Doble secreto para un multimillonario

Capítulo 6

— Asya, si te quedas en la clínica, tendrás que pagar tú misma el tratamiento,—Orján me miró con sus vacíos ojos negros, y me dieron deseos de llorar otra vez. Y yo ya lloré mucho después que Nastia se fue.

— ¿Por qué? ¿No está previsto el seguro de salud en el contrato de trabajo?

— ¿Sabes...?, — Orján se mordió el labio. Toda su expresión decía que estaba luchando desesperadamente contra su propia conciencia y que poco a poco iba ganando, — firmamos un contrato de ejecución diferida. Hay una nota en la parte inferior en letra pequeña. Te empleé con un término de prueba, y en los documentos apareces como un turista en mi barco. Y el seguro no incluye hospitalización, solo primeros auxilios.

— ¿Qué quieres decir? — le pregunté sorprendida. — ¡Yo trabajaba! ¡A tiempo completo! ¿Cómo es posible esto?

— ¿Quieres llevarlo a los tribunales? — Los ojos indiferentes de Orján indicaban que la batalla había terminado y su conciencia estaba derrotada. — Tienes derecho a hacerlo. Yo te ofrezco dinero y un billete de avión. El chofer te llevará al aeropuerto. Si te tomas un antipirético, no pasará nada en dos horas, podrás volar. Tu tía te recibirá. Elige.

Orján habla perfectamente el ruso, aunque con acento. No tenía muchas opciones. No iré a ningún tribunal, él sabía cuál sería mi decisión.

El chofer trajo mi maleta, me dieron el alta en el hospital y me llevaron al aeropuerto. Orján no fue tacaño, financió la compra del antipirético. Le dijo a la policía que yo era una turista y que mi estancia en el país terminaba hoy, así que me dejaron ir.

En el avión, tuve suerte y me tocó un asiento junto a la ventanilla, recosté mi cabeza en el revestimiento del avión y cerré los ojos.

Arturo Tagayev ... Ese nombre no me decía nada de millones. Pero me hablaba de besos apasionados, de esos que hacían temblar mis rodillas incluso en la cabina del avión.

Dijo que quería verme y no ocultó para qué.

"Y quiero algo más. Muchas veces, contigo..."

"¿Y qué esperabas? ¿Una declaración de amor? ¿Que te propusiera matrimonio? A una camarera de una goleta de crucero barata. Eso da risa..."

No esperaba nada. Y no me arrepiento de nada. Lo hice todo bien, y ahora Egor no se reirá de mí. Y él lo sentirá, estoy segura, él mismo lo dijo. Pero ... ¿Resulta que lo hice por contrariar a Egor? Usé a Arturo para vengarme demi ex ... ¡Qué horror!

Así es, todo fue por culpa de Egor. Por él me fuí a trabajar como camarera en esa goleta de mala muerte.

Mis pensamientos giraban frenéticamente, como si me estuviera hundiendo en algún lugar. Era resultado de las tabletas o de los recuerdos. Un cóctel asesino de un amor reciente, resentimiento y medicamentos …

No tenía fuerzas para resistir. En la memoria, surgieron imágenes del pasado reciente, cómo conocí a Egor. No era ni bueno ni malo. Solo lo recordé.

Fue un amor a primera vista. Lo vi en el ring en una competición entre equipos universitarios. Él también me vio. Se acercó, era muy grande y fuerte. Me dijo que se enamoró a primera vista, y yo le creí. Cualquiera lo creería si la miraran así.

Vi su mirada como en vivo. Ardiente, encantadora. Hipnótica. De unos ojos así es imposible esconderse y entonces pensé que miraban directamente al alma. A lo más profundo de ella.

Me quedé paralizada, no podía moverse. Sabía que si daba un paso, mi alma se quedaría allí, encadenada a él.

Me cubrió un sentimiento arrollador. ¡De amor, revoloteaba como una mariposa! Efímera, como luego resultó, bueno, pero eso fue después…

Fue como si me tragara una vorágine, estaba lista a darle lo más valioso: a mí misma. Pero él no tenía prisa. No, él quería tenerme, pero no quería ser el primero. Me enteré por casualidad, lo escuché hablar con un amigo en el vestuario. Él no sabía que yo ya había llegado y lo estaba esperando.

— ¿No la has cogido todavía ni una vez? — la voz del  amigo sonaba burlona. — Pensé que ya la estabas usando. ¡Tener un bombón así y no comerlo, Egor!

— Ella es virgen, Max. Me resulta incómodo.

— ¿Bueno y qué? Descórchala, llorará la primera vez, y luego irá a pedir de boca.

— ¡Oh!, mierda, con estas vírgenes son puros problemas. Yo quiero gozar el sexo, y con esta ¿de qué goce se puede hablar?. Pura hemorroide ... si lo hubiera sabido, no me hubiera metido con ella.

— ¿No quieres que te ayude?

— ¿En serio? No tengo nada en contra. Solo que ella no estará de acuerdo, es demasiado correcta. No me importaría, ¡incluso sostendría una vela para iluminarlos!

Me quedé pegada a la pared y los escuchaba reírse de mí. Confié en el hombre que creía amar y él se reía de mi.

"Incómodo" ... el hombre por el que estaba loca no apreciaba lo que estaba dispuesta a darle. Mi virginidad se convirtió en una "incomodidad" para él. Fue como si esa palabra hubiera roto algo en mí.

Traté de salir discretamente por la puerta trasera e inmediatamente puse a Egor en la lista negra. La conversación con su amigo que escuché, dejó claro que mi cuento de hadas había terminado. Quedarme con él en la misma ciudad y revivir esas palabras una y otra vez era superior a mis fuerzas. Por eso decidí irme.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.