y cómo sabes que yo soy Mark? — los ojos azules me escanean de cerca. Me estudian.

"Porque yo te amo..."

Pero prefiero morir que pronunciar esto en voz alta. No sé por qué doy un paso atrás y murmuro:

— Lo adiviné.

Parece que no me creyó. Pero eso no es problema mío. En ningún caso. Y es posible escanearme por la espalda.

Me doy la vuelta, finjo ajustar la pistola en el orificio del tanque de combustible, aunque se sostiene perfectamente. Pero no puedo decir lo mismo de mí.

Realmente distingo a los hermanos. Pero yo misma no puedo explicarme: ¿cómo? No soy telépata, no puedo leer los pensamientos.

Quien primero llamó clones a los hermanos Gromov, bien pudo haberlo patentado como una marca. Ellos no son sólo parecidos, son lo más idénticos posible. Y eso a pesar del hecho de que uno de los hermanos es un deportista profesional, y el otro es un "trabajador de cuello blanco". Plancton de oficina.

Martin, aunque no es un piloto de carreras, tiene un cuerpo tan desarrollado como el de su hermano. Demonios, incluso sus tatuajes están hechos de la misma manera, calibrados con precisión milimétrica.

No voy a engañar, diciendo que siento quién es quién. Esto no es intuición. Salvo hasta cierto punto.

Todo es mucho más fácil, yo veo si es Mark o no.

Supongo que pasé demasiado tiempo mirando su cara en el póster. Se imprimió en mi cerebro como una imagen de referencia. Ahora todo lo que hay que hacer es superponer mentalmente los rasgos de mi amado del póster a la cara del original, y se puede comparar. 

Mark tiene una extensión ligeramente diferente de las cejas en el puente de la nariz, la línea de pómulos es un poco más expresiva, y cuando sonríe, la comisura derecha de sus labios se eleva un poco más alto.

Es posible que haya alguna otra diferencia en los lugares que los hermanos cerraron con sus jeans. No dispongo de esa información.

El tanque está lleno, cuelgo la pistola en su lugar y cierro la tapa del tanque.

— ¡Listo! — digo y tiemblo internamente, imaginando que Mark se subirá al auto ahora y nunca lo volveré a ver. Mi boca se abre sola y pronuncia con el mayor acento de invitación posible: — ¿Café? ¿Té? ¿Sándwiches?

Mark intercambia una mirada con Martin y asiente con la cabeza.

— Café y sándwiches. Escucha, cómo te...

— Kar... Karina...

— Karo. ¿Y no podrías organizarnos una ducha para mí y mi hermano? En lo que traímos empujado a mi belleza a tu gasolinera, sudamos todo el líquido que teníamos dentro y se nos ha quedado pegado todo el polvo que pudimos recoger por el camino.

— Te pagaremos, — añade Martin.

Me quedo pensando, literalmente por un segundo. Detrás del garaje hay una ducha de verano para los trabajadores, pero no vale la pena lavar allí al campeón del mundo y su clon, que heredaron miles de millones.

— La casa tiene una habitación de invitados con ducha, está limpia y cerrada, y tiene acceso privado a la terraza. Incluso pueden descansar si quieren, hay una cama doble. O si quieren, les puedo traer una cama plegable.

— ¿Y si en tu habitación...? — comienza Mark en broma, pero su hermano le interrumpe.

— Claro, la habitación de invitados nos viene bien, Karo. Te estamos muy agradecidos.

— Entonces traeré toallas. Síganme, — me dirijo a la casa, y mi corazón se cae y vuela a un profundo abismo.

Menos mal que la habitación de invitados tiene una entrada independiente, de lo contrario yo misma me habría puesto a hacer barricadas en mi habitación. Sé que, si Mark ve su retrato encima de mi cama, me moriré de vergüenza.

En el baño de invitados, verifico si todo lo necesario está disponible. Les doy las toallas a los chicos y salgo corriendo para que me dé tiempo a hacer los sándwiches.

Enciendo la parrilla, saco una pechuga de pollo asado. Es de ayer, pero para los deliciosos sándwiches sirve. Piñas, salsa, hojas de lechuga. No tampoco he tenido tiempo de desayunar. Y en otra ocasión la boca se me haría agua, pero ahora ni a la fuerza pudiera comer ni un bocado.

Preparo unos enormes sándwiches de tres pisos, los caliento en la parrilla. La máquina de café está lista, me encanta el café caliente, así que yo y la máquina esperamos juntas.

Mientras sirvo la mesa en la terraza, los Gromov aparecen, primero Martin, después Mark. Siguen con los torsos desnudos, salen a la terraza y caen en los sofás.

Esta es nuestra terraza familiar. Mi madre no para de decirle a papá que tenemos que expandirnos. Su sueño es un pequeño hotel de varias habitaciones y un restaurante, en lugar de una cafetería con tres mesas. Yo insisto en un túnel de lavado de autos y papá quiere como mínimo un taller de montaje de neumáticos. Lo ideal sería una estación de servicio de automóviles.




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