Dóciles

La charla

Erase una cuestión de tiempos, un círculo que se repite y parece no parar, así es la vida pero está no lo sería sin su amiga la muerte porque ni la una ni la otra se cansan de ver cómo constantemente todo vuelve a dónde inicio pero sin ser igual, confusiones a decir verdad. Pero lo más curioso y lo más abrumante a la vez es el trabajo de estas dos pues mientras una regala tiempo otra se encarga de cobrarlo, pero no por ser una banquera sin respeto más bien que los hombres no son capaces de ni respetarse así mismos en ningún ciclo de tiempo y es que decirles a ellas lo contrario es pero tan absurdo porque ellas o ellos ya vieron está repetida lucha del hombre interno, la vida está cansada de dar vida a gente que se dedica a arrebatarla mientras que muerte está tan cansado de reclamar tiempos por gente muy idiota, ambas están condenadas a ver como el hombre se dedica a convertirlas en sus esclavas de trabajo en vez de respetarlas... 

Para ponerlo fácil es como si viajaras en un tren esto te lo permite vida pagas tú boleto y vas aprendiendo todo hasta llegar a tu final del viaje donde la muerte te recibe en tu llegada pero lo que haces en el tren solo tú lo sabes, solo el hombre es capaz de ver y tomar los aprendizajes que le generó pero a pesar que esto suena algo siniestro pero reconfortante no lo es pues según estas dos trabajadoras quien te invita a subir y quién te recibe saben muy bien que esté tren no es así, han habido gente que tira por la borda a pasajeros o sin más avienta todo un vagón sin remordimiento...

Al principio muerte y vida pensaron que era como una canción que estaba rayada en una parte y que por eso parecía no salir la humanidad de ahí, sin embargo, con el tiempo de dieron cuenta que esto era la canción que si jefe les había dado, una canción que era una constante repetición que giraba el disco a su inicio y se repetía la historia del hombre en su naturaleza, entonces a ambos solo les quedaba imaginar preguntas que ni el hombre se lo imaginaba o a decir verdad cierta aguja en un pajar lo hacía 

¿Qué tan cansadas están para ver qué siempre es lo mismo? 

¿Por qué ningún hombre es capaz de detenerse?

¿No se dan cuenta de su sufrir?

Las eternas compañaeras se lo cuestionan ek cada giro, pero ellas no son quien se lo debe cuestionar sino el hombre mismo... 

Por eso esta vez en esta nueva era se preguntan si estos: 

¿Serán capaces ser dócil a tus instintos? 

 




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