Dolunay

CAPITULO 8: Buscando Respuestas

EDA   

 

Las fotos no cesaban y yo continuaba sonriendo como si todo aquello fuera real. Tenía que verse real. Parada delante de estos buitres chismosos, solo se me podían ocurrir miles de encabezados para mañana y hasta me atreví a pensar en los peores también. ¿por cuanto tiempo se podría sostener una mentira como esta?. Los reporteros seguían con sus preguntas, de las cuales no existía tal respuesta. Pero ahí estábamos uno al lado del otro, para mañana por la mañana todo el mundo se enteraría de nosotros. Y no podía dejar de pensar en cada detalle y dar una entrevista no me parecía nada convincente, ¿que se supone que diremos?, en ese momento me di cuenta que todo había pasado demasiado rápido y que ya no había vuelta atrás.

De pronto sentí el frío recorrer por la parte baja de mi espalda, él había retirado su brazo para unos segundos después tomar de mi mano y tirar lentamente de ella para hacerme caminar entre medio de los reporteros, que nos daban el paso a medida que avanzábamos mientras continuaban con su trabajo. Él nunca soltó mi mano, no hasta que subimos al ascensor y las puertas de este se cerraron.

-¡Eso salió bien!- dijo mirándome 

-Si. En especial la parte de dar una entrevista, la cual decidiste solo- contesté observándolo por el espejo del ascensor, mientras frotaba mis manos nerviosamente para luego dejarlas juntas

-Sera algo sencillo, si hablamos no habrá rumores de ninguna clase- 

Quise responderle pero las puertas nuevamente se abrieron y él volvió a tomar de mi mano sin avisar. Caminamos juntos por el corto pasillo donde el murmuró de los que allí trabajan se escuchaba. Cuando nos hicimos visibles todos en aquella sala estaban de pie esperándonos y como en un coro todos exclamaron ¡Buenos días!. 

-Buenos días- les contesto con una posición firme.

-¡Por dios!, ¡Ellos te tienen miedo!- dije afirmando cerca de su oído para que solo él lo escuchara.

-¡Es respeto!- 

-No, ¡es miedo!- volví a afirmar, no podía creer lo que veía. 

-Llámalo como quieras- dijo un poco molesto- Quiero presentarles a Eda Collins mi prometida- continuó

-Buenos días, es un placer conocerlos- dije mirándolos con una sonrisa. Ellos contestaron de la misma forma que lo habían hecho antes, algo que me pareció un poco gracioso pero tuve que ocultarlo tapando mi boca con mi mano mientras bajaba un poco la cabeza.

-Darla, la señorita Collins comenzara a trabajar aquí con nosotros- hablo enseguida con autoridad a una chica que estaba cerca de nosotros.

-Le conseguiré una oficina de inmediato señor Russel- dijo ella, quién llevaba un perfecto traje de oficina, su pelo era crespo y aunque demostraba seguridad, sus manos temblaban mientras anotaba en su tableta. 

-Bien, avísame cuando lo hayas hecho- contestó y volvió a tirar de mi mano obligándome a seguirlo. Lo que hizo que me molestara un poco ¿que se creía?, que era una niña que necesitaba ser guiada.

Trate de seguir sonriendo mientras caminábamos hasta el final de la sala, donde supuse que estaba su oficina. Cuando llegamos él abrió la puerta y soltó una vez mas mi mano para que yo pudiera entrar. Mientras lo hacía recorrí con la mirada todo el lugar, era bastante amplió, tenía ventanales grandes en ambos lados. Unos daban hacia el interior de la sala donde se podía observar a todos los empleados y los otros mostraban la ciudad rodeada de altos edificios. Su escritorio, sillones y demás muebles eran de color negro con un diseño bastante moderno. 

-Siéntate- lo oí decir mientras cerraba la puerta.

-Estoy bien, gracias- dije dejando mi bolso en la silla cerca de su escritorio. 

-Le comunicare a mi asistente que organice la entrevista para estos días- dijo caminando hasta su silla. 

-Bien. ¿por cuanto tiempo me necesitas aquí?, tengo que ir a casa para contarles a mis padres antes que salga la noticia- pregunté mientras me acercaba a los ventanales.

-Podrás hablar con ellos a la noche, después que cenemos y te lleve a tu casa- 

-¿Que?- me giré para verlo- No puedo llegar tarde, ellos casi nunca están en casa de noche y no pasaré todo el día contigo- dije impaciente 

-Bien, te llevare antes del atardecer- dijo desabrochando su saco para sentarse en su silla. 

-¡Bien!- contesté con ironía- ¿que se supone que tengo que hacer ahora?-

-¿No tiene otra empresa que administrar? Hazlo desde aquí- 

-Necesitó mínimo mi tableta, la cual no traje- 

-Entonces lee un libro- dijo mientras señalaba la biblioteca que estaba en una esquina.Puse los ojos en blanco con fastidio y me di la vuelta sin decir más nada.

 

 

Habían pasado solo dos horas y en la habitación solo se oían sus dedos contra el teclado. No me había dirigido la palabra ni siquiera una vez, estuve sentada todo el tiempo en su sofá y él hizo como si no existiera. Estaba realmente cansada querría que las horas pasaran rápido pero ni siquiera era medio día, asique dejé el libro en la mesa pequeña que estaba en frente mío mientras me levantaba. 

-Tomare un café- dije parándome delante de su escritorio- ¿Quieres uno?- 

-No- dijo sin mirarme mientras seguía ordenando papeles y mirando su computadora.

Me di la vuelta y salí de la oficina, si seguía más tiempo ahí dentro enloquecería. Camine observando a las personas entrar y salir de sus oficinas las cuales todas eran vidriadas también.

-Señorita Collins ¿puedo ayudarla en algo?- me pare en seco cuando la asistente de Ian me hablo.

-No, digo si. Querría un café- dije un poco confundida. 

-claro, se lo llevaré- contesto mientras señalaba la oficina. 

-Quisiera tomarlo en otro lugar, que no fuera allí- dije señalando detrás de mi espalda.

-Bien, sígame- dijo terminando nuestra pequeña conversación y ambas caminamos hasta el ascensor el cual se encontraba ya abierto en nuestro piso.



#27007 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, dolor

Editado: 08.08.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.